historia antigua

Cleopatra, reina contra pronóstico

El testamento de Ptolomeo XII dejaba a Roma como protectora de Egipto y establecía que su hija Cleopatra gobernase junto a su hermano. Pero la joven luchó contra viento y marea para hacerse con el poder absoluto.

cleopatra 1

cleopatra 1

Este relieve muestra a una joven Cleopatra VII, vestida a la usanza tradicional egipcia, con un vestido de tirantes que deja uno de sus pechos al descubierto y una peluca cubierta con las alas de la diosa buitre Nekhbet.

Foto: AKG / Album

Un capricho del destino hizo posible que Cleopatra se convirtiera en una de las grandes protagonistas de la historia antigua. Contra toda expectativa, siendo apenas una adolescente, accedió al trono para convertirse en la última y más famosa reina de Egipto: Cleopatra Thea Filopátor, la séptima de las Cleopatras.

Cronología

Disputa por Egipto

69 a.C.

Cleopatra nace en Alejandría, fruto quizá de la relación entre Ptolomeo XII y una mujer relacionada con la nobleza egipcia.

58 a.C.

Roma se anexiona Chipre y Ptolomeo XII es expulsado de Egipto. Berenice IV, hermana mayor de Cleopatra, se hace con el control del país.

55 a.C.

Ptolomeo XII recupera el trono y Berenice IV es ejecutada. Cleopatra es nombrada cogobernante tres años después.

51-50 a.C.

Cleopatra aparta del poder a su hermano Ptolomeo XIII. Antes de ser expulsada, gobierna 18 meses en solitario.

48-47 a.C.

César domina Egipto. Muerto Ptolomeo XIII, apoya el gobierno de Cleopatra y su hermano Ptolomeo XIV.

69 a.C.

Estancia de Cleopatra en Roma, invitada por César. Tras su asesinato, ejecuta a Ptolomeo XIV y nombra cogobernante a Cesarión.

Pese a su juventud, la nueva reina no carecía de experiencia. Junto a su padre, Ptolomeo XII, había aprendido lo que significaba gobernar en un mundo violento y en un contexto internacional complejo y cambiante, y a la vez en competencia con los familiares más próximos. Desde su infancia comprendió que la política era una arriesgada partida que había que jugar con inteligencia, sabiendo que las victorias eran efímeras y que siempre cabía recuperarse de una derrota.

Una dinastía mal avenida

Cleopatra formaba parte de una dinastía grecomacedónica cuya historia de casi tres siglos estuvo llena de luces y sombras. Si por un lado se deben a los Ptolomeos algunos de los monumentos más célebres de la humanidad, como el Faro o la gran biblioteca de Alejandría, por otro lado protagonizaron numerosas luchas fratricidas que a menudo terminaron de modo sangriento.

Dinastía de los Ptolomeos.

Dinastía de los Ptolomeos.

A este hecho se le sumaron otros dos factores de inestabilidad. Uno venía de lejos: la propensión del pueblo de Alejandría a rebelarse contra sus soberanos. El mismo padre de Cleopatra, Ptolomeo XII, llegó al trono después de un alzamiento popular en el que los alejandrinos sacaron al anterior rey del palacio y lo mataron. El segundo factor era más reciente: el creciente poder de Roma. El tío abuelo de Cleopatra, Ptolomeo X, a cambio de un préstamo que recibió de Roma para financiar su lucha contra su hermano Ptolomeo IX, estableció que, en caso de morir sin herederos, el reino de Egipto pasaría a manos de Roma. De este modo, el testamento de Ptolomeo X se convirtió en una espada de Damocles que pendía sobre la dinastía ptolemaica.

Busto de Ptolomeo XII

Busto de Ptolomeo XII

Sobre la frente de este busto se adivina la banda o mitra que identificaba al rey con un «nuevo Dioniso». Museo del Louvre, París.

Foto: RMN-Grand Palais
Templo de Horus

Templo de Horus

Este santuario dedicado al dios halcón Horus en Edfú, en el Alto Egipto, fue iniciado por Ptolomeo III en 237 a.C. y terminado por Ptolomeo XII, padre de Cleopatra VII, en el año 57 a.C.

Foto: Shutterstock

Consciente de este peligro, el padre de Cleopatra intentó congraciarse con los dirigentes de la República romana distribuyendo cuantiosos sobornos entre ellos. Esto le obligó a subir los impuestos en Egipto, lo que provocó a su vez huelgas y protestas populares. Como los ingresos regulares del país no bastaban para su política de compra de favores en Roma, Ptolomeo debió pedir considerables préstamos a los banqueros romanos. Sólo así pudo prometer 6.000 talentos (equivalentes a todos los ingresos anuales de Egipto) a César y Pompeyo si lo reconocían como rey. Finalmente, Ptolomeo consiguió su objetivo y el Senado lo declaró «amigo y aliado del pueblo romano». Pero el hecho de que los romanos se anexionaran la rica isla de Chipre, hasta entonces dominio de la familia de los Ptolomeos, desencadenó en Alejandría una revuelta que terminó con la expulsión del soberano. Ptolomeo marchó al exilio, tal vez acompañado por su hija Cleopatra, fruto de la relación del rey con una esposa posiblemente perteneciente a la nobleza indígena egipcia. En Alejandría el trono acabó recayendo en Berenice IV, la hija que el rey había tenido del matrimonio con su hermana Cleopatra VI Trifena.

El monarca depuesto se desplazó primero a Rodas, donde se hallaba Catón el Joven, que había sido encargado de organizar la anexión de Chipre. Al comunicarle su intención de ir a Roma, Catón lo alertó de la codicia y notable corrupción del Senado, que en Egipto sólo veía una enorme riqueza que explotar. Ptolomeo XII no hizo caso de la advertencia y prosiguió su viaje. Llegado a Roma en el año 57 a.C., se alojó en una lujosa villa de Pompeyo, personaje que se convertiría en su principal apoyo para el plan que lo había traído a la Urbe: promover una intervención romana en Egipto que lo restituyera en el trono.

Poco después llegó a Roma una embajada enviada por Berenice IV, compuesta por un centenar de personas, con el objetivo de desacreditar al monarca exiliado. Haciendo gala de los métodos más radicales de su linaje, Ptolomeo XII contrató a sicarios que se encargaron de envenenar al líder de la embajada, Dion de Alejandría, y de asesinar al grueso de la comitiva. El monarca se ganó a los supervivientes mediante sobornos y amenazas de muerte.

foro de césar

foro de césar

Foro de César en Roma. Iniciado en 54 a.C., fue inaugurado por César en 46 a.C., dos años antes de su muerte. En la imagen, las tres columnas del templo de Venus Genetrix, dedicado a la diosa patrona de la gens Julia, la familia de César.

 

Foto: John G. Wilbanks / Age Fotostock

Con el padre en Roma

Mientras vivía en Roma, Ptolomeo recibió ingentes sumas de dinero de los banqueros de la ciudad. Estos préstamos alcanzaron tal envergadura que los banqueros, viendo peligrar su enorme inversión, también presionaron para que el rey egipcio recuperara su corona. En los siguientes meses, la cuestión egipcia se discutió numerosas veces en el Senado, enfrentando en acaloradas discusiones a los partidarios de la intervención militar –con Pompeyo entre ellos– y a sus detractores.

Según Dion Casio, estos últimos idearon una estratagema para fortalecer su posición. Se dijo que la estatua de Júpiter Lacial situada en los montes Albanos había recibido el impacto de un rayo, por lo que se consultaron unos textos proféticos, los libros sibilinos, para interpretar aquel acontecimiento. Se concluyó que los romanos tenían que seguir manteniendo los lazos de amistad con Ptolomeo XII, pero no debían intervenir militarmente en su favor.

Tras este giro inesperado, a finales del año 57 a.C. Ptolomeo XII decidió abandonar Roma y dirigirse a Éfeso, cabe pensar que llevando con él a su hija Cleopatra. No por ello dejó de seguir engrosando sus préstamos y comprando apoyos en el Senado. Fortunas como la de Rabirio Póstumo se habían empeñado por completo en la causa. De hecho, Pompeyo seguía apoyándole y fue él quien encargó al procónsul de Siria, Gabinio, el mando de la expedición militar que debía devolver el trono de Egipto al padre de Cleopatra. Por supuesto, a Gabinio también se le ofreció una alta suma de dinero, 10.000 talentos.

Gracias a la ayuda romana, Ptolomeo XII logró recuperar el trono de Egipto en 55 a.C. Cleopatra tenía entonces 14 años, y –hubiera o no acompañado a su padre durante su estancia en Roma– es indudable que aprendió de esa experiencia lo que era la lucha por el poder y el coste del fracaso; no en vano lo primero que hizo Ptolomeo XII al volver a Alejandría fue hacer ejecutar a su hija Berenice.

Desaparecida la heredera legítima, el protagonismo en la corte pasó a Cleopatra y sus tres hermanos pequeños. Ptolomeo XII promovió en torno a ellos un culto dinástico, reuniéndolos en el colegio de los «dioses Neofiladelfos», es decir, los dioses hermanos que se aman entre sí, en referencia a dos reyes hermanos que gobernaron en la época más gloriosa del reino lágida, Ptolomeo II Filadelfo y su esposa Arsínoe II. Si el rey trataba con ello de evitar las disensiones futuras entre los hermanos, su fracaso no pudo ser más completo. También se engañó al pensar que su relación privilegiada con ciertos grupos de poder en Roma mantendría a Egipto a salvo de interferencias.

templo de Isis en File

templo de Isis en File

El templo de Isis en File. Este santuario estuvo dedicado a Isis, la gran diosa de Egipto, esposa y hermana de Osiris. La reina Cleopatra, muy devota de Isis, se consideraba a sí misma una encarnación de esta divinidad.

Foto: Alamy / ACI

 

templo de Hathor en Dendera

templo de Hathor en Dendera

En el muro exterior del templo de la diosa Hathor en Dendera, Cleopatra se hizo representar acompañada de su hIjo Cesarión realizando ofrendas a los dioses de Egipto.

Foto: Bridgeman / ACI
estela cleopatra

estela cleopatra

Estela dedicada por Cleopatra VII a la diosa Isis. Museo del Louvre, París.

Foto: Bridgeman / ACI

La sombra de Roma

En 51 a.C., cuando Cleopatra contaba 18 años, su padre murió. El testamento de Ptolomeo XII, depositado en el Senado de Roma, hacía de la República romana la protectora de la dinastía y establecía que Cleopatra reinaría junto a su hermano Ptolomeo XIII, de tan sólo 10 años. Los comienzos del reinado de ambos fueron difíciles, pues Egipto vivía una situación económica tan crítica que estallaron violentos disturbios a causa del hambre.

Con todo, la amenaza más grave procedía una vez más de Roma. La República romana se hallaba por entonces envuelta en una guerra civil que se había extendido por todo el espacio del Mediterráneo. En 49 a.C. llegó a Alejandría el hijo de Pompeyo con el objetivo de recabar la asistencia de los Ptolomeos para su padre en su enfrentamiento con Julio César. Pompeyo el Joven obtuvo 50 embarcaciones e importantes suministros de trigo. También logró que 500 veteranos del ejército de Gabinio se enrolaran para luchar contra César.

Pero Cleopatra no sólo tuvo que entregar a los romanos recursos económicos y militares. Más graves para ella fueron las injerencias de Pompeyo el Joven en la política de la corte egipcia. No conocemos los pormenores de lo que sucedió tras su llegada a Alejandría; tan sólo que en octubre de 49 a.C., en una reunión del Senado romano –más precisamente, de los senadores fieles a Pompeyo– celebrada en Tesalónica, se declaró al hermano de la joven reina, Ptolomeo XIII, «amigo y aliado del pueblo de Roma», mientras que nada se decía de Cleopatra. Cabe deducir que, en los meses anteriores, los pompeyanos habían elegido como aliado a Ptolomeo XIII y ella había sido expulsada del reino.

papiro cleopatra

papiro cleopatra

Papiro con la firma de la reina. Museos Estatales, Berlín.

Foto: BPK / Scala, Firenze
aureo egipto

aureo egipto

El reverso de este áureo acuñado tras la derrota de Antonio y Cleopatra en Actium, en 31 a.C., muestra la inscripción Aegypto Capta, «Egipto cautivo». Museo Británico, Londres.

Foto: Bridgeman / ACI

Como había hecho su padre, Cleopatra debió exiliarse, en este caso a Siria. Lejos de resignarse a la pérdida del poder, reunió enseguida un ejército para marchar a Egipto. Las fuerzas de los dos hermanos se encontraron en Pelusio, ciudad en el delta del Nilo que marcaba la frontera entre Egipto y Asia. Pero, antes de que se librara la batalla decisiva, otro giro de la política romana impactó en Egipto, esta vez a favor de Cleopatra.

En 48 a.C., después de que César lo derrotara en Farsalia, Pompeyo huyó a Egipto en busca del apoyo de su antiguo aliado, Ptolomeo XIII. Sin embargo, temiendo que el país se convirtiera en el nuevo escenario de la guerra civil romana, el rey egipcio decidió tenderle una trampa. Cuando la galera en la que viajaba Pompeyo llegó a Pelusio, Ptolomeo envió a un servidor con la misión aparente de acompañar al general romano hasta su campamento, pero en cuanto Pompeyo puso pie en la playa fue apuñalado mortalmente por la espalda.

Cleopatra ante Julio César

Cleopatra ante Julio César

"Cleopatra ante Julio César". Una joven y hermosa Cleopatra acude a escondidas a visitar a César para solicitar su protección. Según Plutarco, llegó al palacio escondida en una alfombra que, al desplegarse, la mostró ante el general romano. Óleo por Jean-Léon Gérôme. 1866.

Foto: Alamy / ACI

 

El asesinato de Pompeyo

El asesinato de Pompeyo

"El asesinato de Pompeyo". Este grabado de 1880 recrea el momento en que un esbirro de Ptolomeo XIII apuñala a Pompeyo cuando se dispone a desembarcar en Egipto huyendo de César.

Foto: Bridgeman / ACI

El idilio con César

Cuando César desembarcó dos días después en Alejandría, dos sirvientes de Ptolomeo le llevaron la cabeza y el sello del asesinado. César lloró el triste final de su prestigioso oponente, y comprendió que Ptolomeo XIII no era digno de confianza. Cleopatra aprovechó la ocasión. Cuando el romano les ordenó a ella y a su hermano que se presentaran ante él, Cleopatra buscó entrevistarse en secreto con César, lo que hizo, según cuenta Plutarco, accediendo al palacio escondida en una alfombra enrollada. A sus 22 años, aunque no poseía una belleza extraordinaria, Cleopatra era una mujer atractiva, inteligente y gran conversadora. Eso le bastó para seducir al hombre más poderoso de Roma.

En los meses siguientes, Alejandría sería escenario de una confusa sucesión de conjuras de palacio y de batallas, de nuevo en torno a las ambiciones contrapuestas de tres hermanos de sangre real: Cleopatra, Ptolomeo XIII y Arsínoe. Ptolomeo murió en una batalla; Arsínoe, tras ser aclamada reina por el pueblo, fue capturada y más tarde asesinada en el templo de Artemisa en Éfeso. Gracias al apoyo de César, Cleopatra quedó confirmada en el trono junto a su hermano pequeño, Ptolomeo XIV, de 12 años. De su relación con César nacería además un hijo, Cesarión. Garantizada la continuidad de la dinastía, Cleopatra parecía haber salido victoriosa. Pero el asesinato de César cuatro años más tarde obligaría a la reina a reanudar su desesperada lucha por la supervivencia personal y la de su reino.

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cleopatra 2

cleopatra 2

Cleopatra VII, peinada a la griega, con el cabello ceñido con una cinta. Museo Antiguo, Berlín.

La visión negativa

Los romanos, que vencieron a Cleopatra, elaboraron una visión muy negativa de la reina, que trascendió de su época. Así, en el siglo XIV, Giovanni Bocaccio escribía en De claris mulieribus que «Cleopatra fue una mujer egipcia que devino en objeto de chismorreo para todo el mundo […]. Llegó al gobierno a través del crimen. Alcanzó la gloria por nada más que su belleza, mientras que por el otro lado fue conocida por todo el mundo por su codicia, crueldad y lujuria». Estas descripciones son producto del recuerdo que de ella quisieron dejar sus contrarios, pero también son un reflejo de que jugó sus cartas lo mejor que pudo, con inteligencia, pero también, a veces, con la misma frialdad con la que actuaron sus predecesores. Su objetivo no era otro que preservar la independencia de Egipto y asegurar la continuidad de su dinastía.

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Cleopatra llega a Tarso en su barco

Cleopatra llega a Tarso en su barco

"Cleopatra llega a Tarso en su barco". Óleo por William Etty. 1821. 

 

Foto: Bridgeman / ACI

El final de la historia

En el año 41 a.C., como responsable de organizar la parte oriental del dominio romano, Marco Antonio retomó el plan de lucha contra los partos. Antes de marchar a la guerra hizo que Cleopatra se presentara ante él en Tarso para acordar su apoyo económico y militar. Ella, con 29 años, apareció deslumbrante, como la diosa Afrodita-Isis. Volvió a repetirse la historia de César. Cleopatra sedujo a Marco Antonio y tuvo con él tres hijos (Alejandro Helios, Cleopatra Selene y Ptolomeo Filadelfo). Ambos convirtieron nuevamente a Egipto en un gran reino helenístico. Sin embargo, su gloria fue efímera. Tras el desastre de Actium, en 31 a.C., Octaviano entró victorioso en Alejandría, Marco Antonio se suicidó y poco después lo hizo Cleopatra. Cuando Ptolomeo XV Cesarión fue ejecutado en Alejandría, el sueño de Cleopatra se desvaneció definitivamente.

 

 

Este artículo pertenece al número 204 de la revista Historia National Geographic.