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Durante la planificación de los trabajos para la construcción de la Escuela de la Academia Marítima de Frindsbury, en Kent, se implementó un programa de investigación arqueológica que ha revelado algunos sedimentos de la Edad de Hielo conservados en una ladera sobre el valle de Medway. Los arqueólogos de la UCL Archaeology South-East procedieron a excavar el lugar y descubrieron alrededor de 800 utensilios de piedra de más de 300.000 años de antigüedad entre los sedimentos que colmataban un sumidero y un antiguo canal fluvial, según se explica en un estudio publicado en Internet Archaeology.
En aquella remota época, el valle de Medway había sido un paisaje salvaje lleno de colinas boscosas y valles fluviales, donde habitaban ciervos rojos y caballos, así como mamíferos como el elefante y el león, hoy extintos. Aquel fue el período en el que los neandertales empezaron a poblar Gran Bretaña, y no se descarta la posibilidad de que pudieran haber compartido el entorno con otras especies de homínidos.

La arqueóloga Letty Ingrey examina una de las hachas recientemente descubiertas en Kent.
La arqueóloga Letty Ingrey examina una de las hachas recientemente descubiertas en Kent.
Archaeology South-East/ UCL
Una forma característica
Entre los utensilios desenterrados había dos cuchillos de sílex extremadamente grandes que los arqueólogos definieron como "hachas de mano gigantes". Las hachas de mano son utensilios tallados en piedra por ambos lados con un filo largo para darles una forma simétrica. Los investigadores creen que este tipo de herramienta se utilizaba para descuartizar animales y cortar la carne. Las dos hachas de mano más grandes que se han encontrado en Kent tienen una forma característica, con una punta muy larga y finamente trabajada y una base mucho más gruesa.
Entre los utensilios desenterrados había dos cuchillos de sílex extremadamente grandes que los arqueólogos definieron como "hachas de mano gigantes".

Imagen de la arqueóloga Letty Ingrey midiendo el hacha de mano más grande que ha aparecido durante las excavaciones en Kent.
Imagen de la arqueóloga Letty Ingrey midiendo el hacha de mano más grande que ha aparecido durante las excavaciones en Kent.
Archaeology South-East/ UCL
La mayor de las dos hachas de mano mide 29,5 centímetros de largo, y según cuenta Letty Ingrey, arqueóloga jefe del Instituto de Arqueología de la UCL, "describimos estas herramientas como 'gigantes' cuando miden más de 22 cm de largo y tenemos dos en este rango de tamaño. La más grande, de una colosal longitud de 29,5 cm, es una de las más largas jamás encontradas en Gran Bretaña. Las 'hachas de mano gigantes' como esta, generalmente se localizan en las regiones del Támesis y Medway y datan de hace más de 300.000 años".
Gigantescas hachas de mano
"Estas hachas de mano son tan grandes que es difícil imaginar cómo podrían haberse sostenido y utilizado con facilidad. Quizá cumplían una función menos práctica y más simbólica que otras herramientas, una clara demostración de fuerza y habilidad", concluye Ingrey. Por su parte, el profesor de Arqueología Paleolítica del Instituto de Arqueología de la UCL, Matthew Pope, ha manifestado que "un programa de análisis científico, en el que participan especialistas de la UCL y otras instituciones del Reino Unido, nos ayudará a comprender mejor por qué el sitio era importante para los pueblos antiguos y cómo los artefactos de piedra, incluidas las hachas de mano 'gigantes', ayudaron a estos individuos a adaptarse a los desafíos que presentaban los entornos de la Edad de Hielo".
"Estas hachas de mano son tan grandes que es difícil imaginar cómo podrían haberse sostenido y utilizado fácilmente", según Letty Ingrey.

Los arqueólogos excavan en el lugar donde está prevista la construcción de la Escuela de la Academia Marítima de Frinsdbury.
Los arqueólogos excavan en el lugar donde está prevista la construcción de la Escuela de la Academia Marítima de Frinsdbury.
Archaeology South-East/ UCL
En el transcurso de las excavaciones también ha aparecido un cementerio romano, de entre los siglos I al IV d.C., que pudo haber sido el lugar de enterramiento de los habitantes de una villa romana que los arqueólogos creen que se ubicaba 850 metros al sur. El equipo, dirigido por Giles Dawkes, del Instituto de Arqueología de la UCL, descubrió los restos de 25 individuos: trece de ellos habían sido incinerados, cuatro fueron enterrados en ataúdes de madera y otros nueve iban acompañados de un ajuar funerario que contenía diversos artículos personales y algunos brazaletes. Junto a los restos humanos, los arqueólogos localizaron fragmentos de cerámica y huesos de animales que podrían haber formado parte de algún tipo de ofrenda.