En 1891, un granjero australiano llamado Joseph Bradshaw, que vivía en la región de Kimberly, en el noroeste del país, quedó pasmado ante unas figuras danzantes pintadas en vivos colores en un refugio rocoso cerca de su propiedad. No se parecían a ningun otro tipo de figuras que hubiera visto antes. Este tipo de arte, bautizado por los arqueólogos como estilo Gwion, ha sorprendido desde su descubrimiento a los investigadores, que no han sabido hasta ahora establecer cuándo fueron pintadas ni por quien.
Para lograr resolver el enigma, los científicos han estudiado pequeños fragmentos de carbón descubiertos en nidos de avispa fosilizados con el propósito de intentar datar correctamente estas pinturas. Y el resultado ha sido sorprendente: nada menos que 12.000 años de antigüedad. El especialista en Geocronología de la Universidad de Wollongong Richard Roberts se ha mostrado entusiasmando con estos resultados. De hecho, hace ya dos décadas que él pensó que estos nidos podrían ayudarle a datar las figuras Gwion, pero sus estudios no fueron concluyentes. Ahora, la nueva técnica empleada por los científicos ha proporcionado una datación mucho más sólida.
Los científicos han estudiado pequeños fragmentos de carbón descubiertos en nidos de avispa fosilizados con el propósito de intentar datar correctamente estas pinturas. Y el resultado ha sido sorprendente: nada menos que 12.000 años de antigüedad.
Desde los años noventa
Datar estas antiguas pinturas en la roca es complicado. Las miles de figuras, exquisitamente trazadas y realizadas con todo detalle (peinados, bumerans y lanzas), fueron pintadas en abrigos rocosos con pigmentos minerales como el ocre, elementos que no se pueden datar. Estilísticamente, las figuras Gwion son muy diferentes a las representadas en otro estilo artístico australiano, el arte Wandjina, que se caracteriza por figuras espirituales con grandes ojos oscuros, que forman parte de la mitología aborígen. El carbón usado a menudo para pintar los ojos de las figuras Wandjina permite su datación por radiocarbono, lo que ha dado como resultado fechas de unos cinco mil años de antigüedad. Pero, desgraciadamente, no se usó carbón para delinear las figuras Gwion, por lo que su datación ha resultado siempre mucho más compleja.

Damien Finch se propuso datar estas pinturas rupestres estudiando los pequeños nidos de avispa.
Foto: Universidad de Melbourne
Para superar este problema, Roberts y su equipo se fijaron, ya en los años noventa, en los antiguos nidos de avispa que se distribuyen por las paredes de los abrigos rocosos. Estos insectos construyen sus nidos directamente encima de las pinturas (lo que significaría que las pinturas son anteriores a los nidos). Mediante una técnica óptica que mide el tamaño de los granos de arena que estos nidos contienen, Roberts pudo datar un nido grande y determinó que la pintura que había debajo tenía más de 17.000 años. Pero había un problema: la técnica podía ser usada para datar sólo nidos grandes cuyo contenido no hubiera estado expuesto al sol. Pero algunos investigadores son escépticos al respecto. Incluso Roberts reconoce: "En la década de 1990 apenas podíamos saber lo qué estábamos haciendo".
Un estudio con resultados sorprendentes
Ahora, dos décadas después, Damien Finch, de la Universidad de Melbourne, se ha propuesto datar este arte estudiando multitud de pequeños nidos de avispa que sí hubieran estado expuestos al sol. Descubrió que, junto con granos de arena, las avispas depositaban inadvertidamente pequeños fragmentos de carbón en el barro con el que construían sus nidos, lo que significa que estos nidos, y por lo tanto las pinturas bajo ellos, podían ser datados por radiocarbono.
Damien Finch, de la Universidad de Melbourne, descubrió que las avispas depositaban pequeños fragmentos de carbón en el barro con el que construían sus nidos, lo que significa que estos nidos, y por lo tanto las pinturas bajo ellos, podían ser datados por radiocarbono.
Para entender cómo llegó hasta allí este carbón, Finch pasó cinco años observando nidos de avispa. Logró identificar otras fuentes de carbón en ellos, como las cenizas procedentes de fuegos cercanos, y se propuso eliminarlas de los nidos antiguos para datar sin contaminación el carbón que quedaba.
Damien Finch y sus colaboradores han publicado los resultados de su estudio en Quaternary Geochronology. El equipo estudió nidos de avispa que cubrían 21 pinturas en 14 abrigos rocosos distintos. En 13 casos, los nidos se encontraban encima, con lo que las pinturas evidentemente tenían que ser más antiguas que los nidos. En otros seis, los nidos estaban debajo, con lo que las pinturas debían de ser más modernas. Una de las pinturas tenía dos nidos por encima y uno por debajo, lo que permitió a los investigadores datarla por primera vez, y el resultado fue 12.000 años (con un margen de error de 500). Eso significa, según Finch, que el estilo Gwion perduró en esta zona sólo durante un corto período de tiempo, unos mil años.

Este tipo de arte fue bautizado por los arqueólogos como estilo Gwion.
Foto: Universidad de Melbourne
Ese período coincide con el rápido final de la Edad del Hielo, cuando el aumento del nivel del mar hizo que el norte de Australia se inundara y sumergió al menos la mitad de las tierras de la región de Kimberly. El caos resultante desplazó poblaciones y sería una explicación plausible a porqué los artistas Gwion se centraron en representar sobre todo ceremonias o dinámicas de clan en sus pinturas. Estas nuevas dataciones también han descartado antiguas teorías que preconizaban que las gentes que pintaron las figuras Gwion eran miembros de un grupo no aborigen.
Las nuevas dataciones pueden ayudar a comprender el estilo del arte Gwion y también han descartado antiguas teorías que preconizaban que las gentes que pintaron las figuras Gwion eran miembros de un grupo no aborigen.
Para Ian Waina, un guía aborigen y guardián de las tradiciones de la tierra de los Balanggarra, donde se ha localizado el estilo Gwion, está encantado con la datación, ya que, "los turistas muchas veces me preguntan por la antigüedad de las pinturas. A menudo les digo que son más viejas que yo y que ellos. Ahora, por fin, tengo una fecha", concluye satisfecho.