Actualizado a
· Lectura:
Las excavaciones llevadas a cabo por un equipo de arqueólogos de las universidades de Chester y de Manchester han revelado los restos excepcionalmente bien conservados de un pequeño asentamiento mesolítico, de unos 10.500 años de antigüedad, ubicado cerca de Scarborough, en una antigua isla situada a orillas de un lago. El asentamiento, que quedó enterrado bajo enormes depósitos de turba, estuvo habitado por grupos de cazadores-recolectores, y su estudio está arrojando nueva luz sobre las comunidades humanas que habitaron Gran Bretaña tras el fin de la última Edad de Hielo.
Entre los elementos que los arqueólogos han conseguido recuperar hay huesos de animales, herramientas y armas hechas de hueso, asta y piedra, así como unos extraños utensilios de carpintería. "Es muy raro encontrar material tan antiguo en tan buenas condiciones. El Mesolítico en Gran Bretaña fue anterior a la introducción de la cerámica o los metales, por lo que hallar restos orgánicos como huesos, astas y madera, que generalmente no se conservan, es increíblemente importante para ayudarnos a reconstruir la vida de las personas", ha señalado Nick Overton, arqueólogo de la Universidad de Manchester y miembro del equipo.

Una de las herramientas fabricadas con asta de animal que ha sido localizada durante los trabajos de excavación.
Una de las herramientas fabricadas con asta de animal que ha sido localizada durante los trabajos de excavación.
Foto: Universidad de Chester
El acto sagrado de la caza
El análisis de los hallazgos ha permitido al equipo investigador conocer mucho mejor la forma de vida de estas comunidades prehistóricas y modificar cierta visión sobre ellas, hasta ahora imperante. Un examen más detallado de los huesos recuperados ha demostrado que aquellas comunidades cazaban alces, ciervos, castores y aves acuáticas, y también un hecho curioso: que algunas partes de los animales cazados fueron depositadas intencionadamente en los humedales, tal vez como parte de algún tipo de ritual.
El análisis de los hallazgos ha permitido al equipo conocer mucho mejor a estas comunidades prehistóricas.

Diversos utensilios fabricados en madera y asta de animal encontrados durante la excavación.
Diversos utensilios fabricados en madera y asta de animal encontrados durante la excavación.
Foto: Universidad de Chester
Los arqueólogos también descubrieron en el asentamiento armas de caza fabricadas con huesos y astas de animales, que habían sido decoradas y desmontadas antes de ser depositadas asimismo en los humedales. Esta evidencia hace suponer a los arqueólogos que los habitantes de aquella zona consideraban la caza como un acto sagrado y que tenían reglas muy estrictas acerca de cómo deshacerse de los restos de animales, así como de las armas utilizadas para cazarlos.
La posible Alteración del ecosistema
Según la arqueóloga de la Universidad de Chester Amy Gray Jones, componente del equipo, "la gente a menudo piensa que los cazadores-recolectores prehistóricos vivían al borde de la inanición, moviéndose de un lugar a otro en una búsqueda interminable de comida, y que solo fue con la introducción de la agricultura que los humanos adquirieron un estilo de vida más asentado y estable. Pero aquí tenemos personas que vivían en hábitats ricos en recursos, se tomaban su tiempo para decorar objetos y cuidaban la forma en la que se deshacían de los restos de animales y artefactos que para ellos eran importantes".
'La gente a menudo piensa que los cazadores-recolectores prehistóricos vivían al borde de la inanición', comenta Amy Gray Jones.

Punta de asta de animal decorada descubierta durante las excavaciones.
Punta de asta de animal decorada descubierta durante las excavaciones.
Foto: Universidad de Chester
Asimismo, los análisis de los depósitos de turba que se extienden alrededor del yacimiento han demostrado que esta era una zona rica en vida vegetal y animal. En este sentido, los arqueólogos esperan que las investigaciones futuras en este y en otros yacimientos de la zona sigan aportando información acerca de la relación de esas antiguas comunidades con la naturaleza circundante, así como descubrir cuáles fueron los efectos que los humanos provocaron en aquel entorno.
"Sabemos por investigaciones realizadas en otros asentamientos alrededor del lago que estas comunidades humanas manipulaban las comunidades de plantas silvestres. A medida que trabajemos más en este yacimiento esperamos mostrar con más detalle cómo los humanos de aquel período estaban alterando la composición de este ecosistema miles de años antes de la introducción de la agricultura en Gran Bretaña", concluye Barry Taylor, arqueólogo de la Universidad de Chester que también participa en el proyecto.