¿El robo del siglo?

La carta robada de Cristóbal Colón vuelve a España

Solo existen 16 copias de este documento en el que Colón informaba a los Reyes Católicos del descubrimiento de América. Ahora uno de ellos ha vuelto a la Biblioteca de Cataluña

La llegada a América

La llegada a América

Cristóbal Colón y su tripulación aparecen representados en este grabado del siglo XIX en su llegada a la isla de San Salvador, Bahamas, el 12 de octubre de 1492

Foto: AP Images

El pasado miércoles 6 de junio el gobierno de Estados Unidos entregó al embajador español en Washington una carta robada de Cristobal Colón impresa en 1493 en la que el almirante contaba a los Reyes Católicos su periplo durante el viaje del descubrimiento de América.

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Colón partió del puerto de Palos, Huelva, un 3 de agosto de 1492 y regresó el 16 de enero de 1493. En aquellos 6 meses, el almirante y su tripulación alcanzaron el llamado Nuevo Mundo. Todo lo ocurrido durante este viaje lo relató en una serie de epístolas con la intención de dar a conocer la noticia a los reyes católicos, quienes habían sufragado su arriesgada empresa.

500 años de antigüedad

Existen 16 copias de este documento de valor incalculable impreso por Stephan Plannck en Roma en 1493 y que reúne las cartas escritas por Colón en su primer viaje a las Indias. Una de estas impresiones formaba parte del catálogo de la Biblioteca de Cataluña desde 1918. Es conocida como la Epístola de Insulis Nuper Inventis y su robo se produjo más de 10 años atrás, a pesar de que nunca se había hecho público.

Hasta hoy. El documento está a punto de regresar a los archivos catalanes gracias a que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos se percató que la Epístola estaba en el país. Había sido vendida primero por 600.000 euros en Italia y más tarde en Estados Unidos por un millón de dólares. Afortunadamente, pudo ser localizada.

Según se ha descubierto a raíz de la misma investigación, al menos dos copias más de este documento histórico han sido sustraídas en otras partes del mundo, en Florencia y en el Vaticano. En los tres casos los ladrones usaron el mismo método: sustituyeron el documento original por una copia fotográfica. Sin embargo, las instituciones no se dieron cuenta del robo porque este tipo de documentos apenas se consultan.