Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Manchester y del Consejo de Herefordshire ha descubierto en Dorstone Hill, cerca de Peterchurch, en Herefordshire, al oeste de Inglaterra, los restos de dos estructuras de unos 6.000 años de antigüedad -casi 1.000 años más antiguas que el monumento de Stonehenge- conocidas como las "casas de los muertos", según ha anunciado la Universidad de Manchester en un comunicado. Ambas edificaciones, que fueron construidas entre 4000 y 3600 a.C., a inicios del Neolítico, imitaban las "casas de los vivos" y eran utilizadas por comunidades enteras para depositar a sus familiares fallecidos en una cámara mortuoria habilitada para tal fin. A continuación se le prendía fuego a toda la estructura y los restos calcinados se cubrían con tierra hasta formar un túmulo, convirtiéndose así en un lugar de veneración para las generaciones futuras. "Imagina el incendio de esta estructura, que pudo ser visto a varios kilómetros de distancia, en la gran extensión que hoy es un territorio fronterizo entre Inglaterra y Gales", comenta Julian Thomas, quien dirige la excavación junto a Keith Ray, que ha calificado el hallazgo de "único y sin precedentes" en el contexto británico.
Hallan un hacha y un cuchillo de pedernal
Los arqueólogos han podido imaginar el aspecto que presentaban las "casas de los muertos" gracias a los restos de madera calcinada hallados en el lugar, que formaban parte del esqueleto del edificio, y a la arcilla intensamente quemada con la que se erigieron los muros que rodeaban la cámara mortuoria. Junto a los túmulos funerarios también se ha hallado una fosa que contenía un hacha y un cuchillo de pedernal, este último finamente labrado. Ambas herramientas guardan similitudes con otros objetos hallados al este de Yorkshire que datan de finales del neolítico, alrededor de 2600 a.C. "Estos hallazgos posteriores demuestran que, 1.000 años después de levantarse los túmulos funerarios, el sitio seguía siendo importante para generaciones posteriores que vivían a más de 300 kilómetros de distancia, un gran trecho en términos neolíticos", observa Keith Ray. "El hacha y el cuchillo no debieron formar parte del comercio, sino que fueron depositados ahí como parte de una ceremonia o de un peregrinaje ancestral desde lo que hoy es el este de Yorkshire", añade.