Àlex Sala
Periodista especializado en Arte e Historia del Arte
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Aunque muriera hace siglos, todos sabemos que Diego Velázquez tenía una mirada profunda, una melena que le caía hasta el cuello y lucía un bigote cuyos extremos apuntaban hacia arriba. La imagen del artista que nos viene a la cabeza la realizó él mismo en 1656 y aparece en su obra más famosa, Las Meninas. La gran mayoría de los más grandes artistas de la historia han sucumbido a la vanidad de pasar a la posteridad en un autorretrato dentro de sus obras.
Muy pocos han resistido la tentación del autorretrato: en un busto que inmortalizara su efigie, pero también escondidos en algún lugar de sus obras más emblemáticas para reafirmar su autoría y su talento. Así lo hicieron, además de Velázquez, Miguel Ángel, Caravaggio o Rembrandt, que aparecen en alguna de las pinturas más reconocibles de la historia del Arte como el Juicio Final o la Ronda de noche. Lo autorretratos escondidos que vamos a descubrir.