Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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Un equipo multidisciplinar de la Universidad de Copenhague, formado por egiptólogos y científicos, ha hecho un sorprendente descubrimiento sobre la tinta que usaban los escribas del antiguo Egipto: esta contenía compuestos de plomo que eran añadidos a la mezcla por sus propiedades secantes, lo que permitía fijar la escritura al papiro y evitar que se deteriorara.
La tinta que usaban los escribas del antiguo Egipto contenía compuestos de plomo que eran añadidos a la mezcla por sus propiedades secantes.
El hallazgo ha sido posible gracias al uso de tecnologías de análisis químico microscópico, que han permitido conocer con gran exactitud la composición de la tinta en una colección de papiros de época romana. Estos son del siglo I o II d.C. y proceden de la biblioteca del templo de Tebtunis, donde ya se habían realizado investigaciones anteriores sobre pigmentos en unos retratos del Egipto romano.
La receta de la tinta egipcia
En la tinta de los papiros los investigadores han podido identificar una mezcla de compuestos de plomo que según la química Sine Larsen, coautora del estudio, no son “ninguno de los que se usaban típicamente para dar color a la tinta, lo que sugiere que estos en particular eran usados por los escribas para secar la tinta en vez de como pigmento”. También han descubierto que el plomo se difundía alrededor de la tinta y penetraba en el papiro, creando un efecto anillo que delineaba el contorno de la escritura.
El egiptólogo Thomas Christiansen, otro de los autores del estudio, señala que “el hecho de que el plomo no fuese añadido como pigmento sino como secador sugiere que la tinta tenía una receta bastante compleja y no podía ser hecha por cualquiera”. Esto a su vez apunta a la existencia de talleres especializados en la producción de la tinta y los pigmentos, como los que existían en el Renacimiento para abastecer a los pintores. Precisamente se sabe que en aquella época los artistas utilizaban también compuestos de plomo para secar rápidamente la pintura al óleo; pero este descubrimiento desvela que dicha técnica se conocía ya en la Antigüedad.
La tinta egipcia tenía una receta bastante compleja y no podía ser hecha por cualquiera, lo que sugiere la existencia de talleres especializados.
El estudio apunta que la tinta egipcia estaba compuesta por diversos ingredientes orgánicos e inorgánicos. Generalmente se escribía en color negro, el cual se conseguía principalmente a base de hollín; mientras que para destacar encabezados y fragmentos importantes se añadía ocre, un pigmento natural que contiene hierro y le daba una característica tonalidad rojiza. Estos pigmentos se mezclaban con un fluido -generalmente vinagre, aceite o grasa- y con un coagulante como la goma arábiga. La mezcla se secaba y prensaba en forma de bola para poderla transportar cómodamente, y posteriormente se mezclaba con agua cuando se debía usar la tinta.