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La artista Maximina Espeso (Torrelavega, 1959) se sintió deslumbrada la primera vez que visitó una cueva con pinturas rupestres. Desde entonces sus cuadros representan las manifestaciones artísticas del hombre en sus orígenes. Tras exponer distintas series basadas en algunas de las cuevas más importantes del arte paleolítico europeo -como la de Lascaux-, en esta ocasión la obra presentada en el Museo Romano Oiasso de Irun (Gipuzkoa) se inspira en las cuevas vascas de Ekain (Deba), Altxerri (Aia) y Santimamiñe (Kortezubi). Las tres fueron descubiertas a lo largo del siglo XX y constituyen auténticos santuarios prehistóricos europeos. La exposición Una mirada a los orígenes, arte en las cuevas se puede visitar en el Museo Romano Oiasso hasta el 4 de mayo de 2014.
Caballos, osos y bisontes
Los cuadros, sobre tabla y lienzo, han sido realizados con óxidos de hierro y cobre sobre un mortero de materiales diversos (óxido de zinc, óxido de bario, piedras de mármol o cuarzo, polímeros acrílicos, etc.). De este modo la artista consigue emular a los artistas paleolíticos a través del dibujo y las formas, pero también recreando las superficies rocosas sobre las que se plasma el arte rupestre. Reproduce principalmente el caballo, el animal más representado en la cueva de Ekain, pero también los osos del mismo yacimiento o los bisontes de Altxerri, realizados con la técnica del grabado. Para Espeso, la emoción que le provocan las pinturas paleolíticas está relacionada con la sensación de regreso a nuestros orígenes, que nos vincula de manera biológica a nuestros ancestros
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