
Buzz Aldrin, que pilotó el módulo lunar de la misión Apolo 11, fotografiado durante su paseo sobre la Luna el 20 de julio de 1969.
Foto: WHA / NASA / AGE Fotostock
El arquero representado sobre una roca en lo que hoy es el desierto del Sahara y el astronauta de pie sobre la superficie lunar están separados por quizá siete milenios. En este período de tiempo, el ser humano ha logrado convertir aquel proyectil que lanzaba a decenas de metros de distancia con su arco en una nave espacial capaz de recorrer casi 400.000 kilómetros hasta llegar a la Luna. Es imposible saber qué día alguien logró lanzar una flecha y acertar en el blanco, alumbrando un arma que permitiría a la humanidad asegurarse una pasable provisión de proteínas animales (y también dirimir las diferencias personales a distancia).
Una mirada al pasado
En realidad, estamos a oscuras sobre los hechos de la historia hasta que, hace unos cuatro mil quinientos años, en Mesopotamia se empezaron a poner por escrito las gestas de sus soberanos. La lista de eventos susceptibles de convertirse en fundamentales desde entonces es prácticamente interminable, de manera que hemos acotado un poco más el período en el que centraremos nuestra atención: partiremos de la Antigüedad clásica y nos detendremos a las puertas de la Guerra Fría, lo que supone algo más de dos mil años.
Seleccionar una veintena de fechas significativas para un período de tiempo tan dilatado siempre tendrá un componente de subjetividad. Así, por ejemplo, como un momento decisivo de la Revolución francesa no hemos escogido la toma de la prisión de la Bastilla el 14 de julio de 1789, sino la proclamación de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, cuyo artículo 1 condensó la crítica social y filosófica de la Ilustración en una frase de demoledora eficacia política: «Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derecho», tan importante que reaparece en el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada por la Organización de las Naciones Unidas tres años después de su ancimiento: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos».
La fórmula «seres humanos» extendía tales derechos a las mujeres, algo que sin duda habría llenado de felicidad a Olympe de Gouges, la escritora francesa que en septiembre de 1791 publicó una Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana cuyo primer artículo decía: «La mujer nace libre y permanece igual en derechos al hombre».
¿Cuál será, en fin, el acontecimiento del que habremos sido testigos en nuestras vidas y que se recordará en el futuro como un momento decisivo de la historia?
Este artículo pertenece al número 200 de la revista Historia National Geographic.