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Un grupo de investigadores dirigido por Manuel Rojo Guerra, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Valladolid, y por el arqueólogo Jose Ignacio Royo, de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, ha llevado a cabo una interesante investigación para descubrir las rutas que siguieron los antiguos pastores en los Pirineos. Los científicos se pusieron en contacto con el pastor Ramón Costa y todos juntos, acompañados por un rebaño de 1.800 ovejas, emprendieron el mismo camino que presuntamente abrieron los pastores de la zona hace nada menos que 7.500 años. Para reconstruir esta antigua ruta, los investigadores iniciaron su viaje en las tierras bajas del valle del Ebro hasta llegar a la cota 2.000 en la localidad de Cerler.
La trashumancia en el Neolítico
El experimento pasa por la cueva de Els Trocs (descubierta en 2009), a más de 1.500 metros de altitud, situada en la localidad oscense de San Feliu de Veri-Bisaurri, y ha demostrado que el fenómeno de la trashumancia fue practicado por vez primera durante el Neolítico, concretamente en esa cueva. Y duró más de dos mil años. La evidencia más antigua en toda Europa sobre este tipo de pastoreo. En Els Trocs se ha documentado una secuencia de ocupación que va desde finales del VI milenio hasta finales del IV milenio a.C. Los resultados de este estudio, en el que han participado investigadores de diversas instituciones, se han publicado en la revista Plos One.

Izquierda: Ubicación de la cueva de Els Trocs (señalada con una flecha blanca). Derecha: Vista de la entrada de la cueva desde el interior.
Foto: Tejedor-Rodríguez et al.
En Els Trocs se halla la evidencia más antigua de trashumancia en toda Europa. En esta cueva se ha documentado una secuencia de ocupación que va desde finales del VI milenio hasta finales del IV milenio a.C.
La arqueozoóloga del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) Marta Moreno García ha llevado a cabo el análisis de los huesos de animales hallados en la gruta, miles de restos en los últimos cinco años de investigación. En un 85 por ciento son de origen ovino. Su estudio confirma, según la investigadora, "una progresiva disminución de las muertes perinatales en el ganado, un retraso en la edad de sacrificio, el control creciente sobre la época de cría y la explotación de los pastos; factores clave para aumentar el tamaño y la capacidad productiva de los rebaños". Moreno ha estudiado la bioapatita (compuesto químico de los esmaltes dentarios) de estos animales y ha llegado a la conclusión de que vivieron durante el otoño y el invierno en el valle, y eran llevados a la montaña en primavera y verano. Todo ello sugiere que los pastores neolíticos lograron de este modo que el ciclo reproductor de las ovejas no dependiera de la estación del año. Según Manuel Rojo, "estamos, por tanto, ante la primera constatación científica de este tipo de explotación pecuaria en toda Europa en un momento muy temprano, que el carbono 14 nos ha cifrado en unos 7.300 años aproximadamente".
Asesinato en una cueva
El estudio también incluye análisis isotópicos llevados a cabo por Carlos Torneo, del IPHES (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social), y paleoparasitológicos realizados por Alizé Hofman, de la Universidad de Toulouse. "Los resultados son contundentes. Nos encontramos en lo que conocemos como los primeros momentos de la introducción de la economía de rendimientos diferidos (agricultura y ganadería) en la península ibérica. El hecho de que hayamos confirmado este tipo de práctica pastoril tan específica y especializada en una fecha tan temprana (escasos 300 años después de la introducción de la ganadería en la Península) nos permite aventurar que los grupos neolíticos que aquí llegaron desde el Próximo Oriente [con la técnica de la trashumancia] lo hacen con un gran desarrollo tecnológico, cultural y humano acumulado durante varios milenios", continúa explicando Manuel Rojo.

Imagen superior: suelo de la cueva con restos humanos y animales. Imagen inferior: dos de los pozos más grandes excavados en el suelo de la cueva.
Foto: Tejedor-Rodríguez et al.
Los resultados son contundentes. Nos encontramos en lo que conocemos como los primeros momentos de la introducción de la economía de rendimientos diferidos (agricultura y ganadería) en la península ibérica, dice Manuel Rojo.
Asimismo se han realizado análisis microscópicos de los sedimentos del suelo de la cueva que han mostrado la existencia de restos de tallos y herbáceas (fitolitos), casi sin flores ni granos maduros. Esto indica que el suelo estuvo formado por una capa de hierba cortada durante un período de tiempo que puede establecerse entre el 15 de junio y el 10 de julio. Pero en esta cueva también se hizo hace unos años un descubrimiento macabro: los restos de una familia completa de pastores neolíticos cuyos huesos presentaban signos evidentes de haber sufrido una brutal agresión. Los investigadores piensan que este crimen neolítico fue fruto de la competencia por los recursos entre distintos grupos humanos. "Conquistar estas tierras para una actividad tan especializada en un momento tan temprano del desarrollo tecnológico no debió de ser tarea fácil", concluye Rojo.