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En el golfo de Nápoles, a pocos kilómetros de Pompeya, se alzaba la ciudad de Bayas, una localidad costera donde los ricos y poderosos de Roma pasaban sus vacaciones, atraídos por sus aguas termales y por su estilo de vida hedonista. Bayas acabó por convertirse, así, en uno de los lugares vacacionales predilectos de la aristocracia romana. En sus suntuosas villas se alojaron personajes como el inmensamente rico Marco Licinio Craso, Pompeyo el Grande y el mismísimo Julio César, quien construyó su villa en la parte más alta del litoral.
De la misma que manera que Bayas fue exaltada por poetas como Horacio y Marcial a causa de la belleza de sus paisajes y por las propiedades terapéuticas de sus aguas, la ciudad también fue motivo de algunas críticas, como las vertidas por el poeta Ovidio, el cual se atrevió a desacreditarla diciendo que "estas aguas no son tan saludables como cuentan". Aunque no fue el único. También las criticó alguien que llegó a la ciudad para curar sus problemas de corazón y no lo consiguió o el poeta Sexto Propercio, que definió a la ciudad como "puerto del vicio" por considerarla un lugar de perdición.
los romanos, amantes del lujo
Mucho tiempo después, este lujoso emplazamiento vacacional fue saqueado durante las invasiones de los pueblos bárbaros y abandonado tras sufrir un ataque árabe en el siglo VIII. Pero, además, Bayas se hallaba asentada sobre una zona volcánica muy activa y en el siglo XVI la actividad bradisísmica (un descenso o o ascenso periódico del nivel del suelo relativamente lento) fue en aumento, y acabó hundiendo más de la mitad de la ciudad baja a unos seis metros por debajo de las poco profundas aguas de la bahía.
La lujosa ciudad fue abandonada en el siglo VIII después de ser atacada por los árabes.

Columnata de mármol encontrada en los últimos trabajos arqueológicos llevados a cabo en Bayas.
Columnata de mármol encontrada en los últimos trabajos arqueológicos llevados a cabo en Bayas.
Parque Arqueológico de los Campos Flégreos y Naumacos
Ahora Bayas es un parque arqueológico, y la parte sumergida de la ciudad es objeto de visitas subacuáticas. En esta zona, desde hace algunos años, los arqueólogos submarinos del Parque Arqueológico de los Campos Flégreos y la empresa Naumacos han estado realizando una serie de prospecciones en el sector de la ciudad situado entre las Terme del Lacus y el Ninfeo de Punta dell’Epitaffio, que en su día cobijó un centro termal. Durante los trabajos pudo identificarse una estructura de más de ochenta metros así como los restos de una columnata, parcialmente derrumbada, de mármol Portasanta procedente de la isla de Chíos, en Grecia, que se encuentra en perfecto estado de conservación.
Mármol refinado
Los trabajos arqueológicos también han sacado a la luz un gran pavimento de opus sectile (una técnica que emplea el mármol para realizar mosaicos) y que aún conserva su enlucido de mármol Portasanta, dispuesto en un patrón de alternancia cromática de mármol blanco y gris. Gracias a la técnica utilizada para realizarlo, los arqueólogos han podido datarlo en época tardoantigua, entre los siglos III y VIII d.C.
Los trabajos también han sacado a la luz un gran pavimento de opus sectile que aún conserva su enlucido de mármol.

Estatua del dios Apolo encontrada en 2013 en la ciudad sumergida de Bayas.
Estatua del dios Apolo encontrada en 2013 en la ciudad sumergida de Bayas.
Parque Arqueológico de los Campos Flégreos y Naumacos
Ya en el año 2013, Bayas fue escenario de otras excavaciones arqueológicas bastante fructíferas. En el transcurso de las mismas se descubrió una estatua de mármol que representa a Apolo, el dios griego de las artes, que fue restaurada por el Instituto Central de Restauración de Roma. Está previsto que la escultura regrese muy pronto a Bayas, donde será expuesta en las salas del Museo Arqueológico de los Campos Flégreos del Castillo Aragonés.