Los mastodontes habitaron lo que hoy es América del Norte y América Central durante el Mioceno tardío (desde hace 11,63 millones de años hasta hace 5,3) o el Plioceno tardío(desde hace 5,33 millones de años hasta hace 2,59) hasta su total extinción, que tuvo lugar al finales del Pleistoceno, hace entre 10.000 y 11.000 años. Las reconstrucciones que hasta la fecha se han hecho de estos gigantescos animales, basadas en los restos que se han encontrado, sugieren que los mastodontes eran más parecidos a los elefantes que a sus parientes, los mamuts, aunque no estaban estrechamente relacionados con ninguno de los dos.
El 8 de agosto de 1977, un granjero llamado Emanuel Manis estaba trabajando en su propiedad cuando de pronto se topó con unos enormes colmillos. El animal propietario de tan colosales defensas era un mastodonte. Tras ponerlo en conocimiento de las autoridades, Carl Gustafson, arqueólogo de la Universidad Estatal de Washington, inició las excavaciones en el yacimiento, que a partir de entonces fue conocido como "Manis Mastodon". Durante primer día de trabajo fue hallada asimismo una costilla del animal, que tenía incrustada una punta de proyectil, al parecer fabricada con el hueso de otro mastodonte.

A la izquierda, reconstrucción de la punta de lanza de hueso encontrada en Manis Mastodon. A la derecha, ubicación exacta de la punta de lanza incrustada en las costillas del mastodonte allí descubierto.
A la izquierda, reconstrucción de la punta de lanza de hueso encontrada en Manis Mastodon. A la derecha, ubicación exacta de la punta de lanza incrustada en las costillas del mastodonte allí descubierto.
Foto: Centro para el Estudio de los Primeros Americanos, Universidad de Texas A&M
Reconstrucción del proyectil en 3d
Ahora, un equipo dirigido por Michael Waters, de la Universidad de Texas A&M, ha estudiado los fragmentos óseos incrustados en la costilla de mastodonte descubierta en Manis Mastodon, que fueron estudiados por primera vez por Carl Gustafson, y ha publicado los resultados de su investigación en la revista Science Advances. De hecho, los análisis han confirmado que la punta de proyectil tiene una antigüedad de unos 13.900 años.
Un equipo de la Universidad de Texas ha estudiado los fragmentos óseos incrustados en la costilla de mastodonte.

Reconstrucción de la punta de lanza encontrada en Manis realizada por los arqueólogos.
Reconstrucción de la punta de lanza encontrada en Manis realizada por los arqueólogos.
Foto: Centro para el Estudio de los Primeros Estadounidenses, Universidad Texas A&M
Para llevar a cabo su estudio, los investigadores han realizado una tomografía computarizada y creado modelos 3D de los fragmentos de la punta de proyectil (fabricada con hueso) incrustados en la costilla del mastodonte. "Aislamos los fragmentos de hueso, los imprimimos y los ensamblamos. Esto demostró claramente que se trataba de la punta de un proyectil de hueso. Se trata de la punta de proyectil de hueso más antigua de América y también representa la prueba directa más antigua de la caza de mastodontes en América", ha declarado un entusiasmado Walters.
Anterior a la cultura Clovis
Según Waters, sus 13.900 años de antigüedad, confirman sin lugar a dudas que la punta de Manis es 900 años más antigua que las puntas de proyectil asociadas al pueblo Clovis (hasta hace poco considerada la cultura más antigua del continente americano), cuyas herramientas de piedra el investigador también ha estudiado. Se han encontrado puntas de lanza Clovis (que datan de entre 13.050 y 12.750 años) en Texas y en otros yacimientos de todo el país. "Lo importante de Manis es que es la primera y única herramienta de hueso más antigua que Clovis. En otros yacimientos anteriores a Clovis solo se en encuentran herramientas de piedra. Esto demuestra que los primeros americanos fabricaron y utilizaron armas de hueso y probablemente otros tipos de herramientas del mismo material", afirma Walters.
Según Waters, con 13.900 años de antigüedad, la punta de Manis es 900 años más antigua que las puntas de proyectil asociadas al pueblo Clovis.

En la parte superior izquierda puede observarse la punta de lanza incrustada en la costilla del mastodonte.
En la parte superior izquierda puede observarse la punta de lanza incrustada en la costilla del mastodonte.
Foto: Centro para el Estudio de los Primeros Estadounidenses, Universidad Texas A&M
En cuanto a la especie animal a la que pertenecía el hueso con que se fabricó la lanza, Walters explica que "demostramos que el hueso utilizado para hacer la punta parece provenir del hueso de la pata de otro mastodonte y fue moldeado intencionalmente en forma de punta de proyectil. La lanza con la punta de hueso fue lanzada contra el mastodonte. Penetró en la piel y el tejido y finalmente entró en contacto con la costilla. El objetivo del cazador era introducirla entre las costillas y dañar la función pulmonar, pero falló y golpeó la costilla".
Los primeros pobladores
Pero no es esta la primera vez que se analizan estos restos óseos. Walters ya estudió esta costilla en el año 2011 y presentó los resultados de sus investigaciones en la revista Science. En ellos, Walters destacaba la edad del hueso, que pudo determinarse gracias a la datación por radiocarbono, además, el estudio genético de los fragmentos óseos de la punta de lanza confirmaba que el proyectil se fabricó con el hueso de un mastodonte.
Pero ¿quiénes fueron los individuos que tallaron esta lanza de hueso? Aparte de que, debido a su antigüedad, podría tratarse de uno de los primeros pueblos que llegaron a las Américas (tal vez en barcas), se sabe muy poco de las personas que utilizaron la punta de lanza de Manis. Con todo, según Walters, gracias al yacimiento de Manis y a otros similares los arqueólogos están logrando obtener muchas pistas al respecto.
Walters ya realizó estudios del hueso de la costilla en el año 2011 y descubrió cuál podría ser su antigüedad.

Tomografía computarizada del fragmento de punta de lanza de hueso incrustada en la costilla del mastodonte.
Tomografía computarizada del fragmento de punta de lanza de hueso incrustada en la costilla del mastodonte.
Foto: Centro para el Estudio de los Primeros Americanos, Universidad de Texas A&M
Finalmente, los investigadores piensan que este nuevo estudio, además de confirmar la investigación anterior, aporta mucha más información y de mejor calidad sobre el tema. "En nuestro nuevo estudio, nos propusimos aislar los fragmentos óseos usando imágenes de TC y software 3D". Pudimos crear imágenes en 3D de cada fragmento e imprimirlas a una escala de seis veces. Luego volvimos a unir las piezas para mostrar cómo se veía el espécimen antes de que entrara y se astillara en la costilla", concluye Walters.