«… Finalmente, la oscuridad se atenuó hasta desvanecerse como lo hace el humo o la niebla... »
De esta manera, Plinio el Joven finalizaba parte de la descripción que hizo sobre la erupción del Vesubio. Él fue testigo de excepción de la catástrofe, puesto que se encontraba en Miseno, a unos 30 km de Pompeya, cuando todo ocurrió. Su tío, Plinio el Viejo, murió al intentar llegar hasta la zona afectada en busca de supervivientes a los que ayudar. Recordemos que los romanos no sabían lo que era un volcán.
Conservamos en la actualidad textos de ambos autores, y de hecho, para acercarnos al desastre pompeyano son las cartas de El Joven las que más nos ayudan a recomponer los hechos. Es en la epístola VI.16 enviada a su amigo Tácito en la que Plinio el Joven dejó por escrito qué fue lo que pasó. Y es justo esa carta el origen de todas las equivocaciones con respecto a la fecha de la erupción del Vesubio.
¿Un error de traducción?
Desde hace décadas, se duda de la fecha tradicional de la destrucción de Pompeya, debido a diversos factores de carácter arqueológico. Pero, si algo contradecía a todo vestigio, era la carta antes mencionada en la que, y según la transcripción y traducción que se hizo en la Edad Media, Plinio afirma que todo pasó 9 días antes de las kalendas de septiembre, es decir, el 24 de agosto.

En una convergencia de calles de Pompeya estaba ubicado un pozo para la extracción de agua.
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El calendario romano sufrió diversas modificaciones desde su creación, en una fecha que roza lo mitológico en un relato según el cual se le atribuye a Rómulo. Pero eso entra dentro de la narración de la vida de éste como fundador de la ciudad. Además, había tres días centrales en cada mes, llamados kalendas (día 1), nonnae (día 5 o 7) y las idus (día 13 o 15).
Para algunos especialistas, y tras una relectura del texto junto con los restos arqueológicos, el copista medieval habría caído en un error: confundir las kalendas de septiembre con las de noviembre.
El calendario romano sufrió diversas modificaciones desde su creación, en una fecha que roza lo mitológico en un relato según el cual se le atribuye a Rómulo.
La moneda de la discordia
Sobre la fecha real de la erupción del Vesubio ha habido teorías y debates desde hace decenios. Ya en la década de 1970 y con la aplicación de nuevos métodos de excavación, comenzaron a analizarse materiales que aparecían en las casas sepultadas por el volcán y que, hasta entonces, no eran objeto de estudio.
En la llamada Casa del brazalete de oro apareció un conjunto de monedas entre las que había una que ha dado lugar a un gran debate en torno a la fecha real de la erupción. Se trata de un aureus del emperador Tito, el segundo de la dinastía de los Flavios y que sólo gobernó dos años, del 79 al 81 d.C. Él fue el encargado de inaugurar el anfiteatro Flavio, que todos conocemos como el Coliseo. Esa moneda fue datada, en un principio, con la inscripción que nombra el XV Imperium de Tito. Recordemos que el Imperium era un mando militar que existía desde tiempos de la República y que siguió dándose a los emperadores, incluso desde que estos eran asociados al poder en algunas ocasiones, como en este caso.
Esta moneda ha sido uno de los grandes pilares para retrasar la fecha real de la erupción, pero en 2013 y tras una relectura de la misma, pudo verse que realmente sería el XIIII Imperium de Tito, con lo que eso retrasaba la fecha de emisión de la moneda. Esto quería decir que este objeto en concreto no era adecuado para poder comprobar que el Vesubio no había erupcionado en agosto. Pero había más pruebas.

Esta espectacular entrada de la Casa Paquio Proculo exhibe estos magníficos mosaicos en un gran estado de conservación, en parte gracias a la erupción del Vesubio en el 79 d.C.
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Frutas y carboncillos
Otros elementos a tener en cuenta para cuestionarse la fecha real de la destrucción de Pompeya han sido las frutas. Higos, nueces, uvas y castañas han sido halladas en diversas zonas de excavación de la ciudad. Eso, una vez más, indica que la catástrofe no pudo producirse en pleno verano, ya que son frutas que se recogen a lo largo del mes de septiembre.
Finalmente, en 2018 un descubrimiento ha podido ser la clave definitiva que nos arroje luz sobre esta encrucijada arqueológica.
La Domus del Jardín es una casa pompeyana reutilizada como almacén en su última fase de ocupación. Y casualmente fue durante la excavación arqueológica de estos niveles cuando, en una pared, apareció una curiosa inscripción escrita con carboncillo y que está fechada el 17 de octubre. El año no lo sabemos, aunque el usar carbón como soporte de escritura hace pensar que se hizo en el 79 d.C., debido a que es un material muy endeble y soporta poco el paso del tiempo.
Otra cuestión es qué pone realmente en dicha inscripción, ya que, según una teoría sería un montante en relación a algo extraído del almacén. Por otro lado, se interpreta que alguien se dio un festín con productos de dicho almacén. Sea como fuere, este hallazgo nos ayuda a estar más cerca de dar una fecha definitiva sobre la erupción del Vesubio. Y, aunque no hay consenso total sobre este tema, podríamos aventurarnos a dar el 24 de octubre como día preciso.