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Eshbal Ratson y Jonathan Ben-Dov, dos investigadores de la Universidad de Haifa, han conseguido restaurar y descifrar uno de los dos últimos Rollos de Qumrán que no habían sido publicados, de un total de unos 900 manuscritos descubiertos en las cuevas de Qumrán, al noroeste del mar Muerto, en los años cuarenta y cincuenta del siglo XX. Los diferentes textos religiosos, escritos en hebreo, arameo y griego, datan principalmente desde mediados del siglo III a.C. hasta mediados del siglo I d.C.
Los investigadores de la Universidad de Haifa han pasado más de un año recomponiendo minuciosamente las más de sesenta pequeñas partes de uno de los Manuscritos del Mar Muerto, escrito en un código secreto, según explica la universidad israelí en un comunicado. El manuscrito descifrado revela la existencia de un calendario excepcional de 364 días que fue usado por los miembros de la secta del desierto de Judea e incluye el descubrimiento, por primera vez, del nombre que dicha secta daba a los días especiales que marcaban las transiciones entre las cuatro estaciones: tekufah, que puede ser traducido como "periodo".
Esta secta seguía un calendario de 364 días que era "perfecto", según los investigadores
Los miembros de la secta de Qumrán se referían a sí mismos como la comunidad de Yahad ("Juntos"), un grupo de fanáticos que practicaba una vida eremítica en el desierto y que se enfrentaba a la persecución del sistema preponderante de la época. Esta secta seguía un calendario de 364 días que, según explica la Universidad de Haifa, "era perfecto porque este número puede ser dividido por cuatro y por siete y las ocasiones especiales siempre caían en el mismo día, a diferencia del calendario lunar que aún sigue el judaísmo". El pergamino también ofrece detalles sobre las fechas más importantes del calendario de la secta, por ejemplo dos ocasiones especiales no mencionadas en la Biblia pero ya conocidas a través del Rollo del Templo, uno de los Manuscritos del Mar Muerto más largos. Son las siguientes: los festivales del Vino Nuevo y del Aceite Nuevo.
"El manuscrito está escrito en un código secreto, pero su contenido es simple y bien conocido y no había razón para ocultarlo. Esta práctica también se observa en varios lugares de fuera de la Tierra de Israel, donde los líderes escribían en un código secreto incluso cuando trataban cuestiones ampliamente conocidas, como un reflejo de su estatus. Esta costumbre pretendía mostrar que el autor estaba familiarizado con el código, mientras que otros no lo estaban. Sin embargo, el autor de este manuscrito en concreto cometió numerosos errores", concluyen los investigadores.