Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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Arqueólogos chinos han desenterrado en las ruinas de Sanxingdui (provincia de Sichuan, en China central) más de 500 objetos fabricados con materiales preciosos en diversas fosas votivas que fueron descubiertas entre los años 2019 y 2020. Entre las piezas recuperadas, algunas de las cuales tienen hasta 3.000 años de antigüedad, se encuentran ornamentos y fragmentos de máscaras de oro y de bronce, láminas de oro y utensilios de jade, marfil y hueso.
Se trata de piezas relacionadas con la antigua cultura Shu, una civilización que se desarrolló de forma independiente desde aproximadamente el año 2.000 a.C. hasta el 316 a.C., cuando fue conquistada por el estado Qin. Tang Fei, jefe del equipo de excavación, afirma que “los descubrimientos han demostrado el carácter distintivo de la cultura Shu y la diversidad de la civilización china”. Varios de ellos presentan señales de haber sido quemados: según los investigadores, se arrojaban a estas fosas como ofrendas a la tierra, al cielo y a los antepasados.
En las ruinas de Sanzingdui se han encontrado miles de piezas que se remontan hasta el siglo XII a.C. y demuestran la sofisticación de la cultura Shu.
Cuna de una civilización
Las ruinas de Sanxingdui, que fueron descubiertas en 1929 y se empezaron a excavar en 1986, han sido consideradas como uno de los grandes hallazgos arqueológicos del siglo XX y se encuentran en la lista de candidaturas al Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO como “un testimonio excepcional de las civilizaciones de la Edad del Bronce en China”.

Máscaras Sanxingdui
Algunas de las máscaras recuperadas en las excavaciones y expuestas en el museo.
Foto: CC (Momo)
A medida que las excavaciones cubrían un área mayor se han recuperado miles de objetos pertenecientes a la cultura Shu, casi desconocida hasta entonces. Las piezas más antiguas se remontan hasta el siglo XII a.C. y muchas de ellas se exhiben en un museo ubicado en el sitio arqueológico. La calidad de las piezas y su manufactura, que combina diversos materiales -como es el caso de las máscaras de bronce cubiertas con láminas de oro- demuestra que se trataba de una civilización avanzada, refinada y no inferior a la del Río Amarillo, que ha sido considerada tradicionalmente la cuna de la cultura china.
Los hallazgos resultan vitales para la comprensión de esta civilización, de la cual se tienen muy pocas referencias escritas antes de su conquista por parte de Qin. El interés que despierta se debe a dos motivos principales: uno es que se trataba de una cultura que se desarrolló independientemente de la del Río Amarillo, con la que tuvo contacto limitado debido al aislamiento geográfico; otro es que pudo haber sido la que desarrolló la fabricación de la seda, puesto que en las excavaciones se han encontrado restos de tejidos de este material.