Cultura de Hallstatt

Descubren una tumba de cremación de la Edad del Hierro en Austria

Un equipo de arqueólogos del Museo de Historia Natural de Viena ha hecho un descubierto fascinante en una tumba de cremación de la Edad del Hierro en Hallstatt. Las investigaciones han sacado a luz en la sepultura un gran número de artículos bronce y, lo más sorprendente, restos de tela adheridos a unos finos elementos espirales de bronce, lo que hace sospechar a los arqueólogos que, tras la incineración, los restos fueron depositados en una bolsa de tela.

Un brazalete de bronce tal como fue encontrado por los arqueólogos antes de ser desenterrado.

Un brazalete de bronce tal como fue encontrado por los arqueólogos antes de ser desenterrado.

Un brazalete de bronce tal como fue encontrado por los arqueólogos antes de ser desenterrado.

NHM Wien, Andreas W. Rausch

La población de Hallstatt, en la actual Austria, dio nombre una cultura de transición entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, que se extendió principalmente por Europa Central, Francia y los Balcanes. Los investigadores suelen distinguir dos grandes etapas (de un total de cuatro) en esta antigua cultura: Hallstatt A y B (1200-750 a. C.), correspondiente al Bronce Final de la conocida como cultura de los campos de urnas, y Hallstatt C y D (750-450 a.C.), también conocida como Primera Edad del Hierro.

Durante la actual campaña de excavaciones que está llevando a cabo el Museo de Historia Natural de Viena (NHM por sus siglas en inglés) en Hallstatt Salzberg, los arqueólogos han descubierto una tumba de cremación en la que había diversos artículos de bronce en bastante buen estado de conservación. Pero lo que realmente sorprendió a los investigadores es que junto a los restos de metales aparecieron unos fragmentos de tejido magníficamente conservados.

Detalle de la tumba tal como fue descubierta por los arqueólogos.

Detalle de la tumba tal como fue descubierta por los arqueólogos.

Detalle de la tumba tal como fue descubierta por los arqueólogos.

NHM Wien, Andreas W. Rausch

Un tesoro entre las cenizas

"No es es solo el buen estado de conservación de los tejidos y de las piezas de joyería que se dispusieron en la tumba; lo más sorprendente es poder identificar un pozo de enterramiento claramente reconocible. El área fue extensamente investigada a nivel arqueológico en el siglo XIX, pero se prestó poca atención a ciertos detalles, como la construcción de la sepultura", ha declarado respecto al hallazgo Johann Rudorfer, investigador asociado del Departamento de Prehistoria del Museo de Historia Natural de Viena.

"No es es solo el buen estado de conservación de los tejidos y de las piezas de joyería, sino la identificación de un pozo de enterramiento", ha dicho Johann Rudorfer.

Imagen de tres elementos espirales de bronce que formaban parte del ajuar funerario antes de ser exhumados por los arqueólogos.

Imagen de tres elementos espirales de bronce que formaban parte del ajuar funerario antes de ser exhumados por los arqueólogos.

Imagen de tres elementos espirales de bronce que formaban parte del ajuar funerario antes de ser exhumados por los arqueólogos.

NHM Wien, Andreas W. Rausch

Este enterramiento se ubica en un cementerio de la Edad del Hierro descubierto por primera vez en el año 1846, aunque no fue hasta el año 1863 cuando una excavación a gran escala logró localizar en el emplazamiento más de mil tumbas en cuyo interior se halló un gran número de ajuares funerarios.

En la tumba recién descubierta también había un enorme brazalete con nervaduras que, según los expertos, probablemente se lucia en la parte superior del brazo. También se han descubierto unos finos elementos espirales de bronce que yacían sobre una pila de cremación, donde se han localizado algunos restos óseos que los investigadores creen que podrían pertenecer a un peroné.

Para saber más

Arqueólogos durante los trabajos de excavación de la necrópolis.

Descubren ricos ajuares funerarios en una necrópolis de la Edad del Bronce

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Unas misteriosas bolsas de tela 

El conjunto de hallazgos lo completan la hoja de un cuchillo de bronce con los restos de un mango de madera aún adherido a la placa de metal, una pieza de plomo que los investigadores han identificado como parte de un cinturón, huesos de animales y restos de comida. Los arqueólogos han descubierto además que la mayoría de los objetos se había roto o doblado de manera intencionada. Pero fue cuando los arqueólogos examinaron todas las piezas con más detalle cuando se dieron cuenta de que en los espirales de bronce había algo sorprendente: restos de tela incrustada.

Cuando los arqueólogos examinaron todas las piezas con más detalle se dieron cuenta de que en los espirales de bronce había algo sorprendente: restos de tela incrustada.

Espiral de bronce en el que pueden observarse los restos textiles (cuadro en el margen inferior derecho).

Espiral de bronce en el que pueden observarse los restos textiles (cuadro en el margen inferior derecho).

Espiral de bronce en el que pueden observarse los restos textiles (cuadro en el margen inferior derecho).

NHM Wien, Andreas W. Rausch
El arqueólogo Johan Rudorfer durante los trabajos de excavación.

El arqueólogo Johan Rudorfer durante los trabajos de excavación.

El arqueólogo Johan Rudorfer durante los trabajos de excavación.

NHM Wien, Andreas W. Rausch

Este singular descubrimiento ha hecho que los investigadores se atrevan a sugerir que esta podría ser la primera evidencia arqueológica del uso de bolsas de tela para guardar los restos incinerados de los difuntos durante ese lejano período de la historia, algo que ya se sospechaba, pero de lo que no había ninguna prueba.

"Por lo general, en las excavaciones de tumbas de cremación solo hallamos un montón de huesos pequeños y algo de ceniza, pero al encontrar siempre el material tan compactado sospechábamos de la existencia de pequeños sacos hechos de tela o de cuero para contener los restos. Ahora, con este hallazgo, es más que probable que se haya proporcionado una evidencia incuestionable de esto", finaliza con satisfacción Rudorfer.