En 1805 Napoleón ideó un audaz plan con el que acabar de una vez por todas con sus eternos enemigos británicos. Como su ejército de tierra era muy superior al inglés, el emperador concentró 60.000 soldados en Boulogne, con quienes cruzaría el estrecho de Dover para conquistar las Islas Británicas.
Para ello necesitaba primero despejar el mar de buques de guerra enemigos, de modo que planeó un ataque conjunto con sus aliados españoles, a fin de caer con todo el peso de ambas flotas sobre la escuadra del almirante inglés Robert Calder, encargada proteger el Canal de la Mancha.
Razzia caribeña
Bonaparte tenía que lidiar además con la flota de Nelson en el Mediterráneo, de modo que decidió agrupar a sus naves en la isla francesa de Martinica en el Caribe, lejos de los británicos. El 30 de marzo el almirante Pierre Villeneuve partía de Tolón, levantando el bloqueo de Cádiz y sumándose los seis buques de guerra del español Federico Gravina.
Al mando ahora de veinte navíos y siete fragatas el almirante puso proa a aguas caribeñas, donde debía reunirse con la escuadra de Honoré Ganteaume, quien desgraciadamente no había podido salir del puerto de Rochefort a causa del bloqueo británico. Por su parte Nelson al fin se había espabilado y, tras descartar unas fantasiosas ideas de que la escuadra combinada se dirigía a Egipto, emprendió la persecución de los aliados con un mes de retraso.

Taking of the rock Le Diamant, near Martinique, 2 June 1805 (by Auguste Etienne Franc¸ois Mayer)
Bombardeo del fuerte Diamante el 2 de Junio de 1805, construido en un islote frente a la Martinica su captura fue la única victoria de la campaña. Óleo de Auguste Étienne François Mayer, 1837, Palacio de Versalles.
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Ya en la Martinica, Villeneuve siguió a medias las instrucciones del emperador de atacar las posesiones británicas. Limitándose a atacar el fuerte británico en la roca Diamante, sin amenazar las colonias de Jamaica y Bahamas. Dado que Ganteaume no aparecía, Villeneuve decidió ir a buscarle en persona, huyendo hacia adelante de la flota de Nelson, que ya se acercaba por el Atlántico.
Así, el 10 de junio la escuadra combinada empezó la larga travesía de regreso a Europa, capturando un convoy de 14 mercantes británicos durante la marcha y alcanzando costas españolas el 21 de julio. Allí los aliados descubrieron que el canal estaba bloqueado por la flota de Clader, de manera que tras recoger hombres y provisiones en Vigo, levaron anclas y se dirigieron al combate.

Rear Admiral Sir Robert Calder, 1745 1818 RMG BHC2593
Retrato de Robert Parker pintado por Lemuel Francis Abbott en 1797, Museos Reales, Greenwich.
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Alertados por sus espías de la llegada del enemigo, los lores del Almirantazgo ordenaron a Calder salir a su encuentro con 15 buques de línea y dos fragatas. El choque entre ambas escuadras se produjo el día 22 frente al cabo Finisterre, en medio de una espesa bruma que limitaba la visión a unos pocos cientos de metros.
Combate en la niebla
La batalla empezó con ambas flotas navegando una hacia la otra. Sin embargo, en vez de cerrar la distancia de inmediato Calder intentó rodear la retaguardia de Villeneuve, una maniobra que fue impedida por Gravina quien, sin órdenes de su superior francés, viró en redondo con la vanguardia simultáneamente.
Con ambas flotas dispuestas en paralelo, el combate empezó a las cinco y cuarto de la tarde. Cada nave tomó como objetivo a la que tenía en frente, de manera que la batalla se convirtió en una sucesión de duelos individuales donde los británicos tenían ventaja, gracias a su superior entrenamiento podía disparar dos y hasta tres cañonazos por cada uno del enemigo.

William Anderson (1757 1837) Admiral Sir Robert Calder's Action off Cape Finisterre, 23 July 1805 BHC0540 Royal Museums Greenwich
Ambas flotas entablan combate en una representación de la batalla pintada por William Anderson. La visibilidad sería mucho más limitada en la batalla real debido a la espesa niebla. Óleo sobre tela, Museos reales, Greenwich.
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En retaguardia, seis naves francesas se quedaron sin combatir por ser la columna aliada más larga que la del enemigo, pero como Villeneuve no les ordenó tomar parte en el combate, se limitaron a seguir la estela de la escuadra combinada.
Donde sí se luchaba era en el centro y la vanguardia, donde los seis buques de Gravina encabezados por el Argonauta de 80 cañones sufrieron un duro castigo. Entre sus oponentes se contaban dos buques de tres puentes y más de 90 cañones: el Barfleur y el Windsor Castle, que con su terrible fuego bañaron las cubiertas españolas de sangre.

Fight Between the Courageux and the Bellona
Los impactos de las balas de hierro que disparaban los cañones contra los costados de las naves creaban una nube de esquirlas que solían ser letales. Combate naval, grabado del siglo XIX.
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Al cabo de tres horas de cañoneo, la superior potencia de fuego británica desarboló completamente al San Rafael y al Firme, destrozando sus aparejos. Sin velas ni mástiles, los dos navíos españoles quedaron a la deriva, siendo arrastrados de manera inexorable por el viento hacia los ingleses. Aunque sus capitanes pidieron auxilio mediante banderas de señales a los franceses, estos pasaron de largo de manera impasible, con lo que ambas naves tuvieron que rendirse tras perder a 233 hombres entre muertos y heridos.

Ferrol, 1805 RCIN 735120
El combate naval del cabo Finisterre, grabado de Robert Dodd publicado en noviembre de 1805. A la derecha de la columna británica, los desarbolados Firme y San Rafael han sido capturados.
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Vistas estas pérdidas, Villeneuve ordenó la retirada hacia La Coruña negándose a continuar con el plan de invasión. Allí recibiría las órdenes de un furioso Napoleón de atacar a Calder de inmediato, pero dada la paliza que había recibido en Finisterre el almirante decidió rehuir el combate y refugiarse en Cádiz. Sin naves con las que cruzar el canal y con un ejército austroruso movilizándose contra él en el Danubio, el emperador levantó el campamento y se dirigió hacia Austria, donde derrotaría a sus enemigos continentales en la batalla de Austerlitz.

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Gravina estuvo al mando de la flota española durante el desastre de Trafalgar y moriría de sus heridas al año siguiente. Retrato al óleo de autor desconocido, Museo Marítimo, Madrid.
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De manera algo injusta el victorioso Calder fue sometido a un consejo de guerra por no haber perseguido al enemigo una vez terminado el combate, y, aunque había salvado a Gran Bretaña de la invasión al rechazar a Villeneuve, fue relevado del mando. Sería Nelson quien daría a su país la victoria definitiva en octubre aplastando a la escuadra combinada en el cabo Trafalgar, una última batalla que le habría de costar la vida.