Ritos funerarios romanos

Descubren unos "clavos mágicos" en un enterramiento romano "atípico" en Turquía

Un equipo de arqueólogos belgas ha realizado un sorprendente descubrimiento en la antigua ciudad de Sagalassos, en la actual Turquía. Las excavaciones han sacado a la luz una tumba que contenía los restos de un hombre incinerado que fue enterrado junto a un conjunto de clavos que, en opinión de los investigadores, podrían haberse utilizado para una especie de ritual mágico destinado a evitar que el difunto "regresase" y dañara a los vivos.

Algunos de los clavos encontrados en la tumba romana del siglo II d.C. que ha sido excavada en la ciudad de Sagalassos, en la actual Turquía.

Algunos de los clavos encontrados en la tumba romana del siglo II d.C. que ha sido excavada en la ciudad de Sagalassos, en la actual Turquía.

Algunos de los clavos encontrados en la tumba romana del siglo II d.C. que ha sido excavada en la ciudad de Sagalassos, en la actual Turquía.

Proyecto de Investigación Arqueológica de Sagalassos

La antigua ciudad de Sagalassos, situada al suroeste de Turquía, en la antigua región de Pisidia, en Asia Menor, ha sido el escenario del descubrimiento de una sorprendente práctica funeraria romana: una sepultura repleta de clavos que estaban doblados de manera intencionada y que fue cuidadosamente sellada bajo un muro de ladrillos cubiertos con una capa de cal. El equipo arqueológico de la Universidad Católica de Lovaina (Belgica), que ha llevado a cabo el hallazgo, ha calificado el enterramiento como algo "atípico".

Tras un minucioso estudio, han publicado los resultados de su investigación en la revista científica Antiquity. En su artículo, los arqueólogos belgas afirman que, por sus características, este podría tratarse de un tipo de enterramiento "mágico", destinado a evitar que los vivos establecieran contacto con los "muertos inquietos" o, dicho de otra manera, con los "resucitados". 

Ubicación de la ciudad de Sagalassos, en la actual Turquía.

Ubicación de la ciudad de Sagalassos, en la actual Turquía.

Ubicación de la ciudad de Sagalassos, en la actual Turquía.

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¿protegerse de los muertos?

Desaparecida en el siglo VII d.C. a consecuencia de un violento terremoto, Sagalassos quedó totalmente sepultada bajo pesadas capas de materiales que, junto con la vegetación que creció en las laderas de las montañas, dejaron a la ciudad sellada e intacta para la posteridad. Sagalassos fue conquistada por Alejandro Magno en 333 a.C., y tras la muerte del conquistador macedonio formó parte de los territorios dominados por sus sucesores, experimentando una rápida helenización. En época romana, se convirtió en la capital de Pisidia, y durante los siglos I y II d.C. vivió un gran auge. Y fue precisamente durante la ocupación romana, entre los años 100 y el 150 d.C., cuando un hombre del que desconocemos la identidad fue enterrado e incinerado de esta manera tan poco habitual, y bastante sorprendente. 

Desaparecida en el siglo VII a consecuencia de un terremoto, Sagalassos quedó sepultada bajo varias capas de materiales que la conservaron para la posteridad.

Junto con los clavos encontrados en la tumba también se hallaron algunas monedas.  

Junto con los clavos encontrados en la tumba también se hallaron algunas monedas.

Junto con los clavos encontrados en la tumba también se hallaron algunas monedas.  

Proyecto de Investigación Arqueológica de Sagalassos

En realidad, lo más sorprendente de este enterramiento, según los investigadores, es que junto a la pira funeraria se encontraron alrededor de 41 clavos doblados y retorcidos, 24 ladrillos meticulosamente colocados y una gruesa capa de cal que lo cubría todo. "El entierro no se cerró ni de una, ni de dos, sino hasta de tres formas diferentes, lo que puede entenderse como un intento de proteger a los vivos de los muertos, o al revés", afirma Johan Claeys, arqueólogo de la Universidad Católica de Lovaina y autor principal del estudio.

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un Extraño ritual funerario

Normalmente, las cremaciones de época romana implicaban recoger las cenizas y los fragmentos de hueso que no se habían quemado para colocarlos en una urna que luego se enterraba en una tumba o en un mausoleo. Sin embargo, en Sagalassos no hubo manipulación intencionada de los huesos durante o después de la cremación. Aunque junto a los restos se encontraron los elementos típicos de un enterramiento romano: un "óbolo de Caronte" (una moneda destinada a pagar al barquero infernal por el viaje hasta el inframundo), frascos de perfume, recipientes para comida, un sudario y un tipo de féretro usado para trasladar al difunto a su lugar de descanso final.

las cremaciones de época romana implicaban recoger las cenizas, que se colocaban en una urna y luego se enterraban en una tumba o un mausoleo.

Una de las zonas excavadas de la antigua ciudad de Sagalassos, en Turquía.

Una de las zonas excavadas de la antigua ciudad de Sagalassos, en Turquía.

Una de las zonas excavadas de la antigua ciudad de Sagalassos, en Turquía.

Proyecto de Investigación Arqueológica de Sagalassos

Los fragmentos óseos de la tumba han sido estudiados por los expertos, y aunque no se ha hallado evidencia de ningún trauma o enfermedad en ellos, Claeys cree que este enterramiento se llevó a cabo de este modo tan particular con el objetivo de contrarrestar una muerte tal vez poco corriente. La presencia de los clavos ha hecho pensar a los investigadores que este tipo de práctica podría estar vinculada con la magia, ya que los ritos funerarios romanos buscaban la protección del difunto en el más allá y también evitar que los muertos pudieran dañar a los vivos.

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Los "muertos inquietos"

El objetivo primordial de los antiguos era evitar que los llamados "muertos inquietos" pudieran perjudicar a nadie. Pero ¿quiénes o qué eran los "muertos inquietos"? Los autores del estudio explican que se trataría de aquellos que sufrieron una muerte prematura o violenta, o de los difuntos que no fueron sepultados. Por otra parte, la posición de los clavos en la tumba indicaría que se dispusieron de esta manera concreta para formar una especie de "barrera mágica" que resultara efectiva para proteger a los vivos de posibles daños.

Los "muertos inquietos" serían aquellos que sufrieron una muerte prematura o violenta o los difuntos que no han sido sepultados.

Imagen aérea de la tumba de época romana considerada por los arqueólogos como un entierro "atípico".

Imagen aérea de la tumba de época romana considerada por los arqueólogos como un entierro "atípico".

Imagen aérea de la tumba de época romana considerada por los arqueólogos como un entierro "atípico".

Proyecto de Investigación Arqueológica de Sagalassos

"Parece que en este caso se siguieron la mayoría de los ritos asociados con un entierro normativo, al mismo tiempo que se protegía a la comunidad de cualquier posible daño que pudieran causar los 'muertos inquietos', utilizando clavos, ladrillos y cal. Independientemente de si la causa de la muerte fue traumática, misteriosa o el resultado de una enfermedad contagiosa o un castigo, la combinación de todos estos elementos implica un miedo por parte de los vivos de que regresara el difunto y los perjudicara", concluye el arqueólogo.