Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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Un estudio publicado en la revista Scientific Reports señala la presencia de estructuras sumergidas en la laguna de Venecia que atestiguan la existencia de una antigua calzada romana y posiblemente de un puerto. Según el equipo, esto por una parte confirma que en aquella época eran habitables amplias áreas de la laguna que hoy se encuentran bajo el agua; y además, por las dimensiones y extensión de las estructuras halladas, que existía una actividad humana importante en la zona.
El estudio, liderado por la doctora Fantina Madricardo del Instituto de Ciencias Marinas-Arsenale (ISMAR) de Venecia, ha aplicado una tecnología conocida como sonda náutica de eco múltiple de alta resolución, que permite lograr una detallada reproducción tridimensional del fondo marino y de las estructuras sumergidas. Los restos hallados son de dos tipos: por una parte, piedras del mismo tipo que los romanos usaban para pavimentar las carreteras; y por otra, estructuras de gran tamaño -hasta casi tres metros de altura y más de 100 de longitud- que, por su similitud con otras similares encontradas anteriormente, el equipo identifica hipotéticamente como un muelle portuario.

Detalle de las estructuras sumergidas
Foto: Squadra Sommozzatori di Venezia della Polizia di Stato
Una nueva capa de historia
Las evidencias halladas aportan una nueva capa a la historia antigua de Venecia. Estructuras como carreteras y el hipotético puerto indican que la laguna no era en la antigüedad una zona considerada hostil, sino un área de suficiente importancia comercial como para justificar la construcción de dichas infraestructuras, lo que a su vez implicaría probablemente la existencia de una comunidad permanente. Esto resulta especialmente relevante porque, hasta épocas recientes, la corriente historiográfica tradicional había considerado la laguna como un refugio temporal al que acudían los habitantes de tierra firme para refugiarse de las invasiones bárbaras y no como un lugar de asentamiento permanente.
El estudio señala además que la existencia de dichas estructuras “confirma la habilidad romana para adaptarse y manejar entornos complejos y dinámicos” y “el desarrollo de asentamientos y de la economía en el área en tiempos de los romanos”. Considera, además, que esta viabilidad no estaba limitada a caminos dispersos, sino conectada a una amplia red de tránsito que cubría todo el territorio del Véneto, y que estaba formada tanto por carreteras como por canales excavados que faciliban la navegación interna evitando los peligros del mar abierto, como los piratas.