En 1872, el ingeniero británico, Waynman Dixon, acompañado de su amigo, el médico James Grant, se encontraba explorando el interior de la Gran Pirámide de Keops, faraón de la dinastía IV (2543-2436 a.C.) en la llanura de Giza. Allí, en la estancia conocida como Cámara de la Reina, además de dos conductos, descubrió tres objetos que serían conocidos como las "reliquias de Dixon". Dos de ellos, una bola de dolerita y un gancho de cobre, se encuentran en la actualidad en el Museo Británico; sin embargo, el tercero, un fragmento de madera de cedro, ha estado desaparecido durante más de 70 años. Este trozo de madera perdido ha generado muchas teorías sobre cuál fue su propósito, y los investigadores deseaban fervientemente encontrarlo para someterlo a una datación por radiocarbono. Algunos han sugerido incluso que tal vez formó parte de una regla de medición que podría revelar pistas sobre la construcción de la pirámide.
Sin clasificar y desaparecida
Durante su estancia en Egipto, Dixon había entablado una gran amistad con el también británico James Grant, que estudió medicina en la Universidad de Aberdeen y había viajado a Egipto a mediados de la década de 1860 para colaborar en el tratamiento de un brote de cólera. Posteriormente, ambos explorarían juntos la Gran Pirámide, donde descubrieron las famosas reliquias.
El hallazgo tuvo una gran repercusión en su época. El periódico británico The Graphic publicó una historia sobre el descubrimiento en diciembre de 1872 que decía lo siguiente: "Poseen un interés notable, no sólo por su antigüedad, sino como evidencia de la exactitud de las muchas teorías formuladas por sir Isaac Newton y otros acerca de los pesos y medidas usados por los constructores de las pirámides. La posición en la que quedaron demuestra que debieron de haberlos dejado allí mientras se realizaban las obras, en una etapa temprana de su construcción".
El hallazgo tuvo gran repercusión en su época. El periódico británico The Graphic publicó en 1872 la historia del descubrimiento.
Tras la muerte de Grant en 1895, sus colecciones fueron legadas a la Universidad de Aberdeen, mientras que la "pieza de cedro de cinco pulgadas (12,7 centímetros)" fue donada a la institución por su hija en 1946. Sin embargo, este objeto nunca se clasificó, y años después, cuando los investigadores quisieron recuperarlo, a pesar de una búsqueda exhaustiva, no lo pudieron localizar.

La caja de puros con la bandera egipcia descubierta en el Museo de la Universidad de Aberdeen que contenía una de las "reliquias de Dixon".
Foto: University of Aberdeen
Sorpresa durante un inventario
No fue hasta 2001 cuando se identificó un registro que indicaba que el fragmento de madera podría haber sido donado a las colecciones del Museo de la Universidad de Aberdeen. A finales de 2019, la asistente de conservación del museo, Abeer Eladany, una egipcia que ha trabajado durante diez años en el Museo Egipcio de El Cairo, estaba realizando un inventario de los fondos que forman parte de la colección asiática del museo cuando se topó con una antigua caja de puros cuya tapa tenía pintada la bandera egipcia. Por su aspecto no podía pertenecer a la colección de Asia, así que la arqueóloga hizo una referencia cruzada con otros registros y entonces saltó la sorpresa.
Abeer Eladany estaba realizando un inventario de los fondos que forman parte de la colección asiática del museo cuando se topó con una antigua caja de puros cuya tapa tenía pintada la bandera egipcia.
"Una vez que miré los números en nuestros registros de Egipto, instantáneamente supe lo que era, y que, efectivamente, se había ocultado a plena vista en la colección equivocada. Soy arqueóloga y he trabajado en excavaciones en Egipto, pero nunca imaginé que sería aquí, en el noreste de Escocia, donde encontraría algo tan importante para el patrimonio de mi propio país. Puede que sea sólo un pequeño fragmento de madera, que ahora se encuentra dividido en varios pedazos, pero es enormemente significativo dado que es uno de los tres únicos elementos que se han recuperado del interior de la Gran Pirámide. Las colecciones de la universidad son vastas, con cientos de miles de objetos, por lo que localizar esta pieza ha sido como encontrar una aguja en un pajar. No podía creerlo cuando me di cuenta de lo que había dentro de esta caja de puros de apariencia inocua", ha declarado emocionada la arqueóloga.

La egiptóloga Abeer Eladany sostiene la caja que contiene una de las "reliquias de DIxon".
Foto: University of Aberdeen
¿Cuál fue su utilidad?
Las restricciones a causa de la pandemia retrasaron la datación del fragmento de cedro "perdido" que originalmente formó parte de un trozo de madera mucho más grande, el cual había sido localizado en 1993 durante una exploración del interior de la pirámide con una cámara robótica. Los resultados del análisis muestran que la madera se puede fechar en algún momento entre 3341 y 3094 a.C., unos 500 años antes que los registros históricos que fechan la construcción de la Gran Pirámide durante el reinado del faraón Keops. Esto apoyaría la idea de que, fuera cual fuese su uso, esta "reliquia de Dixon" no es un artefacto posterior dejado en el interior de la Gran Pirámide por quienes exploraron las cámaras.
La madera se puede fechar en algún momento entre 3341 y 3094 a.C., unos 500 años antes que los registros históricos que fechan la construcción de la Gran Pirámide.

Fragmentos de madera de cedro procedentes de la Gran Pirámide en el interior de la caja de puros hallada en el Museo de la Universidad de Aberdeen.
Foto: University of Aberdeen
Según Neil Curtis, responsable de Museos y Colecciones Especiales de la Universidad de Aberdeen, "encontrar esta reliquia de Dixon desaparecida fue una gran sorpresa, pero la datación por radiocarbono también ha sido una gran revelación. Este objeto es incluso más antiguo de lo que habíamos imaginado. Esto puede deberse a que la fecha se relaciona con la edad de la madera, tal vez procedente del centro de un árbol longevo. La conservación del objeto por parte de los antiguos egipcios también podría deberse a la rareza de los árboles en su país, ya que la madera era un bien escaso por lo que era atesorada y reciclada o cuidada durante muchos años. Ahora los estudiosos podrán debatir sobre su uso y sobre si este objeto fue depositado en el interior de la pirámide deliberadamente, como sucedería más tarde durante el Reino Nuevo (1539-1077 a.C.), cuando los faraones quisieron vincularse con el pasado de Egipto al hacerse enterrar acompañados de objetos muy antiguos. Este descubrimiento ciertamente reavivará el interés en las 'reliquias de Dixon' y en cómo pueden arrojar nueva luz sobre los misterios que aún guarda la Gran Pirámide", remacha.