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El río Tollense serpentea por el valle del Tollense, cerca de Altentreptow, a unos 160 kilómetros por carretera al norte de Berlín. El río ha seguido el mismo curso durante milenios y la zona nunca ha sido urbanizada. Parece como si nunca hubiera pasado nada, pero la historia demuestra que hasta los sitios más idílicos están expuestos a la barbarie.
Los primeros restos aparecieron a finales de la década de los noventa. "Varios huesos humanos en la margen del río, entre ellos uno de la parte superior del brazo con una punta de flecha incrustada, y un garrote de madera alertaron a los arqueólogos", explica Thomas Terberger, codirector de las excavaciones, a National Geographic. El fango del río conservó los restos durante siglos... como si la verdad tuviera que ser revelada.
El fango del río conservó los restos durante siglos... como si la verdad tuviera que ser revelada
Desde 2009 se desarrollan excavaciones arqueológicas en la ribera del Tollense. La situación es la siguiente: "En un tramo de río de unos dos kilómetros y medio hemos descubierto los restos de unos 130 individuos y unos cinco caballos". Terberger calcula que sólo han excavado una cuarta parte del total de individuos, por lo que habría muchos más entre el fango. Entre las armas hay puntas de flecha, tanto de pedernal como de bronce, lanzas de bronce, hachas, garrotes y una espada. Una vara parece un bate de béisbol y la otra un taco para jugar al polo.
Los restos han sido fechados por radiocarbono alrededor del año 1300 a.C., en la Edad del Bronce. Tutankamón vivió unos años antes en Egipto y Ramsés II nació por esas fechas. La civilización micénica vivió una época de prosperidad. Y al norte de Alemania dos clanes de guerreros lucharon hasta la muerte a orillas de un río.
Los arqueólogos saben que no fue una simple escaramuza entre dos facciones, sino "una batalla a gran escala con cientos o incluso miles de guerreros implicados", afirma Terberger. "Si eran o no luchadores profesionales es objeto de debate. Eran todos hombres jóvenes, no hay ni una sola mujer, con múltiples lesiones cicatrizadas y que utilizaban armas sofisticadas. Todo esto me hace pensar que sí que eran guerreros profesionales", asevera. "Es difícil probar que este conflicto tuvo lugar en uno o dos días, pero por la similitud de estratos arqueológicos en diferentes localizaciones del río podemos deducir que sí que fue un evento único y que no ocurrió a lo largo de varios días", concluye.