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Una fortaleza del siglo III a.C levantada en la cima de la colina Wilzenberg, en el suroeste de Alemania, ha sido el lugar exacto donde se ha encontrado este curioso tesoro arqueológico. Ya en 1950 se encontraron los primeros objetos en este yacimiento (dos puntas de lanza rodeadas por un par de espadas dobladas), que ha sido explorado en los últimos años por el historiador local Matthias Dickhaus. Equipado con un detector de metal y un GPS, este investigador ha recorrido la zona de 2018 a 2020, desenterrando nada menos que 100 objetos de metal en el transcurso de sus prospecciones.

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La armas fueron capturadas al enemigo tras una batalla y estropeadas ritualmente
Foto: LWL-Archäologie für Westfalen/Hermann Menne
BOTÍN DE GUERRA
Los artefactos desenterrados incluyen espadas dobladas, 40 puntas de lanza deformadas, umbos (el refuerzo central) de escudo partidos, hebillas de cinturón (para sujetar la espada), e incluso bridas y arneses de caballo, entre ellos uno perteneciente a un carro de guerra. Los investigadores de la Asociación Regional se han encargado de estudiar el armamento, y sus conclusiones son que perteneció a una guarnición celta que dominaba el terreno circundante desde la colina. El hecho de que la mayoría de armas hayan sido inutilizadas les ha llevado a afirmar que el equipo militar fue saqueado a los muertos en alguna batalla ocurrida cerca, tras lo que se transportó al fuerte para su destrucción simbólica.

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Sorprende el excelente estado de conservación de artefactos como esta brida.
Foto: LWL-Archäologie für Westfalen/Hermann Menne
Además las armas aparecieron repartidas por toda la fortificación, por lo que se ha aventurado que estarían expuestas en los muros a modo de trofeo. De este modo cumplirían con una función política y psicológica además de religiosa, ya que mostrarían a todo aquel que se acercara el poder del clan y las funestas consecuencias de desafiarlo.
DEFENSA ESPIRITUAL
En muchos yacimientos de la cultura celta son habituales las armas dobladas, ya sea en contextos funerarios o en pueblos fortificados como Bourguignon-lès-Morey. Esto se debe, según algunos autores, a una forma de protección mágica: ya fueran enemigos o miembros de la comunidad, se desproveía a los cadáveres de las herramientas con las que habían causado daño, paraque de este modo no pudieran herir a los vivos tras su muerte.

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Estas fueron las primeras armas encontradas en el lugar
Foto: LWL-Archäologie für Westfalen/Hermann Menne

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En el yacimiento se han hallado hebillas de cinturón como estas.
Foto: LWL-Archäologie für Westfalen/Hermann Menne
Otras interpretaciones propuestas son su destrucción como sacrificio a los dioses o para matar el alma del arma y así impedir que esta se pudiera volver contra los asesinos de su antiguo dueño o su familia y descendientes. Curiosamente, también se dañaban otros objetos como vasijas, cuchillos sacrificiales o utensilios de todo tipo, por lo que podría ser parte de un ritual funerario para despedir a los difuntos destruyendo simbólicamente sus pertenencias. Pese a todas estas teorías, el significado concreto de la ceremonia sigue sin estar claro.
Este descubrimiento constituye un paso importante para el conocimiento de la cultura y la religión de los antiguos celtas, y permitirá conocer mejor a nivel regional las dinámicas históricas de una zona muy conflictiva, a caballo entre Germania y la Galia.