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Durante el pasado mes de agosto, Franz Zahn, un detectorista voluntario que, con el permiso del propietario de los terrenos, estaba realizando labores de búsqueda en un campo de cultivo situado en la comuna suiza de Güttingen, se topó con algo extraordinario: unos fabulosos discos de bronce. De inmediato informó sobre el increíble descubrimiento a la Oficina de Arqueología, cuyos representantes, tras avisar al propietario, se personaron en el lugar para llevar a cabo un exhaustivo trabajo de investigación, documentación y recuperación in situ del hallazgo.
Los arqueólogos se dieron cuenta en seguida de que aquel tesoro no sería fácil de extraer: se encontraba en un solo bloque de tierra. Así que rápidamente procedieron a la recuperación del bloque y lo trasladaron todo al laboratorio para que, de manera precisa y sin riesgo para las piezas, estas pudieran ser extraídas sin sufrir daños. Pero ¿cómo habían ido a parar allí aquellos objetos? ¿Formaban parte de un ajuar funerario? En el lugar del hallazgo, sin embargo, no se encontró vestigio de ningún enterramiento, por lo que, en opinión de los arqueólogos, las joyas debieron de ser enterradas allí por otros motivos.

Imagen de una de las investigadoras en el momento de extraer una de las piezas del bloque de tierra en el que las encontraron.
Imagen de una de las investigadoras en el momento de extraer una de las piezas del bloque de tierra en el que las encontraron.
Kanton Thurgau
"Bisutería" de la Edad del Bronce
Durante el minucioso proceso de extracción de los objetos del bloque de tierra, los arqueólogos lograron recuperar catorce discos de púas; se trata de un tipo de disco de bronce con tres nervaduras y una espina redonda o púa en el centro. En los laterales de cada disco había un pequeño ojal por el que se insertaba un hilo o una fina correa para sujetar cada una de las piezas. Además de los aros, los arqueólogos también desenterraron ocho espirales elaboradas con fino alambre de oro, dos anillos y más de 100 cuentas de ámbar del tamaño de cabezas de alfiler que tuvieron que ser cuidadosamente extraídas con pinzas.
Durante el minucioso proceso de extracción de las joyas del bloque de tierra, los arqueólogos recuperaron catorce discos de púas.

Detalle de los aros de bronce encontrados en un campo de cultivo por un detectorista aficionado.
Detalle de los aros de bronce encontrados en un campo de cultivo por un detectorista aficionado.
Kanton Thurgau
En opinión de los investigadores, este importante conjunto de adornos de la Edad del Bronce podría ser catalogado como "bisutería" típica de ese período, más concretamente de la Edad del Bronce Medio (hacia 1500 a.C.). Además de la "colección" de abalorios también se recuperaron elementos tan singulares como una punta de flecha de bronce, un diente de castor, un diente de oso perforado, un diente de tiburón fosilizado, un cristal de roca, una pequeña amonita y varios trozos de mineral pulido.
un misterio por resolver
Llegados a este punto de la investigación, a los arqueólogos les surgen algunas cuestiones como por ejemplo: ¿Había un joyero escondido aquí? ¿El diente de oso, el cristal de roca y los fósiles y piedras seleccionados eran una colección de curiosidades o tal vez los recuerdos de un viaje? O, incluso, ¿quedan más cosas enterradas? Los investigadores creen que es posible que en aquel período se atribuyera alguna función especial a este tipo de objetos, protectora o curativa, y tal vez se usasen a modo de amuletos.
Los arqueólogos se preguntan si el diente de oso, el cristal de roca y los fósiles y piedras seleccionados fueron una colección de curiosidades o simples recuerdos de un viaje.

Anillos de bronce formados por dos espirales que fueron hallados junto a los aros.
Anillos de bronce formados por dos espirales que fueron hallados junto a los aros.
Kanton Thurgau
Actualmente, estas piezas, algunas de ellas muy frágiles, están siendo sometidas a un delicado proceso de restauración con el propósito de ser expuestas el año que viene en el Museo de Arqueología de Frauenfeld, en Suiza. También está prevista la publicación del hallazgo para que pueda ser interpretado correctamente por los investigadores y los interesados en la materia.