podcast

Podcast

01 oleo reina Cleopatra venganza Egipto
01 oleo reina Cleopatra venganza Egipto

01 oleo reina Cleopatra venganza Egipto

Curiosidades de la historia: episodio 135

Cleopatra, la venganza de una reina

Dos hermanas igual de ambiciosas se disputaron el trono de Egipto: Cleopatra y Arsínoe. El apoyo de Roma dio la victora a la primera, que hizo asesinar a su hermana en el templo de Éfeso.

Dos hermanas igual de ambiciosas se disputaron el trono de Egipto: Cleopatra y Arsínoe. El apoyo de Roma dio la victora a la primera, que hizo asesinar a su hermana en el templo de Éfeso.

01 oleo reina Cleopatra venganza Egipto

01 oleo reina Cleopatra venganza Egipto

podimo podcast gitanos

TRANSCRIPCIÓN DEL PODCAST

Todo el mundo conoce a Cleopatra como "la reina de Egipto". Sin embargo, conseguir y mantener ese título le costó sangre, sudor y lágrimas, aunque en este caso la sangre derramada no fue la suya, sino la de sus familiares. La vida de Cleopatra fue una constante y despiadada lucha por el poder en la que su hermana, Arsínoe, se convirtió en su mayor enemiga.

Cuando Ptolomeo XII falleció en 51 a.C., le sobrevivieron cuatro hijos: dos mujeres, las mencionadas Cleopatra y Arsínoe, y dos varones, ambos llamados Ptolomeo, como era costumbre en la dinastía. Cleopatra y sus hermanos se criaron juntos en el palacio real de Alejandría, donde recibieron una esmerada educación al estilo griego, pero entre ellos no se establecieron los lazos de afecto propios de una familia. Los niños crecieron recelando unos de otros y viendo en sus hermanos a rivales por el poder e incluso a sus potenciales asesinos.

Los casi trescientos años de historia de la dinastía ptolemaica les habían enseñado que el enemigo más peligroso era el que estaba en tu propia casa. Este extremo quedó confirmado con lo que le ocurrió a su hermana Berenice, ejecutada por orden de su padre en 51 a.C. por haber querido usurpar el trono de Egipto. En la corte ptolemaica imperaba la ley de la selva y sólo el más fuerte saldría vencedor.

Ptolomeo había designado como herederos a Cleopatra y al mayor de sus hijos varones. Ambos debían reinar de forma conjunta como hermanos y como esposos. Cuando ascendieron al trono, Cleopatra VII tenía 18 años y Ptolomeo XIII tan sólo diez, por lo que la regencia recayó en su tutor, un eunuco llamado Potino, y en el general Aquilas, jefe del ejército.

Cleopatra

Cleopatra

La armonía entre Cleopatra y Ptolomeo desapareció enseguida y la reina, expulsada del poder, tuvo que huir de Egipto. Uno de los tronos había quedado vacante y Arsínoe pensó que podría ocuparlo. Pero la ambiciosa Cleopatra no se rindió y consiguió reunir un ejército lo bastante poderoso como para enfrentarse al egipcio. Cuando ya estaba a las puertas de Egipto dispuesta a iniciar la guerra contra su hermano, llegó al país una figura que cambiaría para siempre su vida y la de sus hermanos: Julio César. Era el año 48 a.C.

Cleopatra, expulsada del poder, tuvo que huir de Egipto pero no se rindió y logró reunir un gran ejército

Julio César entra en escena

César, que había desembarcado en Egipto persiguiendo a Pompeyo, decidió quedarse un tiempo para poner orden en el país,ya que Ptolomeo XII había encargado a Roma hacer que su testamento se cumpliese. César intercedió entre los hermanos y consiguió que Cleopatra y Ptolomeo XIII se reconciliasen y volviesen a gobernar juntos. Esto fue un duro golpe para las aspiraciones de Arsínoe, que había apoyado a su hermano esperando que éste le ofreciese el papel de reina. Cleopatra le había ganado, pero la partida acababa de empezar.

Aunque se le había escapado Egipto, Arsínoe no se quedó con las manos vacías, pues también recibió un regalo de César. El general romano, deseando congraciarse con el pueblo egipcio, decidió devolverle la isla de Chipre, anexionada por Roma en 58 a.C. Nombró reyes de Chipre a Arsínoe y al pequeño de los Ptolomeos, aunque este cargo era más honorífico que real, pues ambos permanecieron en Alejandría y no podían tomar decisiones sobre el gobierno de la isla.

A pesar de esto, Arsínoe había conseguido por fin el anhelado título de reina. El éxito, sin embargo, alimentó aún más las aspiraciones de la princesa, que puso su vista de nuevo en el premio mayor: el trono de Egipto, el que de verdad otorgaba el poder absoluto y el control de las inmensas riquezas del país.

César nombró reyes de Chipre a Arsínoe y al pequeño de los Ptolomeos, pero era un cargo más bien honorífico

Por su parte, Cleopatra también estaba intentando asegurarse su futuro y evitar que se volviese a repetir un episodio como el de su expulsión. Para ello estableció una alianza política –y pronto también amorosa– con Julio César, que tras la muerte de Pompeyo se había convertido en el nuevo hombre fuerte de Roma. Esta relación debió de preocupar mucho a Arsínoe, pues su hermana estaba respaldada ahora por el hombre más poderoso de la época y por el potente ejército romano, lo que dificultaba el camino hacia su objetivo. De nuevo tenía que retirarse a un segundo plano y esperar que cambiase el panorama.

La guerra de Alejandría

Ese cambio no tardó en producirse. La presencia de César y sus legiones resultaba muy desagradable para la población egipcia, que los veía como invasores. Este malestar, que aumentaba conforme pasaban los días, fue canalizado por Ptolomeo XIII y su Consejo, disgustados por el apoyo de César a Cleopatra. Aquilas organizó al ejército egipcio, lo llevó a Alejandría y se alzó contra César.

Julio César y Cleopatra

Julio César y Cleopatra

El romano conoció a la reina de Egipto cuando llegó a este país persiguiendo a Pompeyo, su rival. Óleo por Tiepolo. Siglo XVIII. Museo Arkhangelskoye, Moscú.

Foto: Fine Art / Album

César se vio así atrapado en Alejandría y teniendo que hacer frente, con sólo dos legiones que sumaban apenas 4.000 soldados, al potente ejército egipcio, que reunía 20.000 hombres y que además estaba apoyado por el pueblo. Ante este abismal desequilibrio, una de las primeras cosas que hizo César fue pedir refuerzos con urgencia. Luego, cuando estalló la rebelión popular en Alejandría, se hizo fuerte en el palacio real, manteniendo junto a él a los reyes y sus hermanos para evitar que se pusieran al frente del ejército egipcio y legitimasen el levantamiento. Durante las siguientes semanas, los romanos estuvieron muy ocupados con los preparativos bélicos y con las escaramuzas que se sucedían por las calles de Alejandría.

Para saber más

130 alejandria1

La destrucción de la Biblioteca de Alejandría

Leer artículo

Fue en ese momento cuando Arsínoe vio llegada su oportunidad. Aprovechando que la vigilancia estaba centrada en Ptolomeo XIII, pues Cleopatra ya había demostrado su fidelidad a César, se escabulló del palacio junto con su preceptor, el eunuco Ganímedes, y se unió a los rebeldes. Arsínoe fue recibida con los brazos abiertos y proclamada reina de Egipto por el ejército. Su paciencia y su habilidad habían dado fruto, y por fin había conseguido el poder que tanto ansiaba.

Arsínoe huyó el palacio y se unió a los rebeldes, que la proclamaron reina de Egipto

Ahora sólo tenía que eliminar a su rival, Cleopatra, para tomar posesión efectiva del trono. Para conseguirlo debía destruir sus defensas, es decir, a Julio César y sus legiones. Pero el camino no era tan fácil como ella pensaba y el primer obstáculo con el que se encontró fue Aquilas. Tras un tiempo de duras disputas entre ellos, Arsínoe decidió solucionar el problema al estilo familiar, es decir, haciendo ejecutar a Aquilas y poniendo al fiel Ganímedes en su lugar.

De reina a esclava

Aunque Ganímedes obtuvo una pequeña victoria inicial al cortar el acceso de los romanos al agua potable, muy pronto se notaron sus carencias militares, que llevaron a los suyos a una sucesión de derrotas. Además, la manera tiránica con la que el eunuco ejercía el liderazgo provocó un gran descontento entre los egipcios sublevados. Éstos tuvieron entonces una idea: suplicar a César que permitiese a Ptolomeo XIII unirse a ellos con el falso pretexto de que lo querían para que se ocupara de su rendición. Aunque César sabía que se trataba de una mentira, dejó marchar a Ptolomeo, pero esto tampoco mejoró la situación de los egipcios,pues el rey era sólo un niño y bien poco podía hacer.

Durante los meses siguientes se sucedieron los enfrentamientos por tierra y mar sin que la victoria definitiva se decantase de uno u otro lado. El panorama cambió por completo cuando llegaron a Egipto los refuerzos que César esperaba, encabezados por el rey Mitrídates I de Pérgamo.Avisados de este hecho, tanto César como Ptolomeo se dirigieron hacia el este del Delta para salir al encuentro del pergameno, aunque con muy diferentes propósitos.

Cleopatra llega a Tarso en su barco

Cleopatra llega a Tarso en su barco

"Cleopatra llega a Tarso en su barco". Óleo por William Etty. 1821. 

 

Foto: Bridgeman / ACI

César consiguió unirse a las fuerzas de Mitrídates y juntos lanzaron un ataque contra el campamento de Ptolomeo. Ante la letal ofensiva romana, el rey y sus hombres salieron huyendo hacia el Nilo, donde se encontraban sus navíos. Ptolomeo logró subirse a uno de estos barcos, pero con tan mala suerte que éste se hundió debido a la gran cantidad de soldados que querían abordarlo. El joven faraón murió ahogado, y con él, todas las esperanzas y aspiraciones de Arsínoe, que fue apresada.

​César atacó el campamento de Ptolomeo, que intentó huir en barco, pero éste se hundió y el rey se ahogó en el Nilo

César regresó victorioso a Alejandría, donde dejó como soberanos a Cleopatra y a su otro hermano, Ptolomeo XIV, aunque en la práctica fue la reina quien acaparó todo el poder. Cuando partió, César se llevó consigo a Arsínoe para que no pudiese rebelarse de nuevo contra Cleopatra y la hizo desfilar como prisionera en el cuádruple triunfo que celebró en Roma en 46 a.C. La visión de la joven egipcia encadenada llegó al corazón de los romanos, que mostraron su indignación por que la antigua reina de Egipto fuese exhibida cual esclava. Atendiendo a estas protestas, César decidió liberarla y Arsínoe se marchó a Éfeso, lejos de Cleopatra. O eso creía.

Para saber más

12 asesinato julio cesar oleo Camuccini

El asesinato de Julio César en los idus de marzo

Leer artículo

El asesinato de César en 44 a.C. hizo que Cleopatra perdiese a su gran defensor y que volviese a aparecer entre los egipcios el miedo a ser conquistados por Roma. Para evitarlo y para asegurar su posición, Cleopatra necesitaba renovar su vínculo con los romanos, y la oportunidad se le presentó cuando Marco Antonio la convocó para una reunión en Tarso en 41 a.C. En ese momento comenzó una de las historias de amor más famosas de la historia, pero también una sólida alianza política muy provechosa para los dos. Antonio necesitaba la estratégica ubicación y las riquezas de Egipto para llevar a cabo sus planes de reorganización del Oriente, mientras que Cleopatra quería asegurar la autonomía de su país y ampliar sus territorios.

La venganza se sirve fría

Durante las negociaciones, Cleopatra exigió la cabeza de Arsínoe, pues a pesar de los años transcurridos no había perdonado a su hermana. Por otro lado, mientras ésta siguiera viva continuaba siendo una amenaza para su posición en el trono. Antonio se apresuró a satisfacer los deseos de su nueva aliada y amante y mandó a sus emisarios a buscar a Arsínoe. La encontraron en Éfeso, la ciudad de Asia Menor donde se había refugiado tras ser liberada por Julio César. Allí llevaba una vida tranquila como suplicante en el templo de Ártemis, aunque no había renunciado a su dignidad real, pues incluso Megabizos, el sacerdote del lugar, le seguía manteniendo el tratamiento de reina.

Cleopatra exigió a Marco Antonio la cabeza de Arsínoe, y éste envió sicarios a asesinarla en su exilio de Éfeso

Arsínoe había asumido la derrota ante su hermana, pero no perdía la esperanza de que la inestable situación política que imperaba en Egipto desde hacía siglos le brindase una última oportunidad de recuperar el lugar que ella creía que le correspondía. Sin embargo, su ilusión se desvaneció por completo cuando vio llegar a los hombres de Marco Antonio para culminar la venganza de Cleopatra. Los mercenarios no demostraron la misma piedad que los romanos habían sentido al verla desfilar encadenada. Ni siquiera titubearon al encontrarse en un lugar sagrado como el templo de Ártemis: arrancaron a Arsínoe de los brazos protectores de la diosa y la ejecutaron a sangre fría.

Al otro lado del Mediterráneo, Cleopatra brindó por este horrible y brutal crimen mientras disfrutaba de los placeres de la vida en los brazos de su poderoso amante. Una vez muerta Arsínoe, a Cleopatra ya no le quedaba ningún hermano con vida. Por fin podía respirar tranquila y disfrutar de su trono.