podcast

Podcast

almoloya

Shutterstock
almoloya

almoloya

La Almoloya es un yacimiento arqueológico perteneciente a la Cultura Argárica, desarrollado en la Edad de Bronce, localizado en el municipio de Pliego, en la Región de Murcia.

Shutterstock

Desenterrando el pasado: episodio 47

La civilización olvidada del Argar: excavando en La Bastida y La Almoloya

Este proyecto ha sido el ganador del III Premio Nacional de Arqueología entregado por la Fundación Palarq, y hoy te contamos los misterios de esta civilización que vivió durante la Edad de Bronce.

Este proyecto ha sido el ganador del III Premio Nacional de Arqueología entregado por la Fundación Palarq, y hoy te contamos los misterios de esta civilización que vivió durante la Edad de Bronce.

almoloya

almoloya

La Almoloya es un yacimiento arqueológico perteneciente a la Cultura Argárica, desarrollado en la Edad de Bronce, localizado en el municipio de Pliego, en la Región de Murcia.

Shutterstock

ESCUCHAR EL CAPÍTULO EN SPOTIFY:

ESCUCHAR EL CAPÍTULO EN IVOOX:

ESCUCHAR EL CAPÍTULO EN APPLE PODCAST:

TRANSCRIPCIÓN DEL PODCAST

Llegamos al último capítulo de la temporada. Y en él hablaremos del proyecto que ha ganado el III Premio Nacional de Arqueología y Paleontología Fundación Palarq. Un proyecto que se titula “Una civilización olvidada de la Edad del Bronce”.

Un título sugerente, ¿verdad? No es de extrañar que este proyecto haya ganado el premio de la Fundación Palarq, puesto que lo que nuestros investigadores han descubierto es terriblemente interesante. Casi tanto como la civilización olvidada que estudian. Esta civilización es, ni más ni menos que la civilización prehistórica del Argar.

En el capítulo de hoy descubriremos el esplendor y los recovecos de esta civilización perdida a través de los dos yacimientos que nuestro equipo de investigadores está excavando: La Bastida y La Almoloya. También ahondaremos en la vida de estas gentes a través de la Arqueogenética (sí, es tan futurista como suena), Y abordaremos temas tan fascinantes como las jerarquías de poder o las divisiones de género.

Además, pasearemos por el primer palacio Europeo de la Edad de Bronce, que alberga lo que la prensa ha bautizado como el primer Parlamento de Europa. 

Como siempre, conozcamos primero a nuestro investigador de hoy, que hablará como portavoz del equipo de investigadores e investigadoras que llevan a cabo el proyecto: Rafael Micó. Él es profesor de prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona, y un miembro más de un equipo de coordinación que lleva adelante el proyecto Almoloya-Bastida. También forman parte de este equipo Vicente Luy, Cristina Riuete, Eva Celdrán, Camila Oliart y Miguel Valerio, todos vinculados con el departamento de prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona.

El proyecto de Rafael y su equipo se titula “Una civilización olvidada de la Edad de Bronce” y ha sido el ganador del III Premio Nacional de Arqueología entregado por la Fundación Palarq. Así pues, abordamos hoy esta civilización: el Argar, a la que nuestros investigadores llaman “olvidada”. Pero ¿por qué dicen nuestros investigadores que esta es una civilización olvidada? ¿Acaso sus restos están muy escondidos o son inaccesibles de algún modo? Pues no.

UNA CIVILIZACIÓN OLVIDADA

Resulta que le otorgan este misterioso apelativo porque a finales del siglo XIX fue una de las sociedades más conocidas en la naciente arquitectura prehistórica de la época, y diferentes museos europeos competían por tener piezas del Argar en sus vitrinas. A finales del siglo XIX hubo unas excavaciones muy importantes realizadas por ingenieros belgas, que culminó con una publicación preciosa de todos los tesoros hallados, y eso fue lo que suscitó esta fiebre europea por el Argar.

Por desgracia, este furor desapareció y cayó en el olvido. En gran parte esto fue debido a la desidia de las autoridades españolas en materia de arqueología. Parece que lo de no cuidar nuestro patrimonio histórico viene de lejos. Por suerte, en las últimas décadas, diversas universidades han puesto en marcha diversos proyectos sobre esta civilización. Entre ellos el de Rafael y su equipo que, desde 2009 llevan excavando la región. Para empezar, averigüemos algo más sobre esta civilización. Empecemos por conocer el lugar en el que se emplazó: Rafael nos sitúa.

“Mira, la sociedad del Argar se desarrolló en lo que es el sudeste, el ángulo suroriental de la península ibérica, en lo que actualmente son las provincias de Almería, buena parte de Murcia, sur de Alicante, la mitad oriental de Granada, también comarcas orientales de Jaén y un poquito de Ciudad Real. En total unos 35.000km cuadrados".

Más o menos el tamaño de Bélgica, nada desdeñable. Entre toda esta extensión, nuestros investigadores han centrado sus esfuerzos en dos enclaves en particular: La Almoloya y la Bastida. Pero uno de los enclaves más grandes de esta civilización es el que le da nombre: el yacimiento del Argar, en Antas, en el levante almeriense.

Bien, ahora que ya sabemos dónde nos hallamos, situémonos en el cuándo. La civilización del Argar duró, aproximadamente desde el 2200 hasta el 1550 antes de nuestra era, es decir que apareció hace unos 4200 años, en lo que se conoce como la Edad del Bronce. Para que os hagáis una idea, la civilización Argárica terminó 1000 años antes de que comenzara lo Ibérico.

EL LEGADO DEL ARGAR

Pero ¿por qué es interesante El Argar? Pues hay varios motivos, en primera instancia por motivos arqueológicos, puramente materiales, y en segunda instancia, y esto es lo importante, por todas las cuestiones de orden social, económico, político o de género que permiten plantear. Comencemos por el principio: ¿Por qué arqueológicamente es importante? Rafael nos ilustra:

“Pues porque la arqueología argárica proporciona una gran cantidad de restos, muchos más y de mejor calidad que las sociedades vecinas y contemporáneas. ¿Y por qué? Pues por dos motivos: esta gente vivía de manera permanente en asentamientos en ocasiones muy grandes, muchos de ellos en cerros y en otros casos en los llanos. Bueno, pues, estas sociedades con estos edificios ahora conocemos algunos de ellos monumentales, perduraron durante unos 6 siglos, construyeron mucho, utilizaron muchos objetos y luego, para nuestra fortuna y para desgracia de ellos y ellas, acabaron de una manera repentina. Imagínate: sus casas en ocasiones se incendiaron cayeron, se derrumbaron, colapsaron.”

La desgracia de unos es la alegría de otros, en este caso clarísimamente. Claro, si las casas se derrumban, dejan los restos perfectamente sellados y empaquetados para el arqueólogo que venga detrás. Además, el fuego, que parece que se propagó por estos asentamientos, lejos de lo que pueda parecer, ayuda a conservar; hay materiales orgánicos que se conservan porque están carbonizados, y, si no lo estuvieran, no llegarían hasta nosotros.

EL CONCEPTO DE CIVILIZACIÓN

Vayamos ahora al meollo de la cuestión: ¿Cuáles son todas esas cuestiones de orden social, político, económico o de género que nos permite plantear el Argar?

Pues en primer lugar nos hace reflexionar sobre el concepto de civilización. Porque, ¿qué consideramos civilización? ¿Algo parecido al imperio romano? ¿Gente que construya pirámides? ¿O que tenga un faraón? ¿Qué tenga escritura? Sin duda, todo lo anterior forma parte del concepto de civilización, pero no solo eso. El Argar, por ejemplo, es considerado una civilización por Rafael y su equipo, y no tenía nada de ello… sí, incluso la escritura. El Argar era lo que se conoce como una sociedad ágrafa, o sea, que no escriben, o al menos no se ha encontrado testimonio de ello. En palabras de Rafael:

“Si tú defines una civilización solamente a partir de la presencia de pirámides, faraones y cosas así, y escritura. Bueno, pues no es una civilización. Pero si defines una civilización como una sociedad en la cual hay una división muy clara, muy nítida, muy permanente, entre ricos y pobres, en la cual el poder está atesorado en manos de unos cuantos privilegiados y una sociedad en la cual el territorio está organizado en ciudades y en asentamientos dependientes de las ciudades. Bueno, no te hace falta tener ningún faraón, no te hace falta tener un zigurat, una pirámide, y no te hace falta tener una tumba real para poder hablar de civilización.”

Sin duda parece que reúne todos los requisitos para ser una civilización. Pero ahondemos en lo que ha mencionado Rafael sobre la división entre ricos y pobres.

¿Cómo podemos saber la organización social y política de una civilización que no escribía? Pues a través de los testimonios arqueológicos. Resulta que las gentes del Argar enterraban a sus muertos bajo sus casas (para alegría y júbilo de nuestros arqueólogos de hoy) ¿Y qué había en esas tumbas que nos dé una pista? Rafael nos cuenta:

“En muchas de ellas hay ofrendas de diferente tipo: puede haber armas, puede haber adornos, puede haber comida. Se han hecho diferentes estudios, nuestro equipo, sobre todo Vicente Luy, hace ya décadas hizo unos estudios que han marcado un poco la interpretación desde entonces. Se vio que, en función de la cantidad y de la calidad de las ofrendas, esa sociedad estaba organizada en clases sociales.”

Esto que ahora nos parece tan normal y lógico, la división de la sociedad en clases sociales no siempre ha sido algo tan natural. Como muchas otras cosas, en sus orígenes fue toda una revolución. Porque durante los miles de años de evolución humana las organizaciones sociales parecían ser más igualitarias, más horizontales, por llamarlo así. Pero resulta que, en diferentes lugares del mundo, en cronologías diferentes, comienza a experimentarse un nuevo tipo de vida que llamamos civilizada y que hoy en día es hegemónica, pero no siempre ha sido así. Y uno de los primeros lugares en Europa donde se dio este cambio de paradigma social fue en el sudeste de la península ibérica, con esta civilización Argárica.

Y no solo por las tumbas podemos deducir esta división de clases. Hay otro indicador que siempre es muy importante: la violencia. Esta misma temporada hemos visto que, buscar la forma en que una sociedad organiza la violencia es comprenderla mucho mejor. Y en este caso, en esta sociedad, la violencia también estaba en manos de unos pocos: concretamente en manos de hombres de clase alta. ¿Y como sabemos eso? Pues de nuevo nos remitimos a las ofrendas y ajuares, porque se han encontrado una serie de tumbas en las que han aparecido armas, que se corresponden con estos hombres de clase alta.

Por último, otra de las formas más claras de definir si una sociedad es desigual o no es analizar lo que construyeron. Y en este caso, se han hallado construcciones de muy distinta índole y tamaños. De hecho, se ha encontrado algo muy interesante: Un palacio. Rafael nos lo explica:

“Una de las cosas que también hemos publicado, y que ha salido bastante a nivel de medios de comunicación es, en la Almoloya, descubrimos lo que puede llamarse un palacio. Uno de los primeros palacios de la Edad de Bronce. Es un edificio bastante grande de más de 200 m2, pero sobre todo tiene una sala, que en la prensa la han bautizado como la sala del parlamento, o el primer parlamento europeo y cosas así, porque es un espacio diáfano de unos 80m2 en el cual no encontramos nada, apenas nada, salvo un banco para sentarse que recorría la base de todas las paredes. Es, por lo tanto, un espacio especializado en la reunión, en la comunicación. Y en el subsuelo de esta sala, del parlamento, vamos a llamarle coloquialmente así, encontramos una de las tumbas más ricas del bronce europeo, una tumba doble con un hombre, que fue enterrado primero, y una mujer que fue enterrada después.”

Vaya, vaya, así que el primer parlamento europeo. Pero esto no es ni de lejos lo más curioso de todo.

“Y en el subsuelo de esta sala, del parlamento, vamos a llamarle coloquialmente así, encontramos una de las tumbas más ricas del bronce europeo, una tumba doble con un hombre, que fue enterrado primero, y una mujer poco tiempo después. La mujer tenía un ajuar, unas ofrendas, riquísimas, joyas de plata, hay un collar con cuentas de ámbar que venían del báltico y, sobre todo un objeto emblemático: una diadema de plata, una especie de corona, podemos decir el antepasado de las coronas.”

Una corona. Todo un símbolo de poder, sin duda. Y lo curioso de todo esto es que, entre esta pareja enterrada, parece que la que ostentaba el poder era ella. Esto abre las puertas a plantearse muy seriamente si el poder, o al menos una parte de este, podría haber estado en manos de ciertas mujeres.

Resulta que, a raíz del hallazgo de esta corona, nuestros investigadores han lanzado la teoría, por el momento aún un tanto aventurada, aunque muy plausible, de que podría haber existido algo similar a una dinastía de poder. Y esto se debe a que se han encontrado otras cuatro diademas similares, que fueron halladas en las excavaciones belgas en el yacimiento capital del Argar.

Por desgracia las diademas fueron deslocalizadas, y se encuentran en diversos museos europeos, por lo cual no se han podido analizar a conciencia los restos a que estaban vinculadas originalmente. Con lo cual, no se ha podido esclarecer con propiedad la relación entre estas 4 diademas y la de la Almoloya. Pero, con algo de suerte, tal vez logren encontrar otra más en la Almoloya que permita arrojar luz al asunto.

la exogamia femenina 

Bien, llegados a este punto, sigamos ahondando en estos motivos por los que la Almoloya es una civilización de tanto interés. Y para ello nos serviremos de la Arqueogenética. Y ¿qué es la Arqueogenética? Pues la Arqueogenética es una combinación entre arqueología y genética, (inesperado ¿verdad?) a través de la cual se puede extraer valiosos datos de huesos de hace miles de años. Rafael nos ilustra:

“En arqueología prehistórica solemos trabajar con muchísima gente que no tiene nada que ver con la actividad prehistórica si no que es especialista pues, qué te diré yo, desde las semillas, los huesos de fauna, la composición de las arcillas cerámicas, y en este caso también la genética. En los últimos años ha habido un boom tecnológico y científico en el mundo de la genética. Hace a lo mejor 10 años, 15 años, era ciencia ficción. Pero desde el 2010-2015 las técnicas para recuperar ADN antiguo en huesos que llevan miles de años enterrados ha experimentado unos avances increíbles y ahora ha sido posible recuperar ADN.”

Esta línea de estudio genético ha sido puesta en marcha por el equipo de investigadores en La Bastida y en La Almoloya en colaboración con el instituto de genética Max Planck de Alemania. Y resulta que este último es el yacimiento europeo con más cantidad de análisis positivos: con 68 individuos analizados. Cabe destacar que, aunque parezca mentira (las series como CSI o Bones han hecho mucho daño) a veces los resultados no pueden obtenerse, e, incluso, no pueden llegar ni a tomarse.

Pero entremos en materia: ¿Qué descubrimientos han podido hacer gracias a la ayuda de la genética? Pues, por ejemplo, han podido establecer que en la Almoloya se produce lo que en antropología se conoce como exogamia femenina. ¿Y qué es esto de la exogamia? El concepto se refiere a cuando no se hallan, en un mismo yacimiento, mujeres adultas emparentadas con otras mujeres adultas. ¿Quiere decir esto que no nacen mujeres en estos lugares? Por supuesto que no. Ante este fenómeno, la respuesta que suele darse, de ahí el nombre de exogamia, es que las mujeres adultas se marchan a otras poblaciones para casarse y habitar, seguramente, en la casa del suegro. ¿Y es este el caso de la Almoloya? Rafael nos ilustra:

“Esto se da en algunos casos, pero no siempre es así. Y eso es también lo que queremos remarcar: de todas esas mujeres, podríamos decir no nacidas en la Almoloya que tenemos, adultas en el yacimiento, algunas es verdad que tuvieron descendencia en la Almoloya, pero otras, de hecho, la mayoría, no tuvieron descendencia, y si la tuvieron no está ahí. Es decir: no tenemos ninguna razón para afirmar que todas las mujeres que llegaron de otros lugares fueron a vivir a la Almoloya y, al final,  llegaran a la Almoloya para casarse. No. En algunos casos solamente podemos decir que algunas de ellas tuvieron descendencia porque hemos encontrado la criatura muerta. Pero en muchos otros casos, quizá esa movilidad femenina tuvo que ver con cuestiones laborales, políticas, no necesariamente con el matrimonio .”

Curioso fenómeno, ¿verdad? Y, ¿qué sucedía con los hombres? Rafael nos cuenta también:

“No hay, por ejemplo, ningún caso en el cual haya un hombre adulto con un hermano adulto, pero sí que tenemos algunos casos en los cuales hay un hombre adulto con su hijo adulto, y este, a su vez, con otro descendiente por vía consanguínea, otro hombre también adulto. Esta práctica se le llama, en antropología, patrilocalidad, porque algunos patris viven toda la vida en el lugar donde nacieron. El detalle que hay que tener en cuenta es que en ocasiones se dice: esa sociedad es patrilineal, o patrilocal, ¿quiere decir que todos los hombres hacen lo mismo? Nacen y por ser hombre ya te quedas en el lugar donde naces y entonces viene una novia que viene de fuera y… No, porque en esa sociedad, aunque hemos visto esa práctica, no podemos decir que fuera practicada por todos los hombres. Porque faltan hombres: hay hombres que no están emparentados de ninguna forma con otros hombres, y eso solamente parece documentarse en algunos de ellos.”

Curioso, ¿verdad? Gracias a estos datos se puede deducir que había muchos más movimientos de los que, a priori podría pensarse que hay en una población de estas características. Y es que, gracias a este punto de vista genético, con el que se puede precisar hasta este nivel cuando alguien es hermano, o hijo o medio hijo de alguien, se puede dar una vuelta de 360º a lo que tradicionalmente se consideraba que era el estudio de la prehistoria, donde, si uno se aventuraba a hacer suposiciones se le tachaba de especulador, de cuentista.

Tanto esto último que hemos hablado, como lo que hemos comentado antes sobre quién podía ostentar el poder en esta civilización, nos abre el debate (tan actual) del género. Y es que, al parecer, las gentes del Argar no distinguían exclusivamente entre dos géneros distintos, si no que podría haber habido otro más. ¿En qué se basan nuestros investigadores para decir esto? Resulta que al enterrar a sus muertos estas gentes los ponían en posición fetal y los enterraban en urnas o cistas; pues un alto porcentaje de los individuos osteológicamente femeninos que se han hallado estaban enterrados de cúbito sobre el lado izquierdo y los masculinos sobre el lado derecho. Hasta aquí todo normal, pero ahora viene lo curioso:

“Pero luego la pregunta que ahora por ejemplo tenemos encima de la mesa es: Oye ¿y qué pasaba con ese 20% de personas con rasgos a lo mejor osteológicos, pero fenotípicos femeninos y lo mismo con rasgos fenotípicos masculinos, o algo que no se ajusta bien a lo que conocemos hoy típicamente como masculino o femenino, qué hacían, qué tratamientos recibían, qué ofrendas recibían también? Una de las líneas de investigación es llegar a saber si había más de dos géneros.”

¡Ostras! Eso sí que nos deja sorprendidos. No es de extrañar que hayan ganado el premio nacional de arqueología de la Fundación Palarq. Y a propósito de esto, ¿qué tienen que decir Rafael y su equipo sobre el honor del premio?

EL PREMIO DE LA FUNDACIÓN PALARQ

“Este premio es una satisfacción porque sobre todo es premiar, valga la redundancia, un trabajo en equipo de muchos años, con continuidad. Para nosotros es muy importante la continuidad, si quieres la excelencia, el rigor. Bueno, pues de alguna manera si este premio premia todo eso en lo cual hemos estado tan implicados, tan directamente implicados desde hace tantos años pues para nosotros es una satisfacción tremenda.”

Cabe mencionar que el premio de la Fundación Palarq no es solo una gran distinción para el proyecto, si no que, además, cuenta con una jugosa dotación económica de 80.000€. ¿Y qué piensan hacer Rafael y su equipo con esta cuantiosa suma? Rafael nos lo  cuenta:

“Por tanto, primera cosa: proseguir las excavaciones tanto en La Bastida como en La Almoloya. En segundo lugar: proseguir las investigaciones científicas especializadas sobre todo tipo de objetos: desde restos de comida restos de plantas a todo tipo de artefactos. En tercer lugar: preservar todo lo que hemos encontrado. Asegurarnos de que los objetos muebles, las cerámicas, los metales se reconstruyen, se restauran, se preservan. Y también los yacimientos: que los muros que sacamos, los recintos se consoliden, y que puedan ser visitables. Y que se mantengan. Al aire libre comienzan a salir vegetación, matas, la lluvia. Que se mantenga todo aquello bien y que la gente lo pueda visitar. ¿Y en tercer lugar? Pues difundirlo al máximo.”

En esto último se basa la naturaleza de este podcast de National Geographic y Fundación Palarq, en la difusión de proyectos tan fascinantes e interesantes como este; y que indagan en pasajes de nuestra historia tan recónditos y “olvidados” pero tan íntimamente ligados con nuestra naturaleza, y con tanto potencial para hacernos replantear nuestro propio modo de vida.

Esperamos que Rafael y su equipo sigan haciendo descubrimientos tan vitales para comprender la civilización Argárica y en última instancia, la propia naturaleza humana.

Hasta aquí el último capítulo de esta temporada. sin duda puede decirse que hemos concluido a lo grande. Muchas gracias por acompañarnos a Desenterrar el Pasado. Y no os perdáis la próxima temporada.