El monumento más famoso de la Ciudad eterna

El Coliseo de Roma y sus curiosas reutilizaciones

A partir de la Edad Media el Coliseo de Roma ya no albergó luchas de gladiadores, cacerías o naumaquias, pero no cayó en absoluto en el desuso. Los romanos encontraron diversas maneras de reutilizar este espacio, desde convertirlo en cementerio hasta albergar un barrio comercial.

El Coliseo visto desde el Palatino en una pintura de Jean Achille Benouville, 1870

El Coliseo visto desde el Palatino en una pintura de Jean Achille Benouville, 1870

Foto: Museo de Orsay

El Coliseo de Roma es seguramente el monumento más emblemático no solo de la Ciudad Eterna, sino también de todo el Imperio Romano, y es famoso sobre todo por los cruentos espectáculos que allí se realizaban: luchas de gladiadores, naumaquias (batallas de barcos), cacerías de animales exóticos, ejecuciones públicas… Sin embargo, la realidad es que tales espectáculos apenas representan cuatro siglos de historia del Coliseo y que, después de ellos, tuvo multitud de usos a cada cual más insospechado.

A principios del siglo V se prohibieron la mayoría de los ludi, es decir, los espectáculos de entretenimiento romanos, inaceptables por la fe cristiana; a excepción de las cacerías que aún sobrevivirían algunas décadas más, hasta principios del siglo VI. Después el Coliseo perdió su propósito original, pero los romanos, lejos de desaprovechar el lugar, lo reutilizaron de muchas maneras.

El Coliseo en un mapa de época medieval

El Coliseo en un mapa de época medieval

Foto: CC

De espacio público a castillo privado

El Coliseo se convirtió, en primer lugar, en una especie de plaza amurallada, un espacio más de la ciudad. El suelo en Roma no abundaba ya que seguía siendo una ciudad entre murallas y su crecimiento estaba limitado. En la arena donde antes combatían los gladiadores y las fieras, los mercaderes se instalaban ahora para vender sus productos; y en las graderías se construían tiendas talleres, almacenes, tabernas, viviendas e incluso establos. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz numerosos restos que atestiguan las variadas actividades que se llevaban a cabo.

El Coliseo era entonces propiedad del vecino monasterio de Santa Maria Nuova, que alquilaba el espacio. De hecho, se llegó a construir una iglesia (hoy desaparecida) y la arena servía como cementerio, algo de especial relevancia teniendo en cuenta que el anfiteatro había sido la tumba de prisioneros cristianos que la Iglesia convirtió en mártires. El Coliseo vivió esta segunda vida hasta el siglo IX, cuando dos terremotos sacudieron Roma y provocaron el derrumbe de algunas partes de la estructura.

El Coliseo en una incisión de Giambattista Piranesi, 1730

El Coliseo en una incisión de Giambattista Piranesi, 1730

El Coliseo en una incisión de Giambattista Piranesi, 1730

Foto: CC
En el siglo XIII, la noble familia romana de los Frangipani compró el Coliseo a la Iglesia. El edificio ya no era tan lucrativo y al Vaticano le convenía tener ingresos rápidos. Los Frangipani convirtieron el anfiteatro en su castillo privado, pero el lugar no les debió de convencer, puesto que en el siglo sucesivo lo vendieron de nuevo al Papado. En una parte del edificio se asentó una orden religiosa que lo habitó hasta principios del siglo XIX.

De cantera a lugar santo

La intención del Vaticano era utilizar el Coliseo como cantera, reaprovechando los materiales de construcción. Algunos eran muy valiosos, como el mármol, el travertino o el bronce. Esta operación fue facilitada por un terremoto que sacudió la ciudad en 1349, provocando el derrumbe del anillo superior del anfiteatro y dejando un montón de escombros esparcidos por los alrededores. La Roma del Renacimiento fue construida en parte con materiales del Coliseo, incluyendo la nueva Basílica de San Pedro.

El Coliseo en una postal de 1862.

El Coliseo en una postal de 1862.

El Coliseo en una postal de 1862.

Foto: CC
El Coliseo se había convertido en una cantera, pero también en un vertedero de materiales desechados y en lugar de refugio para gente de dudosa reputación. Con el paso del tiempo, la Iglesia empezó a pensar que aquel lugar donde habían muerto tantos mártires cristianos merecía un destino mejor, lo declaró lugar sagrado y decret�� la prohibición de sacar más materiales a partir de 1744. Al mismo tiempo, expulsó a los mendigos y a algunas sectas que supuestamente adoraban al demonio, por lo que el papa Benedicto XIV lo hizo exorcizar y lo consagró “a la pasión de Cristo y de todos los Santos”.

En el siglo XIX, se pusieron en marcha diversas campañas para “limpiar” el Coliseo, restaurarlo en la medida de lo posible y repararlo para prevenir los daños que periódicamente causaban los terremotos. Con la captura de Roma y su anexión al joven Reino de Italia en 1870, la propiedad del Coliseo pasó al Estado italiano. En aquel momento el Coliseo ya había sido “limpiado” de los elementos añadidos después de la época romana, pero su estado era ruinoso.

El Coliseo y la fuente Meta Sudans en una foto de la década de 1890.

El Coliseo y la fuente Meta Sudans en una foto de la década de 1890.

El Coliseo y la fuente Meta Sudans en una foto de la década de 1890.

Foto: Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos

El monumento más visitado

Durante la época fascista se llevó a cabo una reurbanización de la zona del Coliseo y el Foro, lo cual comportó la destrucción de uno de los pocos vestigios originales que restaban: la Meta Sudans, una fuente que databa de la época de la inauguración del Coliseo. También se excavaron las estructuras subterráneas de la estructura, que eran un vertedero de materiales y un nido de malhechores.

Después de la reconstrucción que siguió a la Segunda Guerra Mundial, el Coliseo se convirtió en un importante activo para la economía italiana, atrayendo a turistas de todo el mundo. En 1990 fue incluido en la Lista del Patrimonio de la Humanidad y en 2007 entró en una todavía más exclusiva, la de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, consolidando su atractivo como el monumento más importante del mundo romano y, a día de hoy, el más visitado de Italia: nada mal para un edificio que estuvo a punto de caer en la ruina más absoluta.

Para saber más

Coliseo

El Coloso del Sol que dio nombre al Coliseo de Roma

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