La joven mira a un lado y a otro, asustada mientras el mercader alaba sus virtudes ante los posibles compradores. Es dócil y trabajadora, afirma a gritos ante todo aquel que quiera escucharlo. La muchacha fue capturada en un pueblo sirio tras una escaramuza. Tras ser separada de su familia fue traída como prisionera a Egipto, donde espera para ser vendida. Una mujer llamada Irynofret, esposa de un funcionario de distrito llamado Simut, se encuentra en ese momento en el mercado, adonde ha acudido en busca de una "muchacha para todo", una sirvienta. Le gusta lo que ve y lo que oye y se decide a comprarla. Pagará por ella en especias: unos vestidos de lino, una manta tejida, otros artículos caseros y una colección de vasijas de cobre y bronce.
Esta historia que parece inventada, en realidad no lo es. Ocurrió realmente. Y lo sabemos gracias a un papiro egipcio que ha llegado hasta nosotros, el Papiro Cairo 65739. De hecho, este papiro, que data del reinado de Ramsés II, narra un pleito que tuvo lugar en Tebas a causa de la compra de una esclava siria. Y es que la Irynofret real fue acusada por una vecina suya llamada Bakmut, que alegó que algunos de los objetos con los que la primera había pagado la esclava, llamada Gemni-herimentet, en realidad eran suyos. Así, como compensación, pedía compartir los servicios de la joven.
El buscado servicio doméstico
La presencia de mujeres que se dedicaban al servicio doméstico, fueran libres o esclavas, en casas de familias pudientes (o no tanto) está atestiguada en el antiguo Egipto. Las pinturas de algunas tumbas muestran a mujeres sirviendo la comida y la bebida en un banquete o colocando correctamente el cono de perfume en el cabello de su señora. También en las tumbas han aparecido figurillas funerarias que representan a jóvenes sirvientas que garantizarán a sus amos un buen servicio en el más allá.
Las pinturas de algunas tumbas muestran a mujeres sirviendo la comida y la bebida en un banquete.

Una joven sirve bebida a una dama en un banquete. Reproducción de la pintura de la tumba de Rekhmire. MET, Nueva York.
Una joven sirve bebida a una dama en un banquete. Reproducción de la pintura de la tumba de Rekhmire. MET, Nueva York.
Foto: PD
Pero no solo los ricos podían permitirse contar con los servicios de una criada. También familias no tan pudientes, como la de Irynofret, compraban o contrataban mujeres de servicio a las que se pagaba con comida y bienes de primera necesidad, o, en el caso de las esclavas, se cubrían sus necesidades básicas.

Un grupo de plañideras abre una procesión funeraria en barca. Tumba de Neferhotep. MET, Nueva York.
Un grupo de plañideras abre una procesión funeraria en barca. Tumba de Neferhotep. MET, Nueva York.
Foto: PD
De hecho, trabajar en el servicio doméstico fue uno de los oficios a los que se dedicaron en Egipto muchas mujeres de clase baja para poder contribuir al mantenimiento de sus familias. Aunque no fue este el único trabajo a que pudieron acceder. Las mujeres también podían realizar otro tipo de cometidos de tipo social como asistir a las parturientas o hacer de plañideras en los funerales. Muchas de ellas también trabajaron en los templos, formando parte del clero femenino de menos categoría.
En el campo
Aunque, como la gran mayoría de la población egipcia, muchas mujeres se dedicaron sobre todo a las labores agrícolas. Labraban el campo junto a sus maridos, tal como puede verse en las escenas de las tumbas de muchos ricos propietarios. Se las muestra recogiendo trigo, lino y cargando pesados fardos o cestos sobre sus cabezas.
Los campesinos que tenían la suerte de disponer de algún excedente agrícola podían intentar venderlo en el mercado. Y, al parecer, algunas mujeres así lo hicieron, como muestra por ejemplo la escena de una tumba tebana en la que se representa a una vendedora sentada junto a su puesto, bien surtido y mejor dispuesto para llamar la atención de los posibles clientes.
Si se disponía de excedentes agrícolas a menudo se intentaba venderlos en el mercado.

Mujer que porta un cesto en la cabeza y un pato en una mano. Tumba de Meketre. Dinastía XII. MET, Nueva York.
Mujer que porta un cesto en la cabeza y un pato en una mano. Tumba de Meketre. Dinastía XII. MET, Nueva York.
Foto: PD
Otros ámbitos relacionados con las labores del campo en los que las mujeres también podían ser empleadas fue en los molinos municipales. Un antiguo papiro revela que de una plantilla de 26 molineras, tres podían llegar a acumular 10,5 sacos de cereales que luego se convertían en 7,25 sacos de harina. Un duro trabajo.
Otras formas de ganarse la vida
Por otra parte, tanto la elaboración de perfumes como la industria textil fueron patrimonio casi exclusivamente femenino en el antiguo Egipto. En este último ámbito, algunas de ellas llegaron incluso a ser capataces. En realidad, hubo muchas mujeres que alcanzaron puestos de responsabilidad, sobre todo en oficios donde la mano de obra era eminentemente femenina. Algunos textos mencionan a mujeres que ostentaron cargos tales como "patronas del taller de pelucas" y "responsables de la sala de banquetes".
Muchas mujeres alcanzaron puestos de responsabilidad, sobre todo en oficios donde la mano de obra era eminentemente femenina.

Relieve que muestra a un grupo de mujeres tañendo instrumentos musicales. Reinado de Akhenatón. MET, Nueva York.
Relieve que muestra a un grupo de mujeres tañendo instrumentos musicales. Reinado de Akhenatón. MET, Nueva York.
Foto: PD
Asimismo, había mujeres con talento para la música y el baile que podían ganarse la vida entreteniendo a los ricos durante sus veladas de ocio o, si tenían mucha suerte y maestría, incluso podían hacer carrera en la corte. Actuaciones de este tipo se muestran en decoraciones en las tumbas, donde se ve a jóvenes danzando y tañendo diversos instrumentos musicales.
Sin embargo, algunas mujeres con pocos recursos y faltas de una familia que pudiera ayudarlas se vieron abocadas a la prostitución, en la que tal vez vislumbraron una salida a su precaria situación. De hecho, en Deir el-Medina, el poblado de los constructores de las tumbas reales del Valle de los Reyes, se ha documentado la presencia de estas mujeres, a las que se hace referencia como "las otras".
Una historia incompleta
A todo esto, ¿sabemos cómo termina la historia de Irynofret y su vecina Bakmut? ¿Compartieron finalmente los servicios de la joven esclava siria? El papiro cuenta que Bakmut y su marido presentaron testigos para reforzar su versión de los hechos: un sargento de policía, cuatro amigas de Bakmut, un cuñado de la propia Irynofret y el mismísimo alcalde de Tebas.
En el jucio contra Irynofret, Bakmut y su marido presentaron testigos para reforzar su versión de los hechos.
El juez urgió a la acusada a hacer una declaración formal de inocencia antes de escuchar a los testigos. Debía pronunciar la siguiente fórmula: "Si los testigos declaran contra mí que cierta propiedad de la dama Bakmut de la que hice uso indebido estaba incluida en el pago de la esclava me someteré entonces a cien azotes por haberla engañado". Una pena bastante dura.

Parte superior de la estatua de un visir. Este alto funcionario era el encargado de impartir justicia en Egipto. MET, Nueva York.
Parte superior de la estatua de un visir. Este alto funcionario era el encargado de impartir justicia en Egipto. MET, Nueva York.
Foto: PD
Al parecer, Irynofret hizo lo que el juez le ordenaba y tras ello vino la declaración de los testigos. ¿Y después qué ocurrió? Por desgracia el documento termina aquí, con lo que desconocemos el final de este pleito milenario. Tal vez Irynofret era inocente y salió indemne del juicio, o no y fue castigada y finalmente tuvo que compartir los servicios de la joven esclava siria. Nunca lo sabremos, aunque historias como esta nos ofrecen una espléndida visión de cómo era la vida cotidiana de los egipcios de a pie hace más de tres mil años.