La localidad murciana de Águilas atesora algunas de las calas más hermosas del Sudeste de la península Ibérica. En torno a las cristalinas aguas de la bahía del Hornillo, situada al este de la población, se concentra además un rico patrimonio presidido por un farallón monumental: la isla del Fraile. La existencia de restos arqueológicos en este lugar era conocida desde el siglo XVIII, pero solo había suscitado algunos intentos de excavación en la década de 1970. Intentos que, sin embargo, no tuvieron continuidad.
Gracias al respaldo institucional del Ayuntamiento de Águilas, hace dos años se inició un nuevo proyecto de investigación interdisciplinar liderado por el profesor Alejandro Quevedo, de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y Juan de Dios Hernández García, director del Museo Arqueológico de Águilas, que ha contado asimismo con el apoyo del auxiliar en Arqueología Ricardo Muñoz Yesares. Ahora, tras meses de trabajo, el proyecto da a conocer sus primeros avances sobre el pasado de la zona.

Estructura de época romana excelentemente conservada.
Foto: Javier Rodríguez Pandozi / IBEAM
Salsa de pescado centenaria
Cuando los trabajos comenzaron, nada hacía presagiar las sorpresas que ocultaban varias toneladas de tierra de la parte baja de la isla. Una de las más impactantes hasta la fecha ha sido el descubrimiento de un almacén romano de hace más de 1.500 años. La habitación, con muros de hasta casi cuatro metros de altura, albergaba un magnífico conjunto de ánforas. De forma excepcional, algunas conservaban en su interior parte del contenido original: garum, la famosa salsa de pescado romana. Desde la arcilla con la que estaban fabricadas hasta las espinas de pescado que contenían, todo ha sido objeto de un riguroso análisis científico. Los pequeños huesos y las escamas están siendo estudiados en colaboración con especialistas franceses en ictiofauna para comprender cómo se elaboraba este popular producto. Un trabajo recientemente publicado en el marco del proyecto ha demostrado que en la Águilas de los siglos IV y V d.C. ya se comercializaban salsas hechas con sardinas, pero también con especies como la chucla, un pescado con escaso valor comercial hoy en día.
Las ánforas descubiertas en el almacén romano conservaban en su interior parte del contenido original: garum, la famosa salsa de pescado romana.

Almacén de ánforas del siglo V d.C. con restos de pescado en su interior.
Foto: Alejandro Quevedo
Por su parte, el estudio de la cerámica ha revelado que una parte de las ánforas procedía de Túnez, la antigua provincia romana del África proconsular, mientras que otras eran de producción local. De hecho, se ha identificado un nuevo tipo, que ha sido bautizado como Fraile 1 en honor al yacimiento donde se halló. Este descubrimiento, junto al de una enorme pileta de salazones de cuatro metros de longitud, confirma que la isla era un importante centro económico vinculado a la explotación de los recursos del mar.
Una necrópolis y un espía
Al ampliar la intervención en un sector adyacente, se documentaron de forma inesperada diversos enterramientos. La posición lateral de los cuerpos, la ausencia de ajuar funerario y su orientación hacia el este, en dirección a La Meca, hicieron pronto sospechar que se trataba de una necrópolis islámica. Por el momento es posible fecharla entre los siglos XII y XIII d.C., un período que apenas cuenta con paralelos en el litoral. El estudio pormenorizado de los restos de estos individuos, actualmente en curso, intentará determinar las enfermedades que padecieron, sus posibles relaciones de parentesco e incluso aspectos sobre su dieta.
El estudio pormenorizado de los restos de los individuos hallados en la necrópolis islámica, actualmente en curso, intentará determinar las enfermedades que padecieron, sus posibles relaciones de parentesco e incluso aspectos sobre su dieta.

Consolidación de un esqueleto de época islámica antes de su extracción
Foto: Alejandro Quevedo

Vista de los sucesivos estratos arqueológicos del yacimiento.
Foto: Alejandro Quevedo
Junto a las evidencias romanas y medievales se alzan algunas construcciones de principios del siglo XX y una cantera de tierra de una tonalidad violeta que recibe el nombre de láguena. Se trata de una arcilla pizarrosa utilizada tradicionalmente para impermeabilizar los tejados de las casas, que en la zona toman el nombre de "terraos". Estas fases contemporáneas forman parte del importante pasado industrial de la isla, y su estudio y puesta en valor suscita el mismo interés que el de las etapas más antiguas, que se remontan hasta los s. II-I a.C. En una de estas casas vivió Hugh Pakenham Borthwick, conocido popularmente como "Don Hugo", un aristócrata escocés que trabajó como agente secreto del gobierno británico durante la Primera Guerra Mundial. Algunas noticias que han llegado hasta nuestros días relatan cómo Pakenham quemaba su correspondencia después de leerla y dormía con un arma bajo la almohada. Desde su posición en la isla espiaba los cargamentos de mineral que se llevaban a cabo en el cercano embarcadero del Hornillo, uno de los mejores ejemplos de arquitectura industrial británica en España y actualmente objeto de una completa restauración.
Bajo las aguas
El estudio del entorno de la isla se ha revelado fundamental para comprender sus diversas fases históricas. En 2021, en colaboración con el Instituto Balear de Estudios en Arqueología Marítima (IBEAM), se ha desarrollado una campaña de prospección subacuática dirigida por Javier Rodríguez Pandozi y Enrique Aragón Núñez, este último de la Universidad de Flinders, en Australia.
En 2021, en colaboración con el Instituto Balear de Estudios en Arqueología Marítima (IBEAM), se ha desarrollado una campaña de prospección subacuática dirigida por Javier Rodríguez Pandozi y Enrique Aragón Núñez.

Prospección subacuática en las aguas de la isla del Fraile.
Foto: Jordi Chías / IBEAM

Un arqueólogo documenta una pieza de bronce de época romana.
Foto: Jordi Chías / IBEAM
Los trabajos, que han contado con la participación del prestigioso fotógrafo submarino Jordi Chías, están permitiendo trazar un mapa de los materiales sumergidos en la bahía del Hornillo con la intención de identificar posibles pecios y zonas utilizadas como fondeadero. Entre los hallazgos más singulares de la campaña cabe destacar el asa de bronce de una jarra romana decorada con un sátiro y un caballo alado, actualmente en proceso de restauración.
Un proyecto internacional
El entusiasmo que despierta este proyecto, pero también el reto que supone a nivel científico, ha hecho que en los últimos años se hayan incorporado al mismo toda una serie de investigadores que están haciendo de Águilas una referencia en el trabajo interdisciplinar en Arqueología. A los arqueólogos forenses Ángel Fuentes y Víctor A. Morcillo, del LafUAM, se han sumado especialistas en Arqueología de la Arquitectura como Francisco Moreno, de la Universidad Complutense de Madrid, en Geoarqueología como Mario Gutiérrez, de la Universidad de Jaén, y en cerámica africana e ictiofauna como Tomoo Mukai y Myriam Sternberg, del Centre Camille Jullian de la Universidad de Aix-Marsella. Junto a estos últimos se desarrollará un proyecto para explorar los vínculos entre la isla y el Norte de África: "CERAFRICS. Consumption and Exchange of Roman African Ceramics in Southeastern Spain", financiado por l’École des Hautes Études Hispaniques et Ibériques (EHEHI - Casa de Velázquez).

Extracción de muestras de tierra para procesarlas en el laboratorio.
Foto: Alejandro Quevedo
El entusiasmo que despierta este proyecto, pero también el reto que supone a nivel científico, ha hecho que en los últimos años se hayan incorporado al mismo toda una serie de investigadores inernacionales.
Al éxito de la excavación han contribuido asimismo los estudiantes de Arqueología procedentes de diez universidades españolas diferentes, las múltiples empresas y fundaciones privadas que han colaborado a su financiación a través de mecenazgos (OSS, Culmárex, Fundación Cajamurcia, Hostel isla del Fraile, Cressi, Muebles Montalbán), y también ha sido fundamental el apoyo logístico de Protección Civil y el respaldo indiscutible del Ayuntamiento de Águilas.

El arqueólogo Juan de Dios Hernández García sostiene una lucerna romana procedente del Norte de África.
Foto: Alejandro Quevedo
La importancia histórica de Águilas
La isla del Fraile es un auténtico icono paisajístico y emocional para los habitantes de Águilas, muy concienciados con la importancia histórica y arqueológica del lugar, y que entienden perfectamente la necesidad de proteger un yacimiento único en el Mediterráneo. Preservar su valor arqueológico, pero también ecológico, con sus fondos de posidonia y las distintas colonias de aves que viven en la zona, es uno de los principales objetivos del proyecto. Ubicado junto al Parque Regional de Cabo Cope, es el único yacimiento arqueológico catalogado como Bien de Interés Cultural a nivel terrestre y subacuático en la Región de Murcia. Su delicado ecosistema, así como la existencia de pozos y estructuras en riesgo de colapso, hacen que, por el momento, el acceso se encuentre restringido exclusivamente al equipo de investigación. No obstante, parte del material recuperado se irá exponiendo paulatinamente en el Museo Arqueológico Municipal de Águilas.
- ¿Te gusta la historia? ¿Eres un amante de la fotografía? ¿Quieres estar al día de los últimos avances científicos? ¿Te encanta viajar? ¡Apúntate gratis a nuestras newsletter National Geographic!