Actualizado a
· Lectura:
Situada en la orilla occidental del Nilo, frente a la ciudad de Asuán, en Egipto, Qubbet el-Hawa es una antigua necrópolis que sirvió como lugar de descanso final para altos funcionarios del antiguo Egipto: nobles, sacerdotes y nomarcas (gobernadores provinciales) de los Reinos Antiguo y Medio. En este lugar hace años que excava un equipo arqueológico español que ha llevado a cabo importantes descubrimientos. Entre ellos se encuentra una tumba, identificada con el número 33, que ha sido excavada por arqueólogos de la Universidad de Málaga (UMA) y de la Universidad de Jaén (UJA), que acaban de publicar los resultados de su investigación en Mediterranean Archaeology and Archaeometry.
La tumba fue excavada por primera vez por arqueólogos de la UJA entre los años 2008 y 2018, y desde el año 2019 Lola Joyanes, profesora de Arquitectura de la UMA, ha trazado su su propia línea de investigación sobre la construcción de la sepultura (para ello, la investigadora ha hecho uso del dibujo y la fotogrametría). Los trabajos en la tumba han revelado que es la más antigua de Egipto, descubierta hasta la fecha, que se encuentra orientada a la salida del Sol durante el solsticio de invierno, de tal forma que los rayos solares bañaban con su luz la hornacina destinada a albergar la estatua del propietario, al parece un gobernador de Elefantina llamado Heqaib-ankh que vivió a finales de la dinastía XII (hacia 1830 a.C.).
Vida después de la muerte
Así, según la investigación, el interior de esta tumba albergaba todo el desarrollo del ciclo solar, algo que estaba estrechamente relacionado con la idea que tenían los antiguos egipcios sobre el renacimiento. Para ellos, mientras que el solsticio de invierno significaba la victoria de la luz sobre las tinieblas, el solsticio de verano coincidía generalmente con el inicio de la crecida anual del Nilo, por lo que ambos acontecimientos poseían una importante carga simbólica ligada a la resurrección del difunto.
Mientras que el solsticio de invierno significaba la victoria de la luz sobre las tinieblas, el solsticio de verano coincidía generalmente con el inicio de la crecida anual del Nilo.

Plano de la tumba número 33 de Qubbet el-Hawa donde se muestran la incidencia los rayos del Sol durante el solsticio de invierno.
Plano: Maria Joyanes-Díaz et al./Universidad de Málaga
Los arqueólogos, además, explican en el estudio que, para conseguir tal nivel de exactitud en la orientación, el arquitecto encargado de proyectar la tumba tuvo que utilizar una pértiga de dos codos (alrededor de un metro de largo), una escuadra y unas cuerdas, elementos con los que pudo calcular perfectamente la orientación de la capilla funeraria y la ubicación de la estatua del gobernador. Los investigadores cuentan asimismo que el desconocido arquitecto no solo logró una orientación perfecta, sino que diseñó también el volumen de la tumba con enorme precisión. Esto último ya se dio a conocer en un artículo publicado por la Universidad de Jaén en 2020, en el que se revelaba que el volumen de la estructura funeraria estaba perfectamente calculado para evitar coincidir con alguna tumba anterior.

Interior de la tumba número 33 descubierta en la necrópolis de Qubbet el-Hawa, en Asuán.
Foto: Maria Joyanes-Díaz et al./Universidad de Málaga
La identificación de la época en que fue construida la tumba ha contribuido a que los científicos andaluces hayan podido, gracias a la utilización de un software específico (Dialux Evo), reproducir la posición exacta del Sol con respecto al horizonte durante ese período histórico. "Este estudio demuestra que los egipcios eran capaces de calcular la posición del Sol y la orientación de sus rayos para diseñar sus monumentos. Aunque la tumba número 33 de Qubbet el-Hawa es el ejemplo más antiguo jamás encontrado, ciertamente no es el único", concluyen los arqueólogos.