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Además de como alimento tanto para los vivos como para los difuntos, los animales estuvieron presentes en todos los ámbitos de la vida cotidiana de los antiguos egipcios,sobre todo en el religioso puesto que muchos eran considerados manifestaciones terrenales de las divinidades y como tales se usaron como exvotos u ofrendas. Con tal fin, sobre todo en la Baja Época y durante el período Ptolemaico, se realizaron momificaciones masivas de algunos animales que se enterraban en necrópolis especiales como la de Sharuna, donde en 2014 el equipo arqueológico del museo, liderado por el egiptólogo Luis Manuel Gonzálvez, con la colaboración de la Universidad de Tübingen, encontró una tumba que contenía más de 500 momias de halcones.
Así, la exposición Animales sagrados del antiguo Egipto, que organizó en 2017 el Museo Egipcio de Barcelona, quiso hacer hincapié en el estrecho vínculo que unía a los antiguos habitantes del País del Nilo con el mundo animal que los rodeaba a través de 70 piezas (un 30% de las cuales se mostraron al público por primera vez).
El presidente de la Fundación Arqueólógica Clos, Jordi Clos, y el conservador del museo y comisario de la exposición, Luis Manuel Gonzálvez, comentaron algunas de las piezas más destacadas, como un sarcófago de madera y láminas de oro en forma de ibis, que contenía la momia de una de estas aves; una estatua en piedra del dios halcón Horus; una esfinge del dios Amón, o una colosal cabeza de babuino, símbolo del dios de la sabiduría Thot, que según Jordi Clos debía de haber pertenecido a una estatua de más de dos metros.
Entre las piezas más destacadas se encontraba la máscara funeraria en estuco de un cocodrilo, que aún conservaba las vendas usadas en la momificación del animal en su interior, así como varias momias de animales (entre ellas gatos, ibis, un halcón y una cría de cocodrilo). Como curiosidad, destacar el ataúd de una musaraña, con la representación de este animalillo en su exterior. Jordi Clos también destacó la procedencia novelesca de algunas de las piezas, como una figurita de bronce en forma de escorpión que perteneció a Lord Carnarvon, el mecenas de Howard Carter, o un medallón en forma de escarabajo que Rodolfo Valentino regaló a su esposa.
Un documental presentaba los resultados de los estudios radiológicos y escáneres realizados a las siete momias de animales que el museo conserva en sus fondos. Algunas de ellas presentaban fracturas de huesos, posiblemente causadas durante el proceso de momificación, y en el caso de los ibis (aves consideradas sagradas por los antiguos egipcios) podemos distinguir los restos de caracoles que tal vez fueron su última comida o que se colocaron en su interior como ofrenda.