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Desde sus orígenes, el hombre ha proyectado sus temores y sus anhelos en criaturas mitológicas y seres mágicos que han inspirado los más diversos relatos y leyendas. De todas estas criaturas legendarias, sin duda la que más fascinación ha ejercido sobre los artistas de todas las épocas ha sido el dragón. Este ser aterrador de mirada penetrante, cuerpo escamado y que escupe fuego por la boca, ha acompañado a la humanidad los últimos 6.000 años desde el rincón más recóndito de China hasta los grandes estudios de Hollywood. Ha sido tallado en figurillas de jade o en catedrales medievales, pintado en lienzos al óleo o sobre porcelana fina y, en el último siglo, ha invadido las pantallas de cine y de televisión gracias a las películas y series de éxito mundial.
Ninguna criatura como el dragón ha representado tan bien la maldad y la ruina en el imaginario de hombres y mujeres, pero no siempre ha sido así, y dependiendo de la región y la época, esta mirada puede ser muy diferente y está llena de matices.