Stonehenge es uno de los monumentos megalíticos más famosos del mundo. Fue construido en el Neolítico hace entre 4.000 y 5.000 años y está lleno de incógnitas que los arqueólogos intentan descubrir. Una de ellas parece que acaba de ser resuelta: ¿de dónde se extrajeron las piedras usadas para construirlo? Según los científicos del University College de Londres las famosas ‘piedras azules’ provienen del Parque Nacional de Pembrokeshire Coast, a unos 225 kilómetros de distancia.
El famoso monumento está formado por dos tipos de rocas distintas. Por un lado las grandes piedras de ‘sarsen’, una arenisca local, y por otro las más pequeñas, conocidas como ‘piedras azules’, de origen volcánico e ígneo. De hecho existen dos tipos de 'piedras azules', las que son de dolerita y las de riolita.
Desde 1920 los geólogos sabían que estas piedras provenían de las colinas de Preseli, dentro del Parque Nacional de Pembrokeshire Coast, pero no se sabía exactamente de dónde. Ahora, gracias a la colaboración de geólogos y arqueólogos especialistas en la materia han identificado los afloramientos pétreos de los que se sacó el material con el que se construyó Stonehenge. Las de dolerita provienen del afloramiento de Carn Goedog mientras que las de riolita fueron extraídas del de Craig Rhos, a más de 200 kilómetros de distancia.
Hace miles de años no existían grúas, ni tractores, ni martillos hidráulicos, ni explosivos para separar las rocas. Pero, al parecer, tampoco les hacía falta. Según los científicos, es posible separar cada trozo de piedra sin apenas esfuerzo. Como apunta Josh Pollard de la Universidad de Southampton, “sólo tenían que insertar cuñas de madera en las grietas entre los pilares y luego dejar que la lluvia hinchara la madera para facilitar su extracción de la roca”.
Pero algo no cuadra en los cálculos de los investigadores. Las piedras de Craig Rhos se piensa, gracias a la datación por radiocarbono de los restos de las hogueras de los trabajadores, se extrajeron alrededor del 3400 a.C. y las de Carn Goedog en el 3200 a.C. y sin embargo no se colocaron en Stonehenge hasta cerca del 2900 a.C. ¿Tardaron 500 años en llevar las rocas de la cantera al lugar final del monumento, a unos 225 kilómetros? Según el profesor Parker Pearson, se trata de algo “bastante improbable”.
Como explica el propio Pearson, “es más probable que las piedras se utilizaran primero para un monumento local en algún lugar cerca de las canteras que luego fue desmantelado y arrastrado hasta Wiltshire”. A este respecto, según los investigadores, lo más probable es que las piedras fueran transportadas por los valles en lo que hoy sería la carretera A40.
De hecho, el equipo investigador cree que las ‘piedras azules’ se colocaron en el 2900 a.C, mientras que las piedras más grandes de ‘sarsen’ se establecieron sobre el 2500 a.C..
Aún existen múltiples incógnitas sobre Stonehenge, pero los arqueólogos cada vez conocen más sobre este mágico lugar. Para el propio Pearson es esencial conocer la proveniencia de las piedras con las que está construido para ahondar a fondo en su historia. “Si podemos encontrar el monumento original en Gales del que fue construido seremos capaces de resolver el misterio de por qué se construyó Stonehenge”, explica.