Amelia Earhart ocupa un lugar destacado en la historia de la aviación. La última vez que se tuvieron noticias suyas fue el 2 de julio de 1937, cuando sobrevolaba el océano Pacífico junto a Fred Noonan, en su intento de completar la vuelta al mundo a bordo de su El Lockheed Electra 10E. Ese día, debían aterrzar en la pequeña isla de Howland, a medio camino entre Australia y Hawái, pero nunca llegaron a tomar tierra. Una de las últimas comunicaciones que enviaron al Itasca, su barco de apoyo, decía: "Debemos de estar encima vuestro, pero no podemos veros. Nos queda poca gasolina. No hemos podido localizaros por radio. Estamos volando a 1.000 pies [304 metros] de altura". Poco después los pilotos y su aparato desaparecieron sin dejar rastro.
Después de semanas de una exhaustiva y costosa búsqueda, la Marina de EE. UU. concluyó que ambos aviadores fallecieron después de caer al océano, que habría engullido sus cuerpos y la aeronave en la que volaban. Pero el paradero final de esta pionera de la aviación ha sido siempre un misterio y ha estado rodeado de todo tipo de teorías. Una e ellas afirma que el Electra no se estrelló y se hundió en el mar, sino hizo un aterrizaje forzoso y los dos pilotos vivieron como náufragos hasta que murieron.

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El Electra de Amelia Earhart despega durante el viaje alrededor del mundo en 1937.
Foto: AP
Llamadas de socorro
Así lo sostiene la fundación TIGHAR, dedicada a la arqueología aeronáutica. Según esta hipótesis, la línea de navegación de Earhart y Noonan en su desesperada búsqueda de Howland los habría conducido hasta la cercana isla de Gardner (actualmente Nikumaroro), donde Amelia aterrizó de manera segura.
al constatar que el combustible del depósito de su avión estaba agotándose, Earhart habría aterrizado de manera segura en los arrecifes de la isla de Nikumaroro.
Durante los días posteriores a la desaparición, operadores de radio de la zona afirmaron haber escuchado algunas llamadas de socorro.La gran mayoría fueron descartadas, pero se consideró que algunas podrían provenir de un naufragio. Según esta teoría algunas de estas señales se emitieron en las cercanías de Nikumaroro. Una de las últimas llamadas de socorro creíbles "mencionó el aumento del agua", según estos arqueólogos. Creen que el avión de Earhart habría sido arrastrado hacia el mar, lo que concuerda con una foto del área tomada por una expedición británica tres meses después de la desaparición, que muestra un objeto no identificado en el borde del arrecife de la isla, o de los testimonios de los habitantes de la zona, que hablaron de restos de aviones en ese lugar.

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Mapa de situación de las islas Howland y Nikumaroro, en medio del océano Pacífico.
Foto: Google Earth
El náufrago
Pero la evidencia más concluyente, según ellos, es el esqueleto de un náufrago hallado en Nikumaroro en 1940 junto a aparatos aeronáuticos, restos de una fogata y huesos de animales, descartados en un inicio por ser considerados los de un hombre. Los expertos de TIGHAR consideran que estos restos podrían corresponder a los de una mujer de ascendencia europea con grandes similitudes con las características físicas de Amelia Earhart.
Según el antropólogo forense Richard Jantz, que defiende esta teoría, "si el náufrago era una persona de mediana edad, étnicamente una mujer europea, tenía los antebrazos bastante más largos de lo habitual", una característica física propia de Earhart, que puede comprobarse, sostiene, al examinar fotos históricas de la aviadora.
El esqueleto parcial de un náufrago descubierto en 1940 en la isla de Nikumaroro podría ser el de Amelia Earhart.
Estos indicios antropológicos se suman a otros indicios materiales hallados en la isla: los restos de un zapato similar al que llevaba Earhart cuando desapareció; botones y una cremallera de una chaqueta de aviador; e incluso placas de aluminio de un avión. Los investigadores creen que el avión aterrizó junto a una zona de arrecifes y después desapareció bajo el mar arrastrado por las corrientes y la crecida de la marea.

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Cremallera hallada durante una de las numerosas expediciones de la fundación TIGHAR en la isla Nikumaroro.
Foto: Martha Irvine / AP
TIGHAR ha realizado varias expediciones al lugar en el que supuestamente habría sobrevivido Earhart para recopilar datos que refuercen su hipótesis, cartografiando amplias áreas del arrecife de Nikumaroro hasta una profundidad de 300 metros con un sonar. Nunca han encontrado restos, pero afirman haber descubierto que la pendiente del arrecife era extremadamente empinada. Por debajo, descubrieron un campo de escombros no identificados todavía.
Una celebridad de la aviación
Amelia Earhart vivió su primera experiencia de vuelo el 28 de diciembre de 1920, una ascensión de diez minutos en Long Beach (California) con el piloto Frank Hawks. "Cuando ascendí hasta los sesenta o noventa metros supe que tenía que volar", reconoció posteriormente. Earhart quería volar y aprendió a volar, en contra de los deseos de su familia.
En un mundo tradicionalmente asociado a los hombres, Earhart fue la primera mujer en cruzar el Atlántico, la que voló a más altura y alcanzó mayor velocidad, la primera persona en volar desde California a Hawái o entre Los Ángeles y Ciudad de México, entre otras muchas marcas.
Earhart fue la primera mujer en cruzar el Atlántico, la que voló a más altura y la primera persona en volar de California a Hawái.
La aviadora norteamericana era toda una celebridad cuando sucedió el accidente que provocó su desaparición. Ella y Noonan habían publicitado ampliamente su aventura, que fue presentada como la primera vuelta al mundo protagoniada por una mujer y las más larga hecha hasta entonces por vía aérea. La tragedia se convirtió en una noticia de impacto mundial que todavía hoy es un misterio sin resolver, por muchas hipótesis plausibles que se planteen.

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Amelia Earhart y Fred Noonan frente al Electra con el que iban a dar la vuelta al mundo, en una imagen promocional del viaje.
Foto: AP
Desde hace décadas, la compañía Nauticos, dedicada a la exploración del océano, ha peinado la zona con tecnología de sónar de aguas profundas, sin hallar rastros del avión. Aún así, tanto sus responsables como el Departamento de Aeronáutica del Museo Nacional del Aire y el Espacio de Estados Unidos están convencidos de que el aparato se encuentra a unos 5.500 metros de profundidad en las proximidades de Howland, pero más de 80 años después, la desaparición de la aviadora más grande de todos los tiempos sigue rodeada de misterio.