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La mansión apareció el año pasado durante la excavación de dos antiguas mezquitas medievales en el desierto del Negev. Aunque en un primer momento se creía que se trataba de un edificio de época bizantina, los materiales típicamente árabes que encontraron en su interior permitieron a los arqueólogos fechar la estructura entre los siglos VIII y IX, tras la conquista musulmana de la región cien años atrás.

La estructura sería el lugar de residencia de un jeque de la tribu beduina de los Al-Tayaha.
Foto: AP images, Tsafrir Abayov

En el centro de esta imagen se puede apreciar una de las dos mezquitas del siglo XII que llevaron al descubrimiento del palacio.
Foto: AP images, Tsafrir Abayov
El edificio contaba con decenas de habitaciones entre las que destaca una cocina equipada con hornos en la que han aparecido fragmentos de platos de vidrio; otros artefactos como ollas y lámparas de aceite completan el conjunto de materiales recuperados por los especialistas israelíes.

Recipientes para cocer como esta olla fueron descubiertos por todo el yacimiento.
Foto: AP images, Tsafrir Abayov

Por las noches los beduinos se alumbraban con lámparas de cerámica como esta, descubierta por los arqueólogos en perfecto estado de conservación.
Foto: AP images, Tsafrir Abayov
Asimismo se ha desenterrado en el lugar una gran sala con un pavimento de losas de piedra y mármol, una opulenta estancia que además estaba decorada con frescos de tonos rojos, negros, amarillos y azules.
Bajo el palacio los arqueólogos se sorprendieron al descubrir un enrevesado conjunto de cámaras a cinco metros de profundidad donde han encontrado una gran cisterna para almacenar el agua de lluvia. Según los excavadores “las bóvedas conducen a más conductos subterráneos todavía por excavar”, se trataría pues de “sótanos en los que podían almacenar comida en un ambiente fresco y donde se protegían del calor”.

Por estos dos pozos se accedía al complejo subterráneo descubierto bajo la estructura principal.
Foto: AP images, Tsafrir Abayov

El agua, un bien precioso en el desierto del Negev, se almacenaba en una gran cisterna encalada.
Foto: Israel Antiquities Authority
Las próximas campañas de excavación terminarán de sacar al descubierto las ruinas de la estructura y el complejo subterráneo que se extiende bajo ella, uno de los primeros palacios islámicos construidos en el actual Israel.