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En condiciones muy precarias, y en muchas ocasiones teniendo que soportar la presencia de insectos y roedores, los esclavos de la antigua ciudad romana de Pompeya tuvieron que vivir en condiciones insalubres en estancias que casi nunca superaban unos pocos metros. Esto es lo que se desprende de un nuevo hallazgo que ha sido llevado a cabo por arqueólogos del Parque Arqueológico de Pompeya en la villa rural de Civita Giuliana, situada a unos 600 metros al norte de la ciudad sepultada por el Vesubio.
El nuevo hallazgo, que ha sido anunciado por los responsables del yacimiento, consiste en una estancia con dos camas, dos pequeños armarios, urnas y recipientes de cerámica en cuyo interior se hallaron los restos de dos ratones y una rata. "Estos detalles subrayan una vez más las condiciones de precariedad y mala higiene en las que vivían las capas más bajas de la sociedad durante ese tiempo", ha declarado el portavoz del Ministerio de Cultura en un comunicado. Además, las diferencias en la calidad del mobiliario también evidencian que entre los propios esclavos existían jerarquías.

Las condiciones de insalubridad en las cuales vivían los esclavos en la sociedad romana han quedado patentes tras este hallazgo en Pompeya.
Las condiciones de insalubridad en las cuales vivían los esclavos en la sociedad romana han quedado patentes tras este hallazgo en Pompeya.
Parco Archeologico di Pompei
Habitáculos minúsculos
La nueva habitación, a la que los arqueólogos han denominado como habitación "A" mide unos dieciséis metros cuadrados, no tiene decoración alguna y ofrece una detallada imagen de cómo vivían los estratos más bajos de la sociedad romana hace dos mil años. A diferencia de la habitación "C", reconstruida en 2021 y en la cual había tres catres, en esta los arqueólogos han descubierto que una de las camas no tenía colchón, sino tan solo un entramado de cuerdas entrelazadas entre varias tablas de madera, mientras que la otra, conocida como cama spalliera, era bastante más confortable (y también más cara), tenía colchón y en la ceniza volcánica aún se podía apreciar parte del color rojo con el que se había pintado.
La nueva habitación, llamada "A" por los arqueólogos, mide unos dieciséis metros cuadrados, no tiene decoración y ofrece una imagen perfecta de cómo vivían los esclavos.

Una de las camas que se han conservado en el interior de la habitación "A".
Una de las camas que se han conservado en el interior de la habitación "A".
Parco Archeologico di Pompei

Imagen de algunos de los calcos del mobiliario y diversas ánforas descubiertas en la habitación "A".
Imagen de algunos de los calcos del mobiliario y diversas ánforas descubiertas en la habitación "A".
Parco Archeologico di Pompei
Las dos camas de la habitación "A" han podido ser recuperadas gracias a la técnica de vaciado, que consiste en rellenar con yeso el hueco dejado por la materia orgánica, en este caso la madera al descomponerse bajo las capas de ceniza volcánica. Además de las dos camas, en la estancia se han encontrado dos pequeños armarios parcialmente conservados, una serie de ánforas y diversas vasijas de cerámica y una azada de hierro.
Condiciones insalubres
Pero tal vez uno de los aspectos más curiosos de la microexcavación llevada a cabo en el interior de las vasijas y ánforas de la habitación "A" ha sido la constatación de la presencia de al menos tres roedores, dos pequeños ratones en un ánfora y una rata en una jarra encontrada bajo una de las camas y de la que parece que el animal intentaba escapar antes de morir a consecuencia del flujo piroclástico provocado por la erupción del Vesubio.
"Observamos con calidad prácticamente fotográfica la vida de un grupo de personas que apenas aparecen en las fuentes escritas y si lo hacen es casi exclusivamente desde el punto de vista de la élite", escriben en un artículo publicado en la revista científica E-Journal Gabriel Zuchtriegel, director general del Parque Arqueológico de Pompeya, y Chiara A. Corbino, del Consejo Nacional de Investigaciones (CNR).
"Observamos con calidad prácticamente fotográfica la vida de un grupo de personas que apenas aparecen en las fuentes escritas", dicen los investigadores en su estudio.

Restos óseos de uno de los roedores encontrados en el interior de una de las ánforas de la habitación "A".
Restos óseos de uno de los roedores encontrados en el interior de una de las ánforas de la habitación "A".
Parco Archeologico di Pompei
Según los investigadores, en Civita Giuliana no había una infraestructura "carcelaria" que impidiera la huida a estos esclavos, sino que existía una jerarquía y un control entre los propios siervos. "Los propietarios [de la villa] ofrecían a algunos esclavos ciertos privilegios, incluida la posibilidad de formar una familia, aunque sin ninguna protección legal, para atarlos más estrechamente a la villa y también con el fin de tenerlos como aliados en la vigilancia de los demás".
"Lo que emerge aquí es la estructura social de los siervos destinada a impedir fugas y formas de resistencia, también porque faltan rastros de rejas, candados y grilletes. Parece que el control se ejercía principalmente a través de la organización interna de los sirvientes y no mediante barreras y trabas físicas", concluye Gabriel Zuchtriegel.