Un enano deforme y grotesco, dotado de una poblada barba y larga melena, saca la lengua de forma burlona al espectador. Puede estar desnudo o llevar una piel de león con la que se cubre como si fuera una capa. También puede adornarse con un cinturón formado por serpientes e ir tocado con una corona de altas plumas. Para completar su look, en sus manos sujeta instrumentos musicales, o a veces un cuchillo con el símbolo "sa", que representa protección. Se trata de Bes, un genio protector y simpático cuyo culto se desarrolló sobre todo a partir del Reino Nuevo (1539-1077 a.C.).
Bes, el único dios egipcio que se representa de cara, nunca de perfil, como el resto de divinidades, suscitó una gran devoción y es una de las muchas deidades menores con las que cuenta el abigarrado panteón egipcio. Su función principal, además de ser un dios tutelar del matrimonio, consistía en proteger a las mujeres embarazadas, sobre todo en el crítico momento de dar a luz, así como a las madres y a la infancia en general.
Adorado en hogares y tumbas
La figura de Bes (que tiene una contraparte femenina, Beset), muchas veces acompañada de la diosa hipopótamo Tueris, estaba presente en casi todos los hogares egipcios. A menudo las imágenes de ambos se pintaban en las paredes de las habitaciones donde se dormía o donde las mujeres daban a luz. También se tallaban en las camas (sobre todo en los cabeceros) para proteger a quienes allí descansaban en el momento en que eran más vulnerables (durante el sueño) al ataque de demonios y espíritus malignos.
Y es que, de hecho, Tueris era también una diosa con una presencia imponente e intimidatoria. Tenía cabeza y tronco de hipopótamo, grandes pechos caídos, un abultado vientre de embarazada y sus manos y pies terminaban en garras de león. En la cabeza portaba una peluca femenina dividida en tres partes, que se extendía a lo largo de su espalda formando una cola de cocodrilo.

Figurilla que representa a la diosa hipopótamo Tueris. Período ptolemaico. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.
Figurilla que representa a la diosa hipopótamo Tueris. Período ptolemaico. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.
PD
Bes y Tueris iban, como hemos visto, emparejados a menudo y sus imágenes se hallaban también presentes en los templos (principalmente en los mammisi, el lugar donde tenía lugar el nacimiento sagrado de la divinidad). Además, figuritas con el aspecto de Bes (y también de Tueris) eran ampliamente usadas como amuleto protector contra el mal de ojo por los antiguos egipcios.

Amuleto de Fayenza con la figura del dios Bes. Tercer Período Intermedio. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.
Amuleto de Fayenza con la figura del dios Bes. Tercer Período Intermedio. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.
PD
Asimismo, la figura del dios Bes ofrecía paz a los muertos que descansaban en su sepultura, y muchos eran enterrados con reposacabezas decorados con su imagen. También con carácter protector, músicas, bailarinas y cantantes se tatuaban la imagen de Bes en los muslos.
Músicas, bailarinas y cantantes se tatuaban la imagen de Bes en los muslos con carácter protector.
Finalmente, otra de las tareas principales de Bes era librar a los hogares de la presencia de serpientes venenosas. En este contexto se desarrollaron durante la Baja Época (722-332 a.C.) las llamadas "estelas o cipos de Horus" (como la famosa Estela Metternich), cuya función era mágico-sanadora puesto que estaban destinadas a proteger a las personas contra los poderes diabólicos de animales tan dañinos como cocodrilos, escorpiones y serpientes. Estas estelas estaban presididas por la imagen de Horus niño montado sobre un cocodrilo. Y muchas de ellas mostraban sobre la cabeza de Horus una imagen del dios Bes.
protector de reyes y dioses
Pero Bes no fue solo adorado por las clases populares, también los faraones, sus familias y los nobles solicitaron su protección. De hecho, Bes fue el protector de la casa real reinante y portaba los títulos de Señor de Punt y Señor de Nubia, posiblemente en referencia a dos de los lugares de donde podía ser originario.
Bes actuaba también como protector del dios solar Re. En esta faceta, el genio enano adquiere un carácter guerrero que lo relaciona con la hija de Re, la fiera diosa leona Sekhmet, de cuyo séquito formará parte. Según el mito, a petición del dios Re, Bes, tocando su arpa y su tambor, fue el encargado de hacer regresar a Sekhmet después de que esta estuviera a punto, en un arrebato de ira incontrolable, de acabar con la humanidad.
Bes actuaba también como protector del dios solar Re. En esta faceta adquiere un carácter guerrero que lo relaciona la diosa leona Sekhmet, hija de Re.

Figura de bronce que muestra a un hombre en actitud de adoración ante el dios Bes. Período Tardío. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.
Figura de bronce que muestra a un hombre en actitud de adoración ante el dios Bes. Período Tardío. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.
PD
Durante la Baja Época se produjo un gran auge del culto a Bes. Uno de sus aspectos entonces fue el de protector de Horus niño, y por ello se lo representó en las "Estelas de Horus", como hemos visto.
En ese período, la figura de Bes fue ganando cada vez más atributos, y algunas veces su representación era sumamente compleja: se lo mostraba alado, con coronas sofisticadas, acompañado de serpientes y cocodrilos, e incluso en forma animal (aunque es poco frecuente) como un mono o un león. Finalmente, Bes fue asociado al erotismo, y se vinculó a este singular genio enano al amor sexual y a los placeres carnales.