visiones de una ciudad icónica

Canaletto, el pintor por excelencia de Venecia

Canaletto fue un pintor italiano del siglo XVIII famoso por sus vistas de Venecia. Sus cuadros están llenos de luz y dinamismo, sin embargo las obras de este genial pintor no fueron unas vistas cualquiera. Descubre aquí porque sus cuadros han fascinado a tantas generaciones.

Antonio Canal, Canaletto. Grabado de A. Moureau, 1892.

Antonio Canal, Canaletto. Grabado de A. Moureau, 1892.

Antonio Canal, Canaletto. Grabado de A. Moureau, 1892. Foto: iStock

Nacido el 28 de octubre de 1697, Giovanni Antonio Canal, más conocido como "Canaletto", fue el genial creador de la imagen icónica de Venecia que, a partir del Siglo de las Luces, el mundo ha podido disfrutar de la ciudad de los canales. Con una capacidad única, el artista consiguió que Venecia y los venecianos perduren para siempre en unos cuadros llenos de luz y de belleza.

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Inspirado en el vedutista romano Giovanni Paolo Pannini, Canaletto comenzó a pintar la vida cotidiana de la ciudad de Venecia y su gente. Se conoce como vedutismo al arte pictórico desarrollado sobre todo en Venecia, en el que se pintan imágenes panorámicas, generalmente urbanas, y que están concebidas como recuerdos, casi como postales para los viajeros extranjeros, y que describen con minuciosidad y todo lujo de detalles los lugares más característicos de la ciudad de los canales. Canaletto fue el mayor exponente de este género pictórico junto a su sobrino Francesco Guardi y el artista Luca Carlevarijs. Aparte de las vedutas, a Canaletto también le interesaron los capriccios, un tipo de arte basado en el paisaje, aunque en este caso las escenas son un poco más fantásticas e idealizadas.

Entrada al Gran Canal cerca de la Punta della Dogana y Santa María de la Salud. Canaletto. 1730-1745.

Entrada al Gran Canal cerca de la Punta della Dogana y Santa María de la Salud. Canaletto. 1730-1745.

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Se conoce como vedutismo al arte pictórico desarrollado sobre todo en Venecia en el que se pintan imágenes panorámicas, generalmente urbanas, que están concebidas como recuerdos, casi como postales para los viajeros extranjeros.

Muy pronto la obra del artista italiano despertó el interés de dos extranjeros, el irlandés Owen McSwiney y el inglés Joseph Smith. McSwiney trabajaba en Venecia como marchante para algunos nobles británicos aficionados al arte. A pesar de que gracias a él la obra de Canaletto empezó a conocerse y a hacerse un nombre entre la nobleza de las Islas británicas, su amistad no duró mucho y tuvo que esperar a 1723, cuando conoció a Joseph Smith, que era cónsul y además editor, coleccionista y mercader. Algunas fuentes afirman que la relación entre ambos hombres no fue tan honrada como parece. El comerciante implicó al pintor italiano en una serie de encargos por los cuales Canaletto se embolsaría una suma inferior a la que el inglés cobraría a sus compradores. A pesar de esto, el pintor vivió sin ningún tipo de privaciones durante varios años y no vio comprometida tampoco su libertad creativa.

Santa María de la Salud en Venecia. Canaletto.

Santa María de la Salud en Venecia. Canaletto.

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Un genio de la luz

Años después, Joseph Smith vendió gran parte de su colección privada al rey Jorge III de Inglaterra, contribuyendo de esta manera en gran medida a la creación de la mayor colección de Canaletto propiedad de la Royal Collection. En 1762, el monarca pagó unas 20.000 libras esterlinas por una colección que incluía 50 cuadros y 142 dibujos. Hay muchos ejemplos de la obra de Canaletto en otras colecciones británicas, como en la Colección Wallace, así como un juego de 24 cuadros en el comedor de la Abadía de Woburn. Un gran conjunto de obras de Canaletto también formó parte de la colección de los condes de Carlisle, pero por desgracia otras muchas se perdieron en el incendio del castillo de Howard en 1940 y otras más fueron vendidas.

La plaza de San Marcos. Canaletto, 1742-1744.

La plaza de San Marcos. Canaletto, 1742-1744.

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Un gran conjunto de obras de Canaletto también formó parte de la colección de los condes de Carlisle, pero otras muchas se perdieron en el incendio del castillo de Howard en 1940.

Canaletto está considerado un maestro de la luz. Sus obras demuestran su extraordinaria capacidad de observación, en la que se conjugan el equilibrio óptico y arquitectónico en contornos difuminados. No hay dos paisajes ni dos personajes iguales en sus creaciones sobre lienzo, en las que el artista hacía numerosas modificaciones. Su interpretación de la luz fue lo que más atrajo a sus contemporáneos. Un agente escribió de él: "Sus cuadros son como los de Carlevarijs, pero en los suyos se ve lucir el sol". Y es cierto: en los cuadros del otro gran pintor vedutista Luca Carlevarijs los cielos no interactúan con la arquitectura, mientras que en los de Canaletto la luz se refleja en cada recoveco de los edificios que pintaba. Canaletto dominaba las luces y las sombras, desde las más intensas hasta las más fugaces proyectadas en las plazas venecianas que protagonizan sus pinturas.

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La cámara oscura

Algunos contemporáneos de Canaletto lo acusaron de abusar de la cámara oscura para dar mayor realismo y nitidez a sus imágenes. La cámara oscura es un dispositivo óptico a base de lentes y espejos que ofrece una imagen nítida de lo que se tiene delante. Pero, de hecho, muchas de las obras de Canaletto no se ajustaban a la realidad puesto que el pintor modificaba las escenas a su gusto alterando los puntos de vista para ofrecer una mirada distinta de la realidad. Un caso muy evidente es el de la panorámica de 180 grados de la plaza San Marcos, cuya visión abarca mucho más de lo que se puede ver a simple vista de una sola mirada. Canaletto no pintaba la Venecia que veían sus ojos, sino la que imaginaba. Pintó una ciudad ideal que, con el paso del tiempo, se ha acabado confundiendo con la Venecia real, lo que ha creado cierta confusión a la hora de distinguir entre una y la otra.

Entrada al Gran Canal desde el Molo. Canaletto, 1742-1744.

Entrada al Gran Canal desde el Molo. Canaletto, 1742-1744.

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La vista panorámica de 180 grados de la plaza San Marcos abarca mucho más de lo que se puede ver en realidad a simple vista de una sola mirada.

Durante la última fase de su carrera, Canaletto profundizó en el tema del capriccio, el arte de componer paisajes a través de la libre combinación de elementos arquitectónicos reales o fantásticos y de ruinas antiguas. El más conocido es el Capriccio Palladiano, conservado en la Galería Nacional de Parma. La obra combina elementos reales (el barrio de Rialto) con elementos igualmente reales, pero ubicados en otro lugar (la Basílica de Vicenza) y elementos de fantasía (el Puente de Rialto según el proyecto de Palladio). La obra, además, es interesante porque permite imaginar cómo habría sido el barrio de Rialto si se hubiera elegido el proyecto del arquitecto veneciano Andrea Palladio en lugar del de Antonio da Ponte.

Vista panorámica de la plaza de San Marcos, en Venecia. Canaletto.

Vista panorámica de la plaza de San Marcos, en Venecia. Canaletto.

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En 1763, Giovanni Antonio Canal fue nombrado miembro de la Academia Veneciana de Pintura y Escultura, y a partir de este momento se pierde toda información sobre su actividad: es probable que siguiera pintando hasta su muerte, que se produjo el 19 de abril de 1768, a los 70 años, después de padecer una larga enfermedad. El "pintor de Venecia" fue enterrado en la Iglesia de San Lio, en la ciudad que tanto amó.

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