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Las ruinas romanas de Tipasa frente al mar Mediterráneo. 

Foto: Istock

Desenterrando el pasado: Episodio 36

El amenazado patrimonio arqueológico de Tipasa, en Argelia

Los territorios que actualmente ocupan de Argelia y España han mantenido relaciones desde hace varios siglos. Un equipo de investigadores españoles y argelinos trabaja en un proyecto arqueológico con el objetivo de definir exactamente cómo fueron estos intercambios comerciales y culturales mediante el estudio de los restos púnicos, bizantinos y sobre todo romanos.

Los territorios que actualmente ocupan de Argelia y España han mantenido relaciones desde hace varios siglos. Un equipo de investigadores españoles y argelinos trabaja en un proyecto arqueológico con el objetivo de definir exactamente cómo fueron estos intercambios comerciales y culturales mediante el estudio de los restos púnicos, bizantinos y sobre todo romanos.

Las ruinas romanas de Tipasa frente al mar Mediterráneo. 

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En este capítulo nos quedamos cerca de casa, a orillas del Mediterráneo. Cruzamos el mar y viajamos a la costa de Argelia…

Nos vamos a la ciudad de Tipasa, al noreste del país, una ciudad declarada Patrimonio Mundial de la humanidad por la Unesco, que alberga uno de los complejos arqueológicos más extraordinarios del Magreb.

Un equipo de investigadores españoles y argelinos trabajan para documentar todo el patrimonio del lugar. Un patrimonio, por cierto amenazado por el salvaje desarrollo urbanístico de la ciudad y por el impacto del cambio climático. La subida del nivel del mar, amenaza con acabar cubriendo las ruinas de la ciudad que se encuentran en la costa.

Descubriremos los vestigios púnicos, bizantinos, pero sobre todo romanos, que alberga el territorio de la antigua ciudad de Tipasa. Conoceremos algunos de los bienes que se intercambiaban con otras urbes del Mediterráneo, cómo no, con España. Y, conoceremos con más detalle cómo se diseña una campaña de campo y cómo se trabaja sobre el terreno.

Bienvenidos a un nuevo capítulo deDesenterrando el pasado”.

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En este capítulo nos bañaremos en el mar Mediterráneo con unas vistas espectaculares a los yacimientos arqueológicos de Tipasa… todo un espectáculo. Y lo haremos de la mano de dos arqueólogos españoles que desde hace años conocen muy bien el país y sus gentes. Pero sobre todo su patrimonio arqueológico..

Os los presentamos. Se trata de Alejandro Quevedo, director del proyecto. Él es profesor de Arqueología en la Universidad Complutense de Madrid. Quevedo es especialista en cerámica romana y en el estudio de las transformaciones urbanas y económicas a partir de la cultura material. Trabaja desde hace años en diversos puntos del Occidente mediterráneo: Italia, España, pero sobre todo en el Norte de África.

Y, el también español Jesús García, miembro del Instituto de Arqueología de Mérida, entidad que forma parte del CSIC. Él es el encargado de definir la metodología de prospección arqueológica. En unos minutos descubriremos cómo lo hace para desarrollar una de estas monumentales campañas, cómo organiza el trabajo de los investigadores o qué herramientas utiliza, veréis que una de ellas está al alcance de cualquiera…

Todo este proyecto, que surge en 2020 y que está financiado por la Fundación Palarq y por el Ministerio de Cultura del gobierno de España, se realiza en colaboración con la Universidad Morsli Abdellah de Tipasa.

El objetivo es claro: se trata de analizar las relaciones entre Argelia y España a partir de las evidencias arqueológicas documentadas en el entorno de la ciudad de Tipasa. Vamos a ponernos en marcha…

Antes: hay un detalle que puede parecer insignificante, pero que en este caso tiene una especial importancia. El lugar de procedencia del director. Alejandro Quevedo es de Cartagena, Murcia, y esto ha marcado su interés por conocer más sobre los vecinos de enfrente.

“Yo soy de Cartagena. O sea siempre me ha llamado mucho la atención sobre todo qué es lo que pasa en la orilla de enfrente. Sobre todo porque desde la Península se ha trabajado mucho cuando hablamos del Magreb con Marruecos y con Túnez, pero no en ese hueco que queda digamos en medio, ¿no?”

Más cerca de lo que nos pensamos

Todo ese hueco es el mar Mediterráneo. La propia historia personal de Quevedo le lleva a querer conocer qué ocurría en la otra orilla hace siglos. El director conoce muy bien Argelia. Ha trabajado allí en distintos proyectos e incluso ha vivido medio año en la ciudad de Argel. Conoce bien sus calles y su paisaje, que se aleja mucho del que tenemos todos en la cabeza cuando nos hablan del norte de África. No nos tenemos que imaginar dunas y camellos, no. Está lleno de verde y de naturaleza.

“Un paisaje que en época antigua tuvo que ser verdaderamente espectacular. Con unos monumentos… En el mausoleo está la tumba que dicen puede ser de la hija de Cleopatra y Juba II? Es algo que uno no se espera en esta zona del mediterráneo occidental, porque directamente no nos viene a la mente, siempre pensamos en Oriente, o en otras regiones del Mediterráneo y lo tenemos en frente, está al lado de la Península, está muy muy cerquita”.

El color que predomina en la costa de Argelia es el verde. Se trata de un paisaje que nos es muy familiar, el paisaje Mediterráneo.

Restos de una de las calles principales de la antigua villa romana en Tipasa. 

Foto: Istock

Tipasa es una ciudad que se encuentra a unos 70 km al oeste de la actual capital Argel y a unos 25 de la que fue la antigua capital en época romana, Cherchell. Hoy en día no es muy grande, cuenta con unos 30.000 habitantes, pero es la capital de la provincia del mismo nombre.

Si vamos un poco atrás en el tiempo…Tipasa se fundó en época púnica, el primer asentamiento data del siglo VI antes de Cristo. Más tarde se anexionó a Roma, en época del emperador Claudio, y recibió el título de municipio e inició un rápido crecimiento. En la ciudad se levantaron destacados edificios públicos y privados: un foro, teatro, anfiteatro, diversos templos, un ninfeo, necrópolis, viviendas… etcétera. Algunos vestigios de estas edificaciones aún se pueden ver paseando por las calles de la ciudad.

Como hemos apuntado al inicio del podcast, Argelia nos suena a país que está muy lejos de España, ¿verdad? Pero en realidad les separan pocos kilómetros. Para que nos hagamos una idea, si tiramos una línea recta desde Tipasa hacia Cartagena, nos sorprenderemos al escuchar que solo hay 300 km de distancia. Incluso, algunos dicen que, en días claros, se llegan a ver las dos costas.

“Dicen que se ve, a ver, yo personalmente nunca la he visto, siempre se dice que los días muy claros uno se sube a algún cerro y puede distinguir la línea del horizonte, ¿no? Lo que es evidente en cualquier caso, es que el sureste estaba abierto totalmente al norte de África. La propia Cartagena es una ciudad totalmente africana en su arqueología desde época púnica. Entonces la relación entre ambas orillas era mucho más intensa, es mucho más sencillo alcanzar Argelia desde Cartagena por ejemplo en barco que alcanzar Albacete o el interior de la Península. Y eso es algo que de alguna manera hemos perdido, que no tenemos claro, esa cercanía que había entre ambas orillas del mediterráneo”.

Además, hay evidencias de que España y el país africano han mantenido relaciones fluidas a lo largo de la antigüedad, a nivel económico y político.

Tipasa fue declarada patrimonio de la Unesco en 1982, pero sólo están protegidas unas 60 hectáreas de la ciudad y el mausoleo Kbor Rumia, unos de los monumentos funerarios más imponentes y mejor conservados del Mediterráneo Occidental. Se cree que aquí han sido enterrados diversos reyes mauritanos, entre los que se encuentran Iuba II y Cleopatra Selene, la que fué la única hija de Cleopatra y Marco Antonio.

Para saber más

Antonio, moribundo. Este óleo de Pompeo Batoni recrea los últimos instantes de Marco Antonio en brazos de su amante Cleopatra. 1760. Museo de Bellas Artes, Brest.

El fin de Cleopatra y Marco Antonio

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Cabe destacar también que la misma UNESCO, en 2002, incluyó los yacimientos de la ciudad en la lista del Patrimonio Mundial en peligro. Vamos a analizar por qué.

Tipasa se está expandiendo enormemente. Está sufriendo un crecimiento urbanístico desmesurado, por lo que, una gran parte de la ciudad no está protegida.

“No hay ningún tipo de control urbanístico. Directamente, al construir la cimentación de las casas modernas se cargan todo lo que encuentran, y claro el objetivo del proyecto era documentar al menos esos restos antes de que desaparezcan totalmente”.

Por lo tanto, hay prisa. Los arqueólogos quieren documentar el máximo de material antes de que este quedé sepultado por la construcción de nuevos edificios. Este es uno de los motivos por los que la ciudad está incluida en la lista de la UNESCO de patrimonio mundial en peligro. Pero hay otro más…

La erosión marina afecta gravemente a las estructuras antiguas en primera línea de costa. Para que os hagáis una idea, un estudio publicado en 2018 por la revista Nature apuntaba que hasta 47 lugares de 14 países declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco están en serio peligro de destrucción por las inundaciones, que provocaría una subida del nivel del mar Mediterráneo, así como por la erosión de la costa. Entre ellos, encontramos la ciudad de Tipasa.

Una curiosa forma de preservación

Volvamos al crecimiento urbanístico. Este es de tal magnitud que hay que buscar enclaves estratégicos para proteger el patrimonio y uno de ellos, bastante curioso, son las rotondas. Nos pone un ejemplo el arqueólogo Jesús Garcia.

“Está justo a la zona noreste de la ciudad, hay una rotonda grande y allí se ven como unos pinos y estos están en el entorno de un yacimiento que seguramente fuese una prensa de aceite, etc. Además me llama la atención porque precisamente en Badajoz se dejaron una pequeña iglesia en una rotonda para poder conservarla, porque el crecimiento de una ciudad a veces es incompatible con preservar muchos restos y hay que buscar soluciones de este estilo”.

Es lógico pensar que si se tiene que dejar una isla, lo más fácil es una rotonda. Jesús también destaca que paseando por la ciudad encuentras restos arqueológicos de gran valor, aunque apenas se vea nada o sean diminutos…

“Al final lo que encontramos son yacimientos totalmente destruidos. Entonces en cuanto ves algo que levanta un par de palmos del suelo incluso cuando tiene un techo, para mí es el equivalente a entrar a la tumba de Tutankamón porque estás realmente viendo un espacio tal y como fue construido y utilizado, es muy bonito. Es como en nuestra cabeza viajamos un poco en el tiempo y no nos hace falta mucha imaginación porque ya lo estamos viendo, así que sí que es realmente especial”.

Ambos arqueólogos coinciden en la necesidad de concienciación de la población. Que los habitantes del lugar sean cuidadosos, pongan como prioridad el patrimonio que tienen y su conservación.

“A veces la gente no entiende el valor o la importancia de los restos que tienen bajo sus pies. En el caso además de Tipasa las construcciones son tan monumentales que a la gente le cuesta entender que ese muro es romano o que ese muro es de época púnica o bizantino. Porque son muros de mejor calidad de los que podemos encontrar en casa del siglo XIX, ¿no? A veces no se percibe siquiera la antigüedad que pueden tener esos restos”.

Ambos arqueólogos coinciden en la necesidad de concienciación de la población. Que los habitantes del lugar sean cuidadosos

Por parte de las instituciones argelinas, sí que hay consciencia de su patrimonio y trabajan para mantenerlo y ponerlo en valor. Alejandro nos habla de cómo es trabajar con los arqueólogos del lugar: fácil.

“A nivel personal trabajar con los colegas argelinos es una delicia, siempre facilísimo. Están siempre abiertos a cualquier novedad, ellos mismo son los que demandan de alguna forma ¿no? Los que piden. De hecho el proyecto está totalmente adaptado a sus necesidades, por ejemplo la formación de sus estudiantes es uno de los requisitos principales, que pudiéramos colaborar españoles y argelinos para ver cómo se trabaja en cada una de las dos orillas del Mediterráneo e intentar pues mejorar la forma que tienen ellos de proceder, de matizar los protocolos arqueológicos y demás. Eso en lo personal y en lo humano. Luego a nivel institucional...

Pues ya veréis que no es tan fácil. La relación con las instituciones requiere mucha paciencia y tiempo. Como ya conocen cómo funciona se lo toman con calma.

“Muchísima, uno sabe que si quiere hacer una visita a un museo el viernes para dibujar un material tiene que ir desde el lunes. Llega el lunes, se toma un té con la directora, con el director, unos pasteles, que tal la familia hablamos del tiempo. Luego volvemos otra vez al día siguiente, seguimos hablando del paisaje de arqueología, de lo mal que está el mundo y es como un ejercicio que tenemos que hacer durante varios días hasta que nos abren las reservas o tenemos acceso al material. Una vez uno se acostumbra pues bueno, es una manera de proceder, pero al principio nos choca un poco, ¿no?, comparado con la mentalidad nuestra europea”.

Así que nuestros investigadores invierten muchas horas en trabajar para mantener y hacer crecer las relaciones con las instituciones del país.

El objeto de estudio de este proyecto hispano argelino abarca del siglo séptimo a.C. hasta el séptimo después. Pero también documentan todos los restos que encuentran. Desde industria lítica de época neolítica, o vajilla otomana, hasta platos del siglo XIX o XX de la ocupación francesa.

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En los yacimientos hasta ahora prospectados, entre los restos arqueológicos hallados, se encuentra principalmente cerámica. Un material muy agradecido en arqueología.

“La cerámica por su propia naturaleza es un material que aguanta muy bien en el registro por eso es un poco el material fetiche de los arqueólogos. Cuando uno lee las fuentes de época antigua, intenta comprender qué es lo que exportó Argelia en época romana, vemos que todo es perecedero o que se conversa muy mal en el registro salvo que sea en condiciones excepcionales, ¿no? Pieles, fieras, o animales para el circo, grano, esclavos, maderas nobles, todo eso se suele desintegrar o digamos que se conserva mucho peor, en el suelo. Sin embargo la cerámica perdura, y eso es lo que nos permite conocer mucho mejor los intercambios, es una doble dirección”.

Las fluidas relaciones con la Península ibérica

Los restos de cerámica demuestran que había un gran intercambio de materiales entre España y Argelia. La Península ibérica tuvo un vínculo fortísimo con Argelia. Encontramos sobre todo ánforas, que son recipientes para envasar alimentos, es un poco el equivalente a nuestras latas de la actualidad.

“Ánforas con vino de la zona de Barcelona, de la zona de Ibiza, salazones de la zona de Málaga, también de mi zona de Cartagena, aceite de la zona de Andalucía. Muchísimos productos que partiendo de la península ibérica eran consumidos en toda esa zona del centro de Argelia entre los siglos I y V d.C.”

El equipo del proyecto ha revisado yacimientos ya explorados anteriormente y, además, ha localizado 15 yacimientos nuevos que hasta ahora no se conocían. De todos ellos, Alejandro nos destaca el descubrimiento de una villa romana con un sistema de cisternas que encontraron casi por casualidad. Unas cisternas que usaban para almacenar agua.

“Estábamos en una zona con unos arbustos bajos que hay, impenetrables, una especie de garriga mediterránea que teje como una malla y uno tiene que avanzar prácticamente a gatas dentro de esa masa vegetal. Ya estábamos en una de estas cuando vimos una estructura semienterrada donde había una grieta, es todo muy de película, y entonces nos metimos por la grieta y cuando ya nos acostumbrábamos a la luz vimos que estábamos dentro de una cisterna romana, que estaba hecha antes de ayer, pero encima esa cisterna conectaba con una segunda, ese segundo con una tercera, o sea todo un complejo subterráneo, inédito, de hace dos mil años. Tenía incluso murciélagos en el techo, algunos salieron volando, parecía de ciencia ficción pero no, es la arqueología en Argelia, tal cual”.

Allí había incluso murciélagos en el techo, algunos salieron volando, parecía de ciencia ficción pero no, es la arqueología en Argelia, tal cual.

Durante toda la campaña, el equipo está protegido por escoltas argelinos. Nos cuentan que es una “cortesía” del gobierno de Argelia. Estos les acompañan 24 horas al día.

“Para ir a comprar el pan vamos con el coche con la sirena, y pasamos por los coches montando una escandalera que para qué. Siempre vamos con escolta, con gendarmes, con sus kalashnikov, y a veces es un tanto ridículo, porque estamos prospectando a lo mejor en el medio de un campo de tomates y nos ven los pastores pasar con una escolta con fusiles y se quedan los pobres a cuadros, ¿no?”

En principio es por su seguridad, aunque los investigadores siempre están muy seguros en este país.

“Claro, si estamos todo el día con ellos, desayunando con ellos, comiendo con ellos, todo el día en el campo con ellos, al final ya hasta saben de cerámica romana, ya nos distinguen las ánforas, la tipología, mira esta viene de la zona de Barcelona, esta viene de Ibiza, tal… Vamos, dos semanas más y acaban con un máster en arqueología los gendarmes”.

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Google Earth, una herramienta clave

Antes ya hemos dicho que Jesús Garcia, uno de los miembros del proyecto a quien ya hemos escuchado, es el responsable de diseñar la campaña de campo del proyecto que, por cierto, suelen hacer una al año.

Os preguntaréis, ¿cómo se prepara una campaña? Sobre todo, ¿qué zonas de todo el territorio seleccionan para poder empezar a trabajar? Se comienza con la ayuda de un mapa, básico. En este se definen las zonas de interés. El equipo selecciona, por ejemplo, zonas de alrededor de la ciudad antigua de Tipasa para prospectar.

“Con la ayuda de estos mapas creamos cartografía, y nos los llevamos al campo y vamos ordenando nuestro trabajo en función de bloques, por así llamarlo. Lo que hacemos es de forma muy sistemática pues vamos haciendo fichas que describen estas unidades, ¿no? por ejemplo la unidad número 100 pues en esta unidad hay un cultivo de maíz, o de trigo, tienen buena visibilidad… vamos haciendo como un diario en fichas de las características de cada una de las unidades. Y una vez estamos en el laboratorio decimos otras! En esta unidad había muy poca visibilidad pero hemos encontrado mucho material pues seguramente si volvemos cuando haya buena visibilidad seguramente encontremos mucho más material porque lo podremos ver mejor. Entonces estas cosas digamos que acompañan un poco nuestro trabajo”.

Se ayudan con mapas físicos, de toda la vida, pero hay una herramienta digital clave en todo este proceso: Google Earth. Lo bueno de esta herramienta es que ofrece fotos de muchísima resolución.

“Si esa foto se realiza en un momento bueno, cuando el trigo está cambiando de color, puede rastrear casi al detalle pues muros, zanjas, etc. Pero claro, que es lo que pasa, que Google Earth, incluye imágenes cuando quiere, de una manera un poco aleatoria, si nosotros encontramos algo, suele ser más una serendipia… Entonces nosotros lo que hacemos es intentar identificar las fotos buenas con Google Earth y luego, si es posible adquirir una foto de satélite, compramos la foto del momento que nosotros creemos que es mejor para ver esas fotos”.

Nos podemos imaginar, bueno y ya os decimos, que Jesús es un adicto a usar Google Earth, seguramente si vamos al historial de su ordenador, esta es la web que más visita.

“Miro Tipasa, el norte de África, la Península Ibérica, Italia, no digo que miro todo el mundo pero, al menos el Mediterráneo lo tengo bien controlado es fantástico, jeje”.

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Vamos a conocer un poco más a estos investigadores con algunas preguntas más personales. Empezamos preguntando…

¿Qué es lo que más te fascina de la evolución humana?

“Una de las cosas que más me fascina es la capacidad de adaptación a entornos distintos… yo por ejemplo que trabajo en cultura material que veo la evolución de la vajilla o de formas de comer, o de gente que emigran desde centro Europa al norte de África pues se adaptan a esa realidad local… Esa capacidad de adaptación es quizá lo que yo más subrayaría”.

“A mí lo que más me fascina es descubrir los paisajes donde esta gente ha vivido, que muchas veces son tan diferentes a lo que nosotros conocemos en nuestra casa. Por ejemplo, ver la costa de Argelia o una isla del Pacífico o el desierto, e imaginar cómo esa gente pudo vivir allí es lo que más me interesa.”

¿En qué momento de la historia, te hubiera gustado vivir?

“Esta pregunta es muy difícil, pero si pudiera viajar en estos momentos me gustaría viajar al siglo V d.C. porque es un siglo de transición del final del imperio romano con un nuevo mundo que se está creando. Me encantaría, eh, poder viajar por el Mediterráneo en el siglo V. En mi Cartagena natal también, para ver cómo era la ciudad, es una época fascinante.”

“Si pudiese volver al pasado, pues volvería a época helenística, a finales del siglo I a.C. no? Estaría por allí la hija de Cleopatra, Juba, la construcción de grandes monumentos de la ciudad… esto sí que me gustaría verlo.”

¿Qué gran descubrimiento arqueológico te hubiera gustado desenterrar?

“Bueno yo trabajo una ciudad romana en la ciudad de Burgos y uno de los elementos que más me ha gustado ha sido descubrir una casa con su patio, un atrio, las columnas, una calle porticada, con métodos geofísicos, es decir, que es un campo donde no se ve nada aparentemente pero debajo con métodos geofísicos sabemos que hay una domus entera esperándonos”.

“En la última campaña que hicimos de trabajo de campo encontramos por ejemplo varias factorías de salazones, y puede parecer una tontería pero para reescribir la historia económica del Mediterráneo en época antigua esto es fundamental. Argelia tiene 1200 km de costa y todavía no entendemos muy bien que exportó esa región. Entonces entender que una de esas cosas fueron salazones y tener esa evidencia de esas piletas que hemos documentado, a mi me parece precioso y tan interesante o más que la tumba de Alejandro Magno, sinceramente”.

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Alejandro y Jesús, junto a todo el equipo de arqueólogos hispano-argelinos seguirán realizando, si todo va bien, mínimo una campaña al año en Tipasa para seguir documentando (con cierta prisa) los yacimientos del territorio y poniendo en valor los vínculos entre España y el país vecino del sur. Continuarán trabajando para comprender mejor la compleja evolución del territorio de esta ciudad africana a lo largo de los milenios. Además de defender la conservación del patrimonio histórico de Argelia.

Porque, como siempre decimos, conocer nuestro pasado es conocernos mejor en el presente.

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