Artista modernista

Alphonse Mucha, el gran cartelista del modernismo

Al servicio de la diva

Al servicio de la diva

Roger Viollet / Cordon Press

Alphonse Mucha y sus carteles publicitarios se han convertido en un símbolo del modernismo, la corriente de renovación artística que a finales del siglo XIX recorrió Europa al calor de la revolución industrial y de la de bonanza burguesa que vivía el continente. El nuevo estilo, inspirado en la naturaleza, incorporaba novedades tecnológicas como el acero y el cristal y adoptó nombres diferentes en cada país, modernismo en España, art nouveau en Francia o jugendstil en Alemania. 

En los carteles de Mucha se reconocen todos los elementos característicos del movimiento, como la profusión de formas curvas y redondeadas, la asimetría y la predilección por el uso de la figura femenina estilizada en una actitud sensual. Sus diseños fueron apreciados por grandes marcas comerciales y artistas de la época como  Sarah Bernhardt, que lo convirtieron tal vez en el primer publicista de masas de la historia. En la actualidad, su trabajo ha trascendido esa faceta comercial y es admirado como referente de un estilo y un periodo, la Belle Époque, en el que parecía que el progreso y la felicidad no tenían final.

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Al servicio de la estrella

Roger Viollet / Cordon Press

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Suerte y talento

En 1894, poco antes de Navidad entró en la imprenta Lemercier de París la mayor estrella de la escena de la Belle Époque, Sara Bernhardt, que buscaba un artista que diseñara los carteles promocionales de su última obra, Gismonda. Allí se encontraba un joven artista checo que llevaba siete años en la ciudad. Alphonse Mucha se hizo cargo del trabajo y el resultado fue la obra sobre estas líneas, que lo catapultaría inmediatamente a la fama.

Al servicio de la diva

Roger Viollet / Cordon Press

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Al servicio de la diva

El cartel presentaba a la actriz como una diosa, elevada sobre un pedestal. Pronto, el póster se convirtió en una pieza de coleccionista: la gente lo arrancaba de las paredes, e incluso la propia imprenta vendía ejemplares a escondidas, lo que le valió una demanda de la artista. La obra también impresionó a la Divina Sarah, que contrató a Mucha para diseñar los anuncios y el vestuario de sus funciones durante seis años.

El reclamo femenino

World History Archive / Cordon Press

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Símbolos de la Belle Époque

Esa colaboración dio inicio al estilo Mucha. La fama del artista y de Bernhardt no pararon de crecer. En el cartel que Mucha realizó para La dama de las camelias, estrenada en 1896, puede verse a la diva como la protagonista de la obra de Alejandro Dumas, una mujer enferma apoyada en una balaustrada y con cara de cansancio. De su pelo se engancha una camelia, la misma flor que agarra una mano en la parte inferior y que simboliza la muerte, tan presente en esta tragedia.

Símbolos naturales

World History Archive / Cordon Press

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Símbolos naturales

Estos carteles tenían una evidente función publicitaria, pero a pesar de ello, Mucha no dejó de cuidar los detalles y los símbolos. En el caso del póster de La dama de las camelias, las rosas y el corazón envuelto en espinas que decoran el arco que enmarca a la protagonista, simbolizarían el tema de la pieza: el último sacrificio del amor.

Arte comercial

The Granger Collection / Cordon Press

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Arte comercial

Era cuestión de tiempo que las grandes marcas se fijaran en la fulgurante estrella parisina y le encargaran carteles en su característico estilo para publicitar sus productos. Nestlé o Moët Chandon son algunas de ellas. Sobre estas líneas, el cartel publicitario para las cervezas del Meuse, realizado en 1897. La corona que luce la sensual mujer que sostiene una jarra es una alegoría a la cerveza: una corona de amapolas, trigo y lúpulo.

Fumando espero

The Granger Collection / Cordon Press

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Fumando espero

Otro de los placeres burgueses muy en boga en la época era el tabaco. Fumar era un símbolo de estatus y las imágenes de Mucha para la marca de papel de fumar JOB, como la de arriba, contribuyeron sin duda a proyectarlo como un hábito sensual y glamuroso. Este póster estableció la imagen icónica de la "mujer Mucha" de exagerados remolinos de cabello. El efecto bizantino de la decoración en mosaico del borde añade dignidad artística a un cartel comercial.

Símbolo de la Belle Époque

The Granger Collection / Cordon Press

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Símbolo de la Belle Époque

El estilo publicitario de Mucha era tan reconocible que no importaba si en él aparecía el producto anunciado o no, como es el caso de este póster, que muestra una distinguida pareja, sin más. Se trata de galletas. En 1895, Mucha inició su trabajo para la fábrica de galletas Lefevre-Utile, Para ellos diseñó carteles publicitarios, pero también tapas de cajas o envoltorios. En la fotografía sobre estas líneas, Mucha explotaba la imagen de exclusividad de la alta sociedad francesa, la vida soñada en los años finales de la Belle Époque. 

La mujer como objeto y sujeto

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La mujer como objeto y sujeto

Tampoco aparece por ningún lado el objeto de este anuncio de 1897 para la línea férrea entre París y Mónaco-Monte-Carlo: ni el objeto del anuncio, un tren, ni ninguna escena identificable de París, Mónaco o Monte-Carlo. Poco importaba, los anuncios de Mucha eran muy atractivos y sugerentes. La mujer era sin duda la principal protagonista y reclamo de los mismos. En este cartel,  la hermosa mujer de cabello ondulado aparece rodeada de imágenes florales, que, eso sí, sugieren unas vías y las ruedas de un tren girando.

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Bridgeman

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La fotografía

Sin duda, Alphonse Mucha contó con una gran ventaja respecto a los artistas de otras épocas, la invención de la fotografía, a la que el artista también era un gran aficionado. Esto le permitía tomar una imagen de su modelo tal como la imaginaba representada, con todo el atrezzo necesario, y pintar a partir de ella, evitando los inconvenientes de tener a una persona posando durante horas varios días con el cansancio que ello comporta. Arriba, una modelo fotografiada por el propio Mucha en una pose y con una mirada muy del estilo de la obra del artista.  

Las cuatro estaciones

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Las cuatro estaciones

En 1896 realizó la obra Las cuatro estaciones por encargo del mecenas F. Champenois Imprimeur, una de sus obras más emblemáticas y que condensa todas las característica de su estilo. La idea de personificar las estaciones no era nueva. Las ninfas de Mucha capturan el ánimo de cada una: la inocente primavera, el verano sensual, el otoño fructífero y el invierno helado. 

Primavera

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Primavera

La pizpireta primavera rubia luce un vestido blanco translúcido bajo un árbol en flor. Las flores del árbol son las mismas que las de su cabello. La muchacha sostiene una lira hecha con una rama en la que se sientan tres pajaritos.

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verano

El verano es una joven morena y sensual que luce amapolas rojas en el pelo. La mujer se apoya en una vid con los pies mojándose en el agua. Una escena serena y reposada que captura la luz y el cielo azul de los días de verano. 

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Otoño

El otoño es una figura juguetona que recoge su largo cabello castaño rojizo (el color de las hojas caídas) con una corona de crisantemos. Está sentada en medio de plantas otoñales y recoge las uvas de una vid abundante.

Invierno

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Invierno

La mujer que representa el invierno se protege del frío cubriendo totalmente su cuerpo con una túnica verdosa en un paisaje cubierto de nieve. En sus manos sostiene y calienta un pequeño pájaro mientras otros tres lo miran con envidia. Una composición que, igual que las otras tres, recuerda a las xilografías japonesas tradicionales.

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Roger Viollet / Cordon Press

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Reconocimiento artístico

La fama de sus carteles lo llevó al éxito en el mundo del arte y a codearse con los principales pintores parisinos de la época como Deschamps o Toulouse-Lautrec. Fue invitado a mostrar su trabajo en la exposición del Salon des Cent, donde los artistas adscritos al nuevo estilo exponían su trabajo. Su obra viajó a diferentes capitales de Europa y llegó hasta Nueva York, aportándole una reputación internacional. Arriba el cartel que Mucha realizó para el Salon des cent en 1896, con su característico estilo de líneas curvas, tonos claros y contornos fuertes.

Pequeña joya

Patrick Pierrain / Petit Palais / Roger-Viollet / Cordon Press

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Pequeña joya

Pero los intereses artísticos de Mucha no acabaron en la pintura o el diseño. El artista también diseñó joyas. colaboró con el famoso joyero francés Georges Fouquet para diseñar una pulsera en forma de serpiente de oro y esmalte para Sarah Bernhardt. De otra colaboración con el joyero nació esta peineta de inspiración bizantina con cuernos dorados, escama y perlas, realizada hacia 1900.

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Diseño de interiores

Pero la alianza de Mucha con Fouquet fue más allá del diseño de joyas. Cuando el joyero decidió trasladar su boutique a la lujosa Rue Royale, pidió a Mucha que diseñara todos los aspectos de su nueva tienda, incluidos los muebles, la iluminación y las vitrinas. Sobre estas líneas, un dibujo con un boceto del espacio interior de la boutique: una chimenea con estatua, espejo, vitrina y  detalles ornamentales de la pared

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Roger Viollet / Cordon Press

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De la teoría a la práctica

La tienda abrió en 1901 y fue un éxito inmediato. Mucha concibió su interior como un conjunto armonioso inspirado en la naturaleza. Todos los detalles evocan el diseño Art Nouveau, desde las ondulantes formas del techo a las espectaculares aves, como el pavo real detrás del mostrador. En 1941, Fouquet donó todas las piezas del diseño de Mucha al Museo Carnavalet, que en 1989 reconstruyó minuciosamente el espacio en sus instalaciones. La boutique sigue siendo uno de los ejemplos más espectaculares del diseño decorativo.

Vidriera

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Artista todoterreno

Alphonse Mucha fue un artista muy polifacético. Al final de su vida colaboró en la reforma de la Catedral de San Vito de Praga coincidiendo con el milenatrio del patrón checo san Wenceslao en 1929. En 1931 se instaló en el templo esta vidriera en la que se ve a San Wenceslao de niño con su abuela santa Ludmila, rodeados de episodios de la vida de los Santos Cirilo y Metodio, difusores del cristianismo entre los eslavos. Debajo el nombre de la Banca Slavia que financió la vidriera.

Para saber más

Alegoria de la primavera, cuador realizado por Alphonse Mucha en 1896.

Alphonse Mucha, el gran cartelista del "art noveau"

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