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Paduano de nacimiento, Andrea Palladio supo seducir en el siglo XVI con la simetría de sus diseños. Fue el arquitecto predilecto de las familias adineradas de Venecia, el que mejor interpretaba sobre un plano la elegancia con que deseaban vivir. Las múltiples villas que construyó dan fe de ello y también la expansión de una moda que, siglos más tarde, impregnó los gustos de los Gatsby del otro lado del Atlántico. Hoy su obra forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco.
De todas las mansiones palladianas, la Villa Almerico Capra, más conocida como La Rotonda, se considera la más icónica. Esta villa-templo con cuatro caras iguales fue utilizada por Joseph Losey en su película Don Giovanni (1979). Cerca se halla la Villa Valmarana ai Nani, que aunque no fuera diseñada por Palladio merece una vista por los frescos de los Tiepolo.
Inspirado en la simetría de las casas romanas, Palladio diseñó para el terrateniente Leonardo Emo una casa abierta a la campiña, una bella imagen clásica en el municipio de Fanzolo de Vedelago.
Otra villa relevante en la obra de Palladio es la casa de campo en Maser que le encargaron los hermanos Barbaro, humanistas y políticos venecianos muy influyentes. Palladio aplicó elementos semicirculares inspirados en los templos romanos que había visto en Roma. En la actualidad, la villa está rodeada de campos de vides que producen uno de los vinos más célebres de la Denominación de Origen Montello e Colli Asolani.