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La Universidad de Medicina de Viena ha recibido una fascinante donación del empresario estadounidense Paul Kaufmann: unos fragmentos óseos que presuntamente pertenecieron al cráneo del admirado compositor de música clásica Ludwig Van Beethoven.
Ha sido la propia universidad receptora quien, a través de un comunicado oficial en su página web, informaba del evento que había tenido lugar en el museo de medicina Josephinum de la capital austríaca, donde la colección se conservará para su posterior análisis.

Web Seligmann Fragmente
La Universidad de Medicina de Viena anunció el recibimiento de los fragmentos.
Medizinische Universität Wien / Youtube
Se calcula que las piezas, conocidas como los fragmentos de Seligmann, llevaban más de 100 años fuera de su país de origen tras haber sido adquiridas por el antropólogo Franz Romeo Seligmann durante la exhumación de los restos de Beethoven en 1863.
El objetivo de la recuperación parcial de su cuerpo era científico: estudiar las enfermedades que el famoso genio de la música había sufrido desde su juventud y que lo llevaron a una muerte prematura a los 56 años.
EL Testamento de Heiligenstadt
Era conocido que Beethoven deseaba que, tras su fallecimiento, se hiciera pública su condición para que así el público simpatizara con él y con su obra después de años de agonía, pues así lo indicó en una carta dirigida a sus hermanos.
"¡Resignación! ¡Qué triste palabra! Y, sin embargo, es el único refugio que queda."
Esta es una de las citas célebres de Beethoven, pronunciadas cuando su progresiva pérdida auditiva llegó a un nivel tan severo que ya no podía oír ni sus propias composiciones. La frustración que le producía su enfermedad afectó gravemente a su bienestar mental y social.
En su último testamento, escrito en 1803 y conocido como el Testamento de Heiligenstadt por la localidad donde pasó sus últimos años de vida, expresaba su anhelo de no ser olvidado tras su muerte.
Aun así, es posible que estas indicaciones se usaran como justificación para realizar autopsias y seguir investigando sobre su complicado historial médico, tal y como indica la Universidad de Medicina de Viena en un comunicado sobre el origen y la historia de dichos fragmentos craneales.
Desde su muerte en 1827, sus restos y los documentos médicos asociados a sus enfermedades han sido objeto de fascinación desde un punto de vista científico e histórico. Por este motivo, el actual tenedor de los fragmentos óseos clasificados como parte del cráneo de Beethoven ha considerado que estos debían regresar a su origen, la ciudad donde el compositor falleció.
la REaparición de los fragmentos
La historia de cómo terminaron los fragmentos de Seligmann en Estados Unidos en manos de Kaufmann es la crónica de una larga sucesión de herencias familiares. Así se explica que hayan pasado tantos años desde que los restos formaron parte de la reconocida colección de cráneos del doctor Romeo Seligmann hasta que fueron devueltos a la ciudad de Viena por Kaufmann.

Fragmentos cráneo Beethoven 2
La cajita metálica contenía 8 fragmentos pequeños y 2 de mayor tamaño.
Medizinische Universität Wien / Youtube
Después de la exhumación de los restos de Beethoven en 1863, los fragmentos pasaron a ser parte de la colección de cráneos de Seligmann, cuyos bienes fueron heredados por su hijo Adalbert tras su muerte en 1892. Más tarde, en 1945, su sobrino Tom Desmines obtiene la pequeña caja metálica que contiene los fragmentos cuando este fallece, y la traslada a Francia junto con otras de sus posesiones.
La cajita metálica, marcada con el nombre "Beethoven", contenía 8 fragmentos pequeños y 2 de mayor tamaño envueltos en papel, correspondientes a la región frontal y occipital del cráneo.

Fragmentos cráneo Beethoven 3
La caja estaba marcada con el nombre "Beethoven".
Medizinische Universität Wien / Youtube
Finalmente, el testamento de Tom en 1993 revela que su herencia pertenece a Paul Kaufmann, el hijo de su hermana. Romeo Seligmann era, por tanto el tío bisabuelo de Kaufmann.
Su donación a la Universidad Medica de Viena, en sus propias palabras, está motivada por el respeto a la historia y a ciudad de procedencia de su familia. Ahora Christian Reiter y Markus Müller, expertos de la institución, serán los encargados de decidir su futuro.