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Los trabajos de excavación que durante el pasado mes de abril llevaron a cabo en el sitio arqueológico Moral-Reforma, cerca del estado mexicano de Tabasco, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) sacaron a la luz el entierro de trece personas que fueron sepultadas en la escalera sur de la pirámide conocida como Estructura 18. Dos de estos individuos presentaban signos evidentes de decapitación, muy posiblemente como parte de un ritual de sacrificio, y cinco mostraban deformaciones craneales.
La antropóloga física del Centro INAH Tabasco, Miriam Angélica Camacho Martínez, ha datado los restos óseos de estos individuos en el período Clásico Tardío (600-900 d.C.). En un comunicado emitido por el INAH, se informa de que los restos óseos descubiertos se componen de cráneos humanos, fragmentos de mandíbulas y huesos de las extremidades inferiores y superiores. Los análisis también han revelado que algunos de los huesos aún conservaban restos del pigmento rojo con que habían sido cubiertos los cuerpos.

Restos de cinco de los 13 individuos encontrados en la Estructura 18 de la Zona Arqueológica Moral-Reforma.
Restos de cinco de los 13 individuos encontrados en la Estructura 18 de la Zona Arqueológica Moral-Reforma.
Miriam Angélica Camacho Martínez (INAH)
Víctimas sacrificiales
Cinco de los cráneos han sido sometidos a un exhaustivo examen anatómico que ha revelado, gracias al desgaste dental que presentaban, que todos los individuos eran hombres de entre 17 y 35 años. El hecho de que estos cinco individuos mostraran el mismo tipo de deformación craneal hace suponer a Camacho Martínez que todos ellos podrían haber formado parte de la élite maya.
Gracias al desgaste dental ha podido saberse que los cinco cráneos estudiados pertenecieron a hombres de entre 17 y 35 años.

Uno de los cráneos mostraba incrustaciones de jadeíta en algunas de sus piezas dentales.
Uno de los cráneos mostraba incrustaciones de jadeíta en algunas de sus piezas dentales.
Miriam Angélica Camacho Martínez (INAH)
Con respecto a las dos víctimas decapitadas, una de los cuales tenía incrustaciones de jadeíta en los dientes, los análisis han revelado que los cortes fueron realizados en el axis, la segunda vértebra cervical, con un objeto afilado, aunque la investigadora desconoce si la causa real de la muerte de estos individuos fue debida al corte o si este fue realizado post mortem. Asimismo, análisis posteriores determinarán si algunos de los huesos de las extremidades inferiores y superiores se corresponden con los cráneos estudiados.
Finalmente, los principales indicadores de salud y nutrición de los restos óseos han revelado que estas personas sufrieron algún tipo de patología dental, como hipoplasia del esmalte en caninos (fragilidad del diente por disminución del esmalte), signos de desnutrición y también padecieron infecciones durante la infancia. Además se han observado placas de sarro en incisivos superiores e inferiores y algunas caries en tres de los individuos, lo que indicaría que su alimentación estuvo principalmente basada en carbohidratos, probablemente maíz.

Según los arqueólogos, los cráneos decapitados fueron cortados por la segunda vertebra cervical.
Según los arqueólogos, los cráneos decapitados fueron cortados por la segunda vertebra cervical.
Miriam Angélica Camacho Martínez (INAH)