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Bajo las aguas de la ría de Ribadeo, a unos cuatro metros de profundidad, se localizaron en 2011 los restos de un barco hundido del siglo XVI. El pecio fue identificado como el San Giacomo di Galizia, un galeón de 1.200 toneladas y 34 metros de eslora, construido en Nápoles en 1590 y que naufragó aquí en 1597. Desde su localización, el navío ha permanecido intacto a la espera de ser excavado.
Y ese momento ha llegado por fin. Hasta el próximo 21 de julio, un equipo internacional de arqueólogos, dirigido por Miguel San Claudio, excavará este importante pecio, que no ha sufrido ningún tipo de expolio durante estos años. La intervención en el navío pretende ser limitada, ya que solamente se excavará la zona central del barco, por la parte de estribor. Los arqueólogos realizarán una trinchera para llegar hasta la quilla y de este modo podrán estudiar y comprender mejor cómo se construían los galeones, que es el objetivo primordial de esta campaña. El trabajo arqueológico tampoco será fácil, puesto que las fuertes corrientes de la ría sólo permiten trabajar unas tres horas diarias, y sólo durante las horas de pleamar y bajamar por motivos de seguridad.
La intervención en el navío será limitada. Se hará una trinchera para llegar a la quilla y estudiar cómo se construían los galeones
Los arqueólogos han podido comprobar que la cubierta del galeón estaba perfectamente calafateada para asegurar la flotabilidad de la nave incluso en caso de recibir un impacto en la línea de flotación. El casco tenía un espesor de doce centímetros y la madera con la que estaba construido era casi toda de roble, excepto algún elemento de pino, lo que le confería una gran resistencia.
Las zonas de popa y de proa del galeón deberán esperar a campañas futuras para ser estudiadas. Como toda la estructura del barco se encuentra protegida bajo el sedimento de la ría y no ha sufrido pillaje alguno, los arqueólogos esperan en el futuro hacer grandes descubrimientos de materiales, sobre todo de objetos pertenecientes a la tripulación, cerámicas, tinajas y elementos de transporte, etcétera.
El barco que escapó de la batalla
El San Giacomo di Galizia se construyó en los astilleros de Castellammare di Stabia –el estudio de la madera, de roble procedente de la zona del Vesubio, confirma su origen– por encargo del armador de Ragusa (actual Dubrovnik, en Croacia) Pedro de Ivella. La República de Ragusa era aliada del Imperio español y como tal contribuía con hombres y barcos a la flota del monarca hispano. El San Giacomo pasó las inspecciones militares de rigor en Cádiz y se convirtió en la nave almiranta del escuadrón ragusano de Felipe II en la invasión de Inglaterra. Tras el desastre en el Canal, el San Giacomo se enfrentó a varios navíos enemigos antes de conseguir alcanzar las costas de la península ibérica, cerca de Ribadeo. Seguramente la fuerte corriente de la ría arrastró a la nave y la exhausta tripulación no pudo hacer nada para evitar el fatal desenlace. Sí pudieron rescatarse la artillería y 91.000 ducados, pero el galeón se hundió irremisiblemente, según su capitán Jacobe Joan de Polo, en una carta dirigida al propio Felipe II, "por el mal gobierno de sus mandaderos".