Sometió a Grecia

Cleómenes, la historia del rey más cruel y loco de Esparta

Colérico y cruel, hizo de Esparta una gran potencia, pero terminó su vida encadenado a un cepo por sus conciudadanos al convertirse en una amenaza para su propia su ciudad y acabó suicidándose.

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Aunque en el sistema político espartano las funciones de los reyes se limitaban sobre todo a la dirección del ejército, Cleómenes consiguió gracias a su gran personalidad y energía dejar una huella profunda en la historia de Esparta, a la que convirtió en la primera potencia de Grecia durante su reinado de más de 30 años, entre 520 y 488 a.C.

Sin embargo, las fuentes antiguas le son hostiles y lo presentan como un hombre colérico, cruel y mentalmente inestable que despreciaba las normas humanas y divinas. Según escribió el historiador griego Plutarco, Cleómenes tenía su propia norma: "El mal que uno puede hacer a los enemigos es superior a la justicia".

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Heredero por accidente

Las circunstancias de su nacimiento fueron ya inusuales. Su padre, el rey Anaxándridas, estaba casado con una sobrina suya, pero no tenían hijos. Esto preocupaba a los éforos, cinco hombres elegidos anualmente que ostentaban el máximo poder en Esparta y que tenían entre sus funciones el control de los reyes. Los éforos, que velaban por la continuidad dinástica, propusieron a Anaxándridas que repudiara a su esposa para casarse con otra que le pudiera dar hijos. Pero el rey amaba profundamente a su mujer y se negó en redondo a separarse de ella. Según explica Heródoto, los éforos le hicieron entonces una nueva y singular propuesta: "Como te vemos encadenado a la que ahora es tu mujer, ya no te pedimos que la repudies, pero sí que además de ella te lleves a tu casa a otra que te dé hijos". Anaxándridas lo aprobó y desde ese momento tuvo dos esposas y mantuvo dos hogares.

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Antefija del templo de la diosa de Esparta, Atenea Calcieco, "la del templo de bronce".

La nueva esposa pronto dio a luz un hijo, Cleómenes, pero poco después la primera esposa tuvo otros tres hijos. Según las leyes de Esparta, la sucesión recaía en el primer hijo varón nacido después de que su padre subiera al trono y, por tanto, Cleómenes fue considerado el heredero legítimo. Aunque en su juventud ya mostraba síntomas de cierto desequilibrio mental, a la muerte de Anaxándridas los espartanos se ajustaron a su legislación y lo proclamaron rey.

Su primera actuación en el exterior llegó en 510 a.C., cuando dirigió un ejército espartano contra Atenas para derrocar al tirano Hipias. Los espartanos deseaban romper las buenas relaciones que Atenas mantenía con Argos, su gran enemiga; esas buenas relaciones se remontaban al padre de Hipias, Pisístrato, que se había casado con una mujer argiva. Además, Hipias mostraba inclinación hacia los persas y esto llenaba de inquietud a los espartanos, que veían cómo el Imperio persa se extendía poco a poco hacia Occidente.

Cleómenes invadió la región de Atenas, el Ática, y derrotó a Hipias. Tras entrar en la ciudad sitió al tirano, que había buscado refugio en lo alto de la Acrópolis, un recinto bien amurallado. Los espartanos evitaban siempre los combates en las murallas, pues implicaban un gran número de bajas en una lucha sin ninguna gloria, pero tuvieron suerte cuando los hijos del tirano, que pretendían salir en secreto de la Acrópolis, cayeron en sus manos. Hipias pactó entonces su salida de Atenas con su familia y se exilió. Sin duda, la expulsión de Hipias por Cleómenes cimentó la fama de Esparta como enemiga de la tiranía.

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Un casco hoplita, que junto a la coraza, las espinilleras y el escudo constituían el armamento defensivo del soldado griego. 

Dos años después, Cleómenes volvió a una Atenas alterada por la lucha política entre Clístenes e Iságoras. El primero era partidario de reformas políticas que dieran mayor participación al pueblo, a lo que se oponía Iságoras, que aspiraba a mantener el poder en manos de la aristocracia. Cleómenes había establecido una firme amistad con Iságoras durante su anterior estancia en Atenas (las malas lenguas decían que había sido amante de su esposa), y cuando Clístenes entregó el poder al pueblo, Iságoras llamó a su poderoso amigo. Cleómenes se presentó con escasas tropas, señal de que se trataba de una aventura privada, y entró en Atenas.

Humillado dos veces

El rey de Esparta puso las magistraturas de la ciudad en poder de Iságoras y expulsó a los partidarios de Clístenes, unas 700 familias. Pero el pueblo se negó a obedecer, y en la revuelta que siguió Cleómenes ocupó la Acrópolis junto a Iságoras y sus seguidores. Tras dos días de asedio pactó una tregua para salir sin sufrir daño, aunque, según Heródoto, los atenienses partidarios de Iságoras fueron ejecutados. Entonces Cleómenes se sintió humillado y quiso vengarse de los atenienses.

Los aliados que acompañaban a los espartanos ignoraban que el objetivo principal de la expedición era imponer a Iságoras como tirano de Atenas

Para ello reclutó un ejército entre sus aliados del Peloponeso e invadió el Ática. Esta vez la expedición estaba autorizada oficialmente por Esparta, ya que se pusieron al mando del ejército los dos reyes que tenían los espartanos: el propio Cleómenes y Demarato, miembro de otra casa real. Pero los aliados que acompañaban a los espartanos ignoraban que el objetivo principal de la expedición era imponer a Iságoras como tirano de Atenas. Cuando atenienses y espartanos se encontraron frente a frente, sus aliados corintios se retiraron al conocer de pronto el motivo de la campaña; lo mismo hizo Demarato, que sin duda se oponía a la aventurera política exterior de su colega Cleómenes. Los otros aliados, al advertir la disensión de los reyes, también se retiraron.

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Entonces Cleómenes pensó en reponer a Hipias como tirano de Atenas. Para ello, en el año 504 a.C. convocó a los aliados a una reunión en Esparta, en la que tomó parte el propio Hipias. Cleómenes alegó como excusa que había conocido unos oráculos que anunciaban que los espartanos iban a sufrir mucho por culpa de Atenas (se había llevado los oráculos de la Acrópolis de Atenas cuando estuvo allí). Pero los aliados, y en especial Corinto, que había sufrido un largo período de tiranía, se negaron a apoyar los planes del rey.

La masacre de argos

Puesto que no había conseguido doblegar a Atenas, Cleómenes centró su política exterior en asegurar la hegemonía de Esparta en la península del Peloponeso y para ello atacó a Argos, su enemiga acérrima, en 494 a.C. Los dos ejércitos acamparon muy cerca uno del otro, a la espera de la batalla campal. Según Heródoto, los argivos estaban pendientes de las órdenes de los heraldos espartanos y realizaban los mismos movimientos que éstos anunciaban. Al advertirlo, Cleómenes ordenó que los heraldos dieran la señal de almorzar; los argivos se prepararon para hacer lo mismo, y entonces Cleómenes los atacó y mató a muchos.

Los supervivientes se refugiaron en un bosque sagrado dedicado a Argos, el héroe que daba nombre a su ciudad. El rey espartano no quiso entrar allí y matarlos por miedo a cometer un sacrilegio y decidió engañarlos: les dijo que salieran sin temor a medida que los llamaran por sus nombres, que conocía gracias a unos desertores. Así mató a unos 50, hasta que los de dentro del bosque advirtieron lo que pasaba. Entonces mandó a los ilotas, los esclavos de los espartanos, que amontonaran leña en torno al bosque y le prendieran fuego. Los argivos fueron exterminados y los ilotas asumieron la culpa del sacrilegio.

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Ánfora del siglo VI a.C. con una escena de lucha entre hoplitaMuseo del Louvre, París. 

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A continuación, el rey despidió al ejército y con mil hombres escogidos se dirigió al Hereo, el santuario más importante de los argivos, y allí realizó un sacrificio solemne a la diosa Hera. Luego, aunque tenía Argos a su merced, se retiró a Esparta. Sus enemigos, entre los que seguramente se contaba su colega en el trono, Demarato, lo acusaron de aceptar sobornos a cambio de esa retirada, pero Cleómenes se defendió diciendo que mientras realizaba el sacrificio en el Hereo, del pecho de la imagen de la diosa salió una fuerte llamarada y comprendió por aquella señal que no podría tomar la ciudad.

Al parecer, los piadosos espartanos consideraron dignas de crédito estas explicaciones. En realidad, es muy posible que Cleómenes considerase que una Argos diezmada, pero no destruida, sería más provechosa para la política espartana: no era conveniente que otras ciudades del Peloponeso, como Corinto, incrementasen demasiado su poder, lo que sin duda harían a costa de una Argos arruinada.

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Cleómenes arrasó Argos. Arribe el teatro de la ciudad, construido hacia 300 a.C.

Lo cierto es que Argos quedó sin hombres. Heródoto fija en 6.000 el número de argivos muertos, y otro historiador, Pausanias, habla de 5.000 bajas. La ciudad tardó en recuperarse de aquella matanza y alegaría escasez de varones para justificar su neutralidad durante la futura guerra contra los persas.

Precisamente en el año 491 a.C., el rey persa Darío I envió heraldos por toda Grecia para pedir la tierra y el agua, señal tradicional de sumisión. Los atenienses los arrojaron a una antigua cantera, y los espartanos los tiraron a un pozo diciendo burlonamente que se llevaran de allí la tierra y el agua para su rey. Pero la isla de Egina, que era enemiga de Atenas, aceptó someterse al rey persa. Los atenienses acudieron a Esparta y acusaron a los eginetas de traición. Cleómenes se presentó en Egina para exigir rehenes, pero los eginetas se negaron a entregarlos alegando que no estaban presentes los dos reyes de Esparta, como establecía la ley; los eginetas estaban aleccionados por Demarato que, además, según Heródoto, se dedicaba a difamar a Cleómenes en Esparta.

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Lo cierto es que Demarato debía de representar la opinión de muchos espartanos, hostiles a Cleómenes. No habían querido reponer como tirano a Hipias, un amigo de los persas; y no les gustaba el comportamiento siempre colérico y vengativo del rey, que era un motivo de intranquilidad para los aliados de Esparta en el Peloponeso. Este grupo utilizó en adelante a Demarato para frenar las empresas de Cleómenes, como sucedió en Egina. Éste se sintió ultrajado, y antes de castigar a los eginetas quiso encargarse de Demarato.

Triunfo y caída de Cleómenes

Aprovechó que había ciertas sospechas sobre la legitimidad de su colega y sugirió que se consultase al oráculo de Delfos. Cleómenes había sobornado a los dirigentes de Delfos de modo que, cuando se formuló la pregunta, la pitia declaró que Demarato no era hijo legítimo. Demarato fue destronado y pasó un tiempo en Esparta soportando las burlas, hasta que escapó a Asia y se refugió en la corte de Darío. En su lugar, Cleómenes colocó a Leotíquidas. Ambos se presentaron en Egina y tomaron rehenes; Cleómenes, como especial venganza hacia los eginetas, los dejó en manos de los atenienses, sus peores enemigos.

Temiendo represalias, Cleómenes huyó a Arcadia, a cuyos habitantes intentó unir para que lucharan contra Esparta

Poco después se descubrió el soborno de la pitia y Cleómenes cayó en desgracia en Esparta. Temiendo represalias, huyó a Arcadia, a cuyos habitantes intentó unir para que lucharan contra Esparta. Entonces los espartanos le dejaron volver a casa, pero al regresar sufrió un ataque de locura y empezó a dar bastonazos en la cara a los que se cruzaban con él. Sus parientes lo encadenaron a un cepo, pero cierto día en que quedó bajo la vigilancia de un ilota (un siervo), Cleómenes le pidió un cuchillo. El ilota se negó a dárselo, pero Cleómenes lo amenazó diciéndole lo que le haría cuando estuviera libre del cepo. El ilota se lo entregó, y Cleómenes, según escribe Heródoto, "empezó a herirse desde las piernas; cortando las carnes a jirones fue subiendo hacia los muslos, y desde los muslos hacia las caderas y las ijadas hasta que llegó al vientre y tras cortárselo en pedazos murió". Otras fuentes añaden que reía con gesto de dolor mientras se desgarraba las carnes.

Hoy, los historiadores apuntan a que quizá fue ejecutado por los mismos espartanos cuando se convirtió en un peligro para el Estado: su política personalista y ambiciosa era un peligro para el equilibrio de fuerzas en el Peloponeso y, en consecuencia, para Esparta.

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