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La Universidad de Leicester confirmó ayer, lunes 4 de febrero, que los restos mortales hallados en verano de 2012 bajo un aparcamiento en el centro de la ciudad son, efectivamente, de Ricardo III de Inglaterra, el último rey de este país que murió en combate, en la batalla de Bosworth, en 1485. Esta aventura arqueológica, que arrancó el 25 de agosto con las primeras excavaciones y que ha causado un enorme revuelo mediático, ha concluido con un éxito insospechado. Los investigadores de la Universidad de Leicester han demostrado con abundantes pruebas, incluyendo el análisis del ADN, la datación por radiocarbono y el examen esquelético, que los restos óseos exhumados coinciden con las descripciones históricas de Ricardo III, el último rey de la dinastía Plantagenet.
Herido con una espada y una alabarda
El doctor Turi King, genetista de la Universidad de Leicester, ha confirmado que el ADN del esqueleto coincide con las muestras proporcionadas por un descendiente directo del rey, el canadiense Michael Ibsen, y con el de una segunda persona que ha preferido mantenerse en el anonimato. El estudio del esqueleto, a cargo del osteoarqueólogo Jo Appleby, ha revelado que el individuo era un varón y que tenía entre veinte y treinta años. Ricardo III contaba con 32 años en el momento de su muerte. El esqueleto también presenta una curvatura en la columna vertebral que coincide con la descripción física del rey. Las heridas en la parte trasera del cráneo, posiblemente causadas con una espada y una alabarda, concuerdan con las circunstancias de su muerte. Por otro lado, la datación por radiocarbono también coincide con el año de su defunción.